El campo de Toledo necesita unos 500 trabajadores parta sacar adelante esta campaña, según aseguró Blanca Corroto, presidenta de Asaja Toledo, quien, junto a varios miembros de la junta directiva de la organización agraria, han hecho un balance del año 2023 para el sector agrícola y ganadero.
Corroto avanzó que Asaja Toledo, para cubrir esta carencia de personal, ante el que sienten «impotencia«, están pensando «salir fuera» en busca de este contingente de trabajadores, o, según explicó la vicepresidenta de la organización agraria, que se pueda hacer como durante la pandemia, que las personas que reciben ahora alguna prestación sean contratadas en el campo y puedan volver a recibir la ayuda por estar en desempleo, algo que, según afirmó, no se puede hacer.
Carencia de personal
Por esta carencia de personal, la actual campaña del olivar «está a medio gas y se va a retrasar». Corroto, para dar garantías a los potenciales nuevos trabajadores, aseguró que «el salario del campo está negociado con CCOO, UGT y USO, se paga el salario del campo», y añadió que donde más necesitan personal es en la vendimia y la recogida de la aceituna
Según Asaja, todos los sectores del campo «lo han pasado mal este año», y «el futuro pasa por una buena gestión del agua, algo que no se hace», subrayó Corroto, «solo limitaciones y prohibiciones».
Creen que hay que invertir en obras y estructuras ya que el «agua es un bien muy valioso, no en vano aporta el 9% del PIB regional». Recordó en este punto que las provincias de Toledo y Ciudad Rea fueron dos de las que menos recibieron lluvias.
Cree Asaja Toledo que hacen falta un plan de regadíos e inversiones hidráulicas.
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Otro factor que según Saja Toledo, ha determinado que sea un año muy malo ha sido el de los elevados costes de producción.
El año en la ganadería
Por su parte, María Tapia, vicepresidenta de Asaja Toledo y responsable de ganadería, hizo un balance del sector ganadero. También habló de un «año muy complicado por la sequía, que afectó sobre todo a la ganadería extensiva», y es que aumentaron los costes de los forrajes. También afectó negativamente la incidencia de enfermedades desconocidas como la viruela ovina y la EHE (enfermedad hemorrágica epizoótica).
A las crisis sanitarias se ha sumado un año sin pastos de primavera debido a la sequía, con el consiguiente incremento del gasto en alimentación.
En el caso de la viruela ovina, tras la ayudas para la reposición de ganado anunciadas por la Junta, Asaja quiere sea tenida en cuenta el lucro cesante por la indemnización.
En cuanto a la EHE, a los ganaderos les preocupan no solo los animales perdidos y los abortos, también la debilidad de las reses tras la enfermedad y las repercusiones en su capacidad reproductiva, que podría afectar a la reposición de ganado.
ASAJA ya ha pedido a la Consejería de Agricultura ayudas directas por pérdidas y afección de animales (se hace en otras comunidades autónomas). Además, trabajan para que estas enfermedades entren dentro de los seguros ganaderos ya que, actualmente, no están cubiertas.
Para Asaja, el horizonte ganadero es «gris oscuro». «Los ganaderos somos una especie en peligro de extinción, pero somos resilientes, dijo, y añadió que Asaja trabaja en un plan estratégico que procura dar valor a la ganadería, «un sector que fija territorio, y cuida el medio ambiente».
Entre las líneas de trabajo de este plan, está la adaptación de la nueva PAC al territorio y que los ganaderos puedan recibir el mayor número posible de ayudas (flexibilizándose las medidas).
Por otro lado, Asaja intenta que haya precios razonables interviniendo en las lonjas (teniendo en cuenta que solo el 30% de los ingresos provienen de las subvenciones).