Un equipo de arqueólogos ha encontrado en una excavación en Toledo una vasija de gran tamaño, completamente conservada y datada a comienzos de la Edad del Bronce, que ha sido hallada de pie y en el mismo lugar en que se colocó casi cuatro mil años atrás para utilizarla como recipiente de almacenamiento.
Los arqueólogos Juan Manuel Rojas y Alejandro Vicente y su equipo encontraron esta vasija, «singular» por sus dimensiones y su estado de conservación, la pasada primavera, durante una excavación realizada en un barrio de Toledo, según ha explicado a Efe Rojas.
La pieza estaba enterrada a poca profundidad, a unos 25 centímetros de la superficie, y se encontraba de pie, llena por tierra que los arqueólogos han guardado para buscar restos de semillas y pólenes. En total, han extraído de su interior unos 60 kilos de tierra que ahora analizarán.
La vasija, de boca ancha, tiene unos 75 centímetros de altura, sus paredes abarcan centímetro y medio de espesor y carece de base, posiblemente para que el agua pudiera filtrarse en la tierra sobre la que apoyaba y no se estropeara el producto almacenado.
No tiene asas, pero cerca del borde se situaron unos apéndices que en este tipo de enseres está relacionado con la sujeción con cuerdas para tapar el contenido.
Uno de los aspectos destacados de este hallazgo, además de su tamaño, es que estaba «estaba enterrada de pie, en el sitio en que la habían colocado para estarla utilizando como recipiente de almacenamiento», subraya Rojas.
Los yacimientos de los comienzos de la Edad del Bronce no son frecuentes en Toledo, una ciudad Patrimonio de la Humanidad en la que para hablar de esta época se suele tomar como referencia el Cerro del Bú, donde, precisamente, el Consorcio de Toledo actuará en breve para acometer un proyecto de recuperación.
En la misma excavación de Toledo los arqueólogos han encontrado otros objetos de menor tamaño -una cazuela, un puchero- que eran utilizados como elementos de cocina en el mismo período, entre 1.800 y 1.700 años antes de Cristo.
La vasija ha sido depositada, para su limpieza y tratamiento, en el Centro de Restauración y Conservación de Castilla-La Mancha y de ahí pasará al Museo de Santa Cruz.
A raíz de este hallazgo, Juan Manuel Rojas explica que cada vez se va sabiendo más sobre la Edad del Bronce, en particular en Oriente Próximo y Europa, y fruto de estos conocimientos se ha avanzado en las relaciones sociales, en las jerarquías que se establecían y en el reparto de trabajos.