miércoles, 27 de noviembre de 2024
Luis Varela, un pedazo de actor 21/09/2014junio 8th, 2017

El fotógrafo toledano Pepe Castro presenta el retrato que le ha hecho a uno de esos actores españoles que llevan toda una vida forjando la memoria al menos gráfica de los que ya tienen unos añitos: Luis Varela. En todo caso, Castro sabe, y es lo que pretende plasmar con su cámara, que este gran actor ya no tiene nada que demostrar porque hace tiempo que hizo los deberes, y muy bien.

«Creo que lo que más me gusta de esto de fotografiar a personas es la oportunidad que tengo de hacerlo con gente con trayectoria; no es por nada, pero me llena hacerlo con personajes a los que recuerdo, como a Luis, muy jovencitos, incluido yo, desde el blanco y negro de los televisores.


Por eso, cuando voy camino de esta cita, voy como un niño con zapatos nuevos.

Le recojo en Madrid, muy cerca de su casa. Hemos quedado en que vamos juntos, a pasar un tiempo comiendo antes de meternos en la faena de las fotos. Esto nos va a ayudar a ambos a conocernos un poco y a crear el ambiente propicio para la sesión fotográfica que vendrá después.

Desde el momento en que que montamos en el coche empiezo a tirarle de la lengua, ya que me interesan mucho los recuerdos y anécdotas que puedan venir de su memoria escénica después de tantos años de profesión. Efectivamente, en absoluto me defrauda, ya que son muchas las historias que vamos hilando, una tras otra, mientras me cuenta cómo ha ido batallando desde sus comienzos. Habla con calma y transmite serenidad, como quien sabe que ya no tiene que demostrar nada, que lo ha hecho con creces. Me encantaría poder plasmar eso en el retrato.

SU HIJO, TODO UN «DJ»

También me habla de su hijo, Cristian Varela. Algo que yo desconocía por completo es que resulta ser uno de los DJ´s mas cotizados del momento. Después de más de dos horas de historias y anécdotas, paso a montar el equipo en un espacio que me prestan con cariño en el mismo restaurante. Luis me acompaña en todo momento y espera pacientemente mientras le utilizo para medir y colocar la luz propicia. No tardo mucho, pero necesito algo de tiempo, hasta que veo lo que me gusta.

Empiezo la sesión disparando muy poco al principio y manteniendo viva la conversación, para poco a poco ir hablando menos y centrándome más en el momento de apretar el disparador. Ahora, sentado, con las piernas cruzadas y apoyado tranquilamente, me mira con una muy leve sonrisa, y creo ver lo que busco, esa mirada serena de aquel que sabe que tiene los deberes bien hechos.

Enfoco y… ClicK!»

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