La segunda fase del Plan de Ayuda Alimentaria puesto en marcha este año por el Gobierno central beneficiará a 95.000 castellanomanchegos con necesidades básicas, entre los que se repartirán casi 1,7 millones de kilos de alimentos a través de una inversión de 1,3 millones de euros.
El delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Jesús Labrador, ha ofrecido estos datos durante su visita al almacén de Cruz Roja Española en Toledo, organización que distribuirá en la provincia más de 300.000 kilos de alimentos que llegarán a unas 18.000 personas y 120 entidades.
En total, 400 voluntarios de Cruz Roja se encargarán de repartir alimentos en Castilla-La Mancha.
Labrador ha agradecido el trabajo de las 720 asociaciones de la región que participan en la distribución de alimentos en la segunda fase de este plan y, en especial, el de los voluntarios que ayudan «en su tiempo libre» y «de forma desinteresada» a los más necesitados.
El delegado ha recordado que el Plan de Ayuda Alimentaria es una iniciativa del Gobierno de España que «sirve para paliar el retraso del fondo europeo de ayuda a los desfavorecidos que no se ha podido realizar este año».
El Gobierno de España ha destinado en las dos fases 40 millones de euros para adquirir 49 millones de kilos de alimentos en toda España, y de esos 40 millones de euros, 2 millones están destinados en 2014 a Castilla-La Mancha.
Entre los alimentos, -que se entregan a las asociaciones o directamente a los domicilios- destacan la leche de continuidad para los niños o «potitos», así como los no perecederos, como lentejas, arroz o galletas con los que se pretende ayudar a las personas que tienen dificultades.
«Todo ello no sería posible sólo con el compromiso económico de los castellanomanchegos, que es importante, sino que lo realmente fundamental son los voluntarios», ha insistido el delegado del Gobierno.
Durante su visita, Labrador ha estado acompañado por el secretario general de Cruz Roja en la provincia de Toledo, José Luis Muñoz.