Cada día que pasa se van conociendo más datos de la historia de las tarjetas negras de Cajamadrid y, por lo tanto, se confirma todavía más que éste es un país de caraduras que para sus cosas se cubrían entre ellos mismos y a los demás que los den. Cantidades de dinero que son auténticas barbaridades para el común de los mortales y que ahora algunos dicen que van a devolver. Así, tan ricamente (porque lo son), no van a tener problemas en restituir a las arcas de la entidad pública (a la que rescatamos con el dinero de nuestros impuestos, no lo olviden, mientras algunos de ellos hacían la compra en el supermercado o se iban a clubes o a dar masajes por aquello de la «representatividad») miles y miles de euros. ¿Pero cuánta pasta maneja esta gente para tener capacidad para devolverlo al día siguiente de que los hayan pillado? Por cierto, más descrédito para los dos grandes partidos como no tomen medidas de urgencia. No prometan, actúen. Echen, sean más creíbles para la sociedad. Mientras, Podemos sigue sacando tajada de tales desaguisados, otro medio millón de votos más para ellos.
El Ébola, ese virus con nombre de río que nos lleva. Por delante como nos descuidemos. Quien sea médico, enfermera, auxiliar sanitario o cualquiera de las categorías que haya en el entramado de la salud han pasado las peores horas de sus vidas ante las informaciones que les llegaban, pero sobre todo por las que no, por la gestión de una ministra que a estas horas lo único que la mantiene en el cargo es que no se va a llevar ella sola la culpa de tal desaguisado. A Ana Mato le pusieron por encima a Soraya Sáenz de Santamaría y mucha gente respiró. Por fin se intentaba atajar la crisis. Otra cosa son las secuelas que deje. Si alguien no vale, a la calle inmediatamente, y la gente lo agradece, pero los políticos siempre piensan lo contrario, que rectificar no es de sabios.
Diego Costa ha metido un gol con la selección española y parece que de nuevo ya estamos en disposición de ganar una Eurocopa primero y después un Mundial. Mientras, Messi será juzgado por supuestamente evadir al fisco como y cuando quiso y lo de los amaños de los partidos a final de temporada para que no baje este equipo o aquél pues parece que es más normal de los que nos creíamos. Nada nuevo en esta España donde el que no corría era porque ya estaba volando a gran altura.
Mientras tanto, la televisión de Castilla-La Mancha sigue a su rollo. Y a los demás pensando que somos imbéciles.