El centro de Madrid vive este miércoles una tractorada de alto voltaje convocada por Unión de Uniones, con una tensión impropia de otras convocatorias del campo en la capital, con 500 tractores y centenares de productores echados a la calle para decir que el campo, a pesar de ser «esencial», está en «fase terminal».
Es justo lo que rezaba una pancarta que han colocado frente al arco principal de la puerta de Alcalá, un monumento sin perímetro de seguridad que ha sido tomado literalmente por muchos de los convocantes que se han dado cita desde primera hora en la plaza de la Independencia.
Hasta allí han ido llegando centenares de productores con banderas de España, Extremadura, Castilla y León, o Euskadi, mientras otros exhibían pancartas relativas a los problemas del campo.
La incertidumbre sobre la evolución de las cinco columnas de tractores ha cundido incluso entre los propios organizadores, que no sabían a ciencia cierta cuántos ni por dónde podrían llegar al final a la capital.
Su coordinador, Luis Cortés, aseguraba ya a primera hora que no se moverían de la puerta de Alcalá mientras no llegasen «todos» los tractores (unos 1.500, según sus cálculos), pero la Delegación del Gobierno solo ha permitido que lleguen 500 al centro de Madrid.
Así, a la espera a pie firme, han estado los agricultores hasta pasado el mediodía cuando los primeros 70 tractores han hecho su llegada a la puerta de Alcalá, procedentes de Cuenca, mientras otra columna se acercaba desde el suroeste y decenas de agricultores encaraban el paseo de las Delicias, hasta llegar frente a la sede del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Momentos de tensión
La manifestación se ha desgajado cuando, pasadas las 13 horas, un grupo de tractores y varias decenas de productores han intentado romper el cordón policial que delimitaba su recorrido establecido y han tratado de ir por el eje Cibeles-Prado, que es el que los convocantes habían propuesto y había sido denegado por Delegación del Gobierno.
Se han vivido momentos de tensión que han llevado a algún enfrentamiento con los agentes, hasta que Luis Cortés, megáfono en mano y con heridas leves en una pierna, ha pedido retomar el orden previsto y reconducir la marcha hacia la calle Alfonso XII para desembocar frente al Ministerio, donde se ha celebrado el acto final.
Más allá de la tensión, impropia de otras manifestaciones del campo realizadas en Madrid, han estado los ciudadanos y allegados a los agricultores que han alzado su voz junto a ellos.
Es el caso del madrileño David Gete que, en declaraciones a EFE, asegura que ha acudido porque «al final el campo es de lo que nos alimentamos» y no se les paga lo que deberían por sus productos.
O Pilar del Río, que no es agricultora, pero tiene un negocio relacionado con el sector primario en Castellar de Santiago (Ciudad Real), y ha participado en la protesta por «solidaridad» y para que les «escuchen» las administraciones porque de ellos «dependemos para comer sano».
La voz de los agricultores
Un apoyo que han agradecido los que sí cultivan la tierra como el alicantino Antonio Sánchez, quien tiene una finca de uva de mesa en Novelda, e insiste en que no quieren que se impida la importación de alimentos desde terceros países, pero sí que se les impongan «aranceles adecuados» a su entrada o que cumplan los mismos requisitos de producción que los europeos.
La agricultora cacereña María Jesús Iglesias tiene una finca de aceitunas en Cerezo y pide soluciones porque vende su producción «sin precio» frente a lo que se importa, que es «más barato porque soportan menos costes de producción».
En muchos «corrillos» los productores discutían sobre sus problemas, hacían críticas a la actual Política Agrícola Común (PAC) -que «no sirve ‘pa ná'», según decía un participante, o se quejaban sobre el exceso de burocracia que soportan.
De hecho, en algunas pancartas los lemas eran «Burocracia y administración arruinan mi explotación» o «Sobran papeles. Faltan soluciones», acompañados por el ruido de tambores, el lanzamiento de petardos o el sonido de bubucelas, e incluso de un jamón, compartido para evitar el hambre durante la jornada.
Sin faltar algún participante disfrazado de cura, el dócil buey que ya es un clásico de estas protestas o los agricultores con su carromato antiguo, como toque pintoresco.
Pintoresco -y de picaresca- el que algunos vendedores ambulantes hayan instalado sus puestos en la puerta de Alcalá para vender bubucelas, banderas de España y otros complementos festivos.
#Madrid | Cargas policiales contra los agricultores y ganaderos en la calle Alcalá en la confluencia con Cibeles
Máxima tensión que ha sorprendido a nuestro compañero de @RadioCLM_es, José Luis Martín, durante su intervención en el boletín informativohttps://t.co/fIYDPFXRaS pic.twitter.com/VwaXviRV1V
— Noticias CMM (@CMM_noticias) February 21, 2024