No le queda otra, ya hubiera querido él, y así debió pensarlo. Una oportuna salida del cerco político de Castilla-La Mancha y un ascenso al plano nacional le habrían resuelto a Emiliano García-Page en un solo acto dos amargas disyuntivas. Una delicada, la insoportable y desastrosa situación que tiene como Alcalde en el Ayuntamiento de Toledo. Y la segunda con dos vertientes, la falta de autoridad como secretario general del PSOE en Castilla-La Mancha, y el riesgo seguro de una pérdida electoral a la autonomía en 2015.
Pero en su quimérica ascensión no tuvo en cuenta que los tiempos, los suyos habían cambiado desde 2011. Su creador político el Sr. Bono, ya estaba amortizado y con él, el control del aparato socialista. Durante los cuatro últimos años el descabezamiento del partido en la región es algo que ya pocos dirigentes provinciales del PSOE ocultan. La traducción más patente ha sido el fraccionamiento electoral de los compromisarios de las diferentes provincias en el último Congreso Nacional, en el que el propio García-Page eligió la divagación y el despiste como lenguaje a la hora de hacer pública su inclinación hacia uno y otro candidato.
Si a todo lo anteriormente referido, le sumamos la segura candidatura de García Page en las próximas elecciones a la Presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, concluiremos que ha habido un fallo en la estrategia del nuevo líder socialista nacional Pedro Sánchez, en su compromiso de renovación generacional y de ideas en los diferentes aparatos regionales.
Un error de cálculo, que le puede costar caro electoralmente al Secretario General del PSOE. A estas alturas, la candidatura de García Page como cabeza de lista en la región, supone un “sapo” en la garganta de Pedro Sánchez y prácticamente, un freno en su compromiso por conseguir un necesario crecimiento en votos en las próximas elecciones autonómicas.
El elector castellano-manchego, pasados tres años, aún no ha perdonado al PSOE en esta tierra. Muy pocos son los que “compran” que la culpa de la situación económica encontrada en 2011, la tiene un partido que no había ostentado jamás el gobierno. Ni la movilización callejera a todo gas, con la educación y la sanidad como bandera, ni la continua acusación a la Presidenta Cospedal, hasta de la gripe del vecino del cuarto, han podido borrar de la mente de la ciudadanía, las tropelías y desmadres cometidos desde el gobierno socialista, con el dinero de los contribuyentes de esta región.
Con esta situación tan poco favorable para García Page, mas aún teniendo en cuenta su decisiva participación en el anterior gobierno socialista en nuestra autonomía, no le ha salido bien la jugada y por tanto, continuar viajando en el coche oficial, por primera vez para él tiene un alto precio, el precio de presentarse para perder en Castilla-La Mancha.
Paradójica cuanto menos, la situación de García-Page en los próximos meses. Ser candidato a la Presidencia de Castilla La Mancha ha sido lo peor que le podría haber ocurrido.
Vamos a tener unos cuantos meses la primicia de ver como hace campaña por nuestra tierra el último vestigio de un gobierno fracasado, testigo vivo de lo que nunca debió ocurrir en Castilla-La Mancha.
Y por eso me permito concluir este artículo con una sugerente frase para el próximo cartel electoral de García Page en 2015:
García Page, “algo para olvidar”.
Valle Arcos Romero. Concejal del Partido Popular, en el Ayuntamiento de Toledo.