Miguel Ángel Cabezas de Herrera, exsíndico de Cuentas de CLM; Leandro Esteban, consejero de Presidencia y Administraciones Públicas; Cospedal y Ramón Álvarez de Miranda, presidente del Tribunal de Cuentas.
El presidente del Tribunal de Cuentas, Ramón Álvarez de Miranda, ha desvelado hoy que los trabajos de fiscalización de las cuentas de Castilla-La Mancha están ya «avanzados» y, al mismo tiempo, ha destacado el crecimiento en la rendición de cuentas por parte de las entidades locales.
Álvarez de Miranda se ha pronunciado así tras reunirse con la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, y con el exsíndico de Cuentas de la comunidad, Miguel Ángel Cabezas de Herrera, en un acto que ha servido para oficializar públicamente el traspaso de competencias entre ambos órganos de control.
El presidente del Tribunal de Cuentas ha garantizado el ejercicio «pleno» de las funciones de fiscalización en la región y ha asegurado que no habrá «déficit ni rémora» de las mismas.
En este sentido, ha destacado el avance en los trabajos de fiscalización de la comunidad autónoma y ha apuntado que, como ha ocurrido en todo el territorio nacional, ha habido un crecimiento de la rendición de cuentas de las entidades locales.
«No va a existir merma de fiscalización en el ejercicio de las funciones porque lo lleve a cabo una institución u otra», ha afirmado Álvarez de Miranda.
COSPEDAL DESTACA EL VALOR DE RENDIR CUENTAS A UN ÓRGANO EXTERNO A CASTILLA-LA MANCHA
Cospedal ha destacado el valor de que las cuentas de la comunidad autónoma sean fiscalizadas por el Tribunal de Cuentas, un órgano externo que va «más allá» del propio órgano territorial, lo que «dice mucho», a su juicio, en favor de la transparencia.
La presidenta regional ha recordado, no obstante, que el traspaso de competencias está vigente desde hace unos meses, cuando el Diario Oficial de Castilla-La Mancha (DOCM) publicó, el pasado 21 de mayo, la ley de supresión de la Sindicatura de Cuentas, aprobada por las Cortes regionales el 24 de abril.
La presidenta regional ha apuntado que tomó esta decisión «en aras a la simplificación administrativa» y para «tener una actuación ejemplar», con la intención de que «la función fiscalizadora de las entidades locales y de Castilla-La Mancha no desapareciera, pero pasara a ser ejercida por el Tribunal de Cuentas».
El traslado de los expedientes y de las funciones de la Sindicatura al Tribunal de Cuentas fue «ejemplar» y contó con «la colaboración» del síndico y su equipo, ha afirmado.
También ha destacado que, «desde el primer momento», el Tribunal de Cuentas «aceptó la nueva misión que tuvo hace muchos años» y «puso toda una serie de facilidades para que esto pudiera tener lugar».
«La fiscalización por parte del Tribunal de Cuentas permite que se siga manteniendo la función fiscalizadora y que la independencia, si cabe, sea todavía mayor», ha aseverado Cospedal.
Con ello, ha asegurado que «el hecho de que el Gobierno se someta a un órgano más allá del propio órgano territorial dice mucho en favor» de «la transparencia, el control y la fiscalización de cuentas que es tan necesario».
Por su parte, el exsíndico de Cuentas ha reconocido que no ha sido «agradable» tener que dejar la Sindicatura después de veinte años al frente de esta institución que, según ha recordado, se creó en el seno de la comunidad autónoma.
Además, ha apuntado que la creación de este organismo se consideró coincidiendo con el traspaso de las competencias de educación y sanidad a la comunidad autónoma, un momento en el que era necesaria «la cercanía» de la entidad fiscalizadora.
No obstante, ha admitido que la situación económica actual es «muy distinta», pues se atraviesa «una profunda crisis económica» que ha llevado a tomar medidas «en aras de la mayor eficacia en la asignación de recursos públicos y a evitar duplicidades, sin que las duplicidades sean absolutamente malas».
Con ello, ha dicho que no ha podido «hacer otra cosa» que aceptar la decisión del Gobierno regional de suprimir la Sindicatura y «la decisión democrática», posterior, de las Cortes regionales.
No obstante, Cabezas de Herrera ha añadido que «lo importante no es quién fiscaliza, sino la función fiscalizadora» y ha dicho que no le cabe «la menor duda» de que con Ramón Álvarez de Miranda, ésta «se va a seguir cumpliendo».
El exsíndico ha finalizado su intervención agradeciendo la colaboración de los gobiernos de Castilla-La Mancha con la Sindicatura y defendiendo que la función de esta institución en la región ha sido «fructífera».
Por su parte, Álvarez de Miranda ha advertido de que «las decisiones de autogobierno corresponden a cada comunidad» y «deben ser respetadas por las instituciones».
El presidente del Tribunal de Cuentas ha recordado el inicio de la colaboración con la Sindicatura de Cuentas de Castilla-La Mancha hace veinte años y ha explicado que los órganos de control «no funcionan de manera diferente» sino que con sus «pequeñas diferencias» se ha logrado crear «un sistema de control integrado».
No obstante, ha asegurado que no habrá «déficit ni rémora» en el control de las cuentas de Castilla-La Mancha y de sus entidades locales porque el Tribunal de Cuentas «garantiza el ejercicio pleno de las funciones de fiscalización».