El librero octogenario que está siendo juzgado por un jurado popular desde el pasado lunes, acusado de un delito de homicidio por el que el fiscal pide una pena de prisión de doce años y seis meses, reconoció en la llamada que hizo a la Policía Nacional la noche del suceso que había disparado contra un hombre que había entrado en su casa de campo.
En la llamada que recibió la sala del 091 de la Comisaría de Ciudad Real, en torno a las 2:38 horas del 1 de agosto de 2021 y que quedó registrada, el acusado relata al agente que vivía en La Atalaya, y que esa noche había tenido un «asalto, unos destrozos y unos disparos».
«He tenido que defenderme»
«Ha habido unos disparos y hay una persona en el suelo», comentó en su llamada a la Policía el procesado, que en el momento de los hechos tenía 77 años. El agente, en su conversación con el librero, le insiste sobre la presencia de una persona en el suelo, y le pregunta si se encuentra herida, a lo que el acusado le responde: «sí claro, herida, porque he tenido que defenderme».
En la conversación que se ha podido escuchar durante la segunda sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Ciudad Real, se oye cómo el policía insiste en preguntarle sobre si ha disparado, y el librero le responde «sí claro, lógicamente«, y cuando el agente le pregunta por qué no ha llamado a la Policía, el anciano le dice: «usted se cree que estando aquí, yo solo, voy a hacer llamadas por ahí».
El acusado, en su conversación con la Policía, relata que el intruso se encontraba en el corral de su casa y que era un varón al que podía haber herido, a lo que añadió que ese hombre «tenía el motosierra en la mano».
Se contradice de su propia declaración
El contenido de esta llamada telefónica se contradice con la declaración del librero el lunes ante el tribunal en la que negó que fuera él quien disparó contra la víctima y aseguró que alguien puso el cadáver en el lugar en el que lo encontró la Policía.
Por su parte, el agente que contestó la llamada ha comentado en el juicio que el encausado aparentemente se mostró en todo momento tranquilo y colaborador y que no parecía nervioso.
Otro policía que entró en un primer momento al corral comprobó que el hombre estaba ya muerto y que junto a su mano se encontraba una motosierra, y también ha declarado que el acusado «estaba tranquilo, lineal, ni agresivo ni violento».
En esta sesión del juicio con jurado se ha llevado a cabo la práctica de la documentación gráfica, la inspección ocular y el reconocimiento judicial.