El Boletín Fitosanitario de Avisos e Informaciones de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha informa en su último número sobre las plagas y enfermedades que pueden dañar a los almendros de la región.
En primer lugar, hace referencia a la avispilla, una de las afecciones más importantes del almendro, declarada como plaga hace unos días por el Gobierno de Castilla-La Mancha.
Castilla-La Mancha declara la existencia de la plaga de la avispilla del almendro
Y es que, en estos momentos, las almendras infestadas el año anterior contienen la avispilla en su interior y presentan un aspecto momificado. Se puede encontrar la avispilla en estado de larva, pupa blanca o pupa negra.
Para el control adecuado de Eurytoma amigdali se hace imprescindible el seguimiento de la salida de los primeros adultos, mediante la instalación de trampas.
Se recomienda que se vigilen las parcelas y se abra una muestra de las almendras que se encuentren momificadas, para constatar la presencia de la avispilla en la parcela, ya que el aspecto de la almendra momificada puede confundirse con la sintomatología causada por otros factores y no tienen nada que ver con la plaga. A su vez, se debe observar si se encuentran agujeros de salida.
Las temperaturas registradas a finales de febrero y principios de marzo, más elevadas de lo que corresponde a estas fechas, han contribuido a un adelanto de la emergencia de adultos dependiendo de las comarcas. Las zonas de mayor riesgo se encuentran en la provincia de Albacete, al sur de la provincia de Cuenca y en algunas zonas al oeste de la provincia de Ciudad Real y cercanas al límite de la provincia de Albacete.
Orugueta
La orugueta es un insecto que pasa el invierno en forma de larva pequeña refugiada en un capullo sedoso bajo la corteza del árbol. Cuando aparecen las hojas se alimenta de ellas empezando por el envés, pudiendo llegar a devorar la hoja completa, respetando únicamente la nervadura central. En caso de ataques fuertes puede producir defoliación del árbol.
En parcelas donde se hayan observado daños en años anteriores, es aconsejable vigilar en primavera pues es cuando la oruga sale de su refugio invernal y es más vulnerable.
En caso de ser necesario tratamiento, debe dirigirse principalmente al envés de las hojas, donde se agrupan las orugas al salir de sus refugios.
Pulgón verde
El pulgón verde se suele situar en el envés de la hoja, donde succiona la savia y provoca un típico enrollamiento de las hojas, lo que le proporciona protección. En caso de fuertes ataques puede llegar a secar brotes y necrosar hojas, provocando defoliaciones.
En el almendro pueden encontrarse también otro tipo de pulgones como el harinoso (Hyalopterus amygdali) y el de la madera (Pterochoroides persicae) que se alimenta directamente de la madera.
Mancha ocre
El período de mayor susceptibilidad de la mancha ocre empieza tras la caída de pétalos. El período de incubación de este hongo es largo, por lo que los síntomas no son patentes hasta semanas después de la infección, dependiendo de la meteorología de la zona.
La sintomatología, una vez infectada la hoja, son manchas amplias de color anaranjado, de formas y tamaños variados, que pueden evolucionar a necrosis de color marrón oscuro en el centro de la lesión según va avanzando la infección.
Las variedades de almendro presentan diferentes grados de susceptibilidad a esta enfermedad, siendo las menos susceptibles: Desmayo; Largueta; Marta; Mardía y Vayro, y las más: Guara; Marcona; Tarraco y Tardona.
Cribado
Las condiciones favorables para el desarrollo de este hongo son primaveras con presencia de lluvias y temperaturas por encima de los 15º.
El cribado ataca a hojas y frutos, especialmente a los tejidos jóvenes. La parte baja del árbol suele ser la más afectada. Las lesiones en hojas son circulares, a menudo rodeadas por un halo verde o amarillento. Su centro se necrosa, toma un color marrón y termina por desprenderse, quedando la hoja perforada por numerosos puntos, lo que le da un aspecto de perdigonada. Las hojas enfermas y caídas en el suelo son inóculo para la campaña siguiente.
Si se dan condiciones para el desarrollo de la enfermedad y fuera necesario su control, se recomiendan tratamientos preventivos hasta finales de mayo.