El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha reclamado este jueves un «auténtico pacto de Estado entre la izquierda y la derecha, entre los partidos constitucionalistas», para evitar que Bildu «entre en negociaciones y menos aún en poder influir».
Así se ha expresado el presidente castellanomanchego en declaraciones a medios tras su reunión este jueves con el comisario de Agricultura europeo, Janusz Wojciechowski, en Bruselas.
Page ha manifestado que Bildu es una fuerza que se encuentra en el Parlamento y por lo tanto «no se trata de una exclusión total». Sin embargo, ha transmitido que le resulta «fundamental» que «nunca sean decisivos», para que «no tenga que pasar toda la sociedad española por los escasos votos, los escasos diputados, de formaciones que realmente lo que nos desean es lo peor a la sociedad española».
«Pueden y deben participar, pero no pueden ser decisivos»
Para el líder regional castellanomanchego, Bildu «tienen que marcar un punto y aparte por completo con la banda terrorista» para «entrar en un terreno de normalización», ya que hasta el momento «está esclavo de la cultura de ETA».
Page ha afirmado que «cosas tan elementales como que Bildu no puede ser decisivo o que Junts no puede ser determinante en la política española no tendrían que estar siendo zarandeadas ni objeto de debate». «Esto tendría que formar parte de los grandes acuerdos de país entre los partidos que defendemos el sistema que tenemos», ha añadido.
«Pueden participar y deben participar en la vida democrática porque la constitución que tenemos es muy abierta y muy incluyente, pero lo que no pueden ser es decisivos», ha planteado el presidente de Castilla-La Mancha sobre las fuerzas independentistas.
Consultado por los medios de comunicación sobre la posición del Partido Socialista de Euskadi, Page ha afirmado tener muy claro que «tienen muy claro que no puede depender el futuro y la gobernabilidad de Bildu».
En cuanto a la posible valoración de la Comisión Europea sobre la Ley de Amnistía, Page ha manifestado su preferencia de que «estas cuestiones que tienen que ver con la Constitución Española no tuvieran que salir de la esfera de la Constitución Española».
«La Constitución es suficientemente potente y las instituciones españolas son suficientemente potentes y sólidas como para no tener que estar utilizando influencias ajenas a la política nacional», ha manifestado.
Por otra parte, ha reiterado su rechazo a la amnistía, afirmando que en 1978 «se decidió, objetivamente, en España, que la amnistía no quedaba dentro de la Constitución».