sábado, 23 de noviembre de 2024
Entrevista Irreverente a Antonio Illán, escritor, maestro jubilado, expolítico… 21/11/2014junio 8th, 2017

Pone el intelecto a funcionar y no para. Y se pone poeta de atar. Tiene 61 años, «soy del 53, año de buen vino, la juventud es un estado del alma, me encuentro bien y estoy en buena disposición mental y físical, tengo buena cara y un pacto con el diablo». Se llama Antonio Illán Illán y es escritor, maestro jubilado hace ná y expolítico…
Nació en Los Navalucillos (Toledo) y le encanta ir a coger setas, sobre todo las tres que conoce bien: las de cardo, el níscalo y la seta de chopo. «No me arriesgo a coger otras. ¡Hombre!, si veo un boletus por la Sierra de San Vicente…».
Sus aficiones básicas son «leer y ser agitador en las redes sociales, que es una cosa muy moderna, ja, ja, ja… Pero que es divertido si lo llevas bien, si no te come el tarro, porque hay mucha gente muy primaria que entra al trapo enseguida y no capta la ironía. También es una forma de conocer elmundo».
Ahhhhhh… Que no se me olvide. Están leyendo la Entrevista Irreverente de encastillalamancha.es.
Antonio Illán fue seminarista, estudió Filosofía, aprobó las oposiciones para maestro en 1978 y pidió la jubilación voluntaria este mismo año. Además, entre clase y clase fue responsable de formación del profesorado cuando no había transferencias educativas, luego trabaó en la Consejería de Educación, de ahí pasó a ser director general de Documentación y Análisis en Presidencia, «donde tenía un equipo de dos personas muy expertas y documentábamos todos los actos de Presidencia. Eso te implicaba hablar con todo el mundo, por eso conozco la administración en detalle por dentro».
Para ese trabajó «busqué a las dos personas mejores que conocía en el entorno, excepcionales. A uno le pondría de alcalde de Toledo, es Jesús Fernández Talavera, tiene el Estado en la cabeza, una capacidad de análisis y de síntesis como no le conozco a nadie, con una precisión racional absoluta…; y el otro es un multicultural que tiene un dominio del concepto cultural de la vida y de las ciudades, de la parte humanística que le vendría a Toledo extraordinario, que es Óscar González Palencia».

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¿Es usted un cuentista?

Cuento cuentos.

¿Eso significa que es un cuentista… O no?, insisto.

Digamos que en el buen sentido de la palabra, sí.

¿Qué se considera: un político, un intelectual o un «cultureta»?

Yo creo que todo político debiera ser un intelectual, para que la política funcione.

Pero eso no sucede…

Ehhhhhh… Bueno, en la tradición griega, sí.

¡Pero ésta es la tradición española!

Ja, ja, ja… Desde ese punto de vista me considero, digamos, una persona con cultura que ha estudiado la tradición y que entiende que las cosas mejoran en la medida que tienes muchas capacidades de análisis para que mejoren.

Oiga, que estuvo a punto de ser cura…

Yo estuve en el seminario. No llegué a pollero, como dicen en mi pueblo… Ja, ja, ja…

¿Pollero?

Ja, ja, ja… Cuando uno llega a algo en mi pueblo dicen: fulano ha llegado a pollero. Entonces estuve siete años en el seminario, en Toledo.

Llegó incluso a conocer al cardenal Tarancón.

Conocí la etapa anterior a Tarancón, conocí a Tarancón y después conocí la llegada de don Marcelo.

Don Marcelo, con el «don» incluido.

Sí. Tarancón era Tarancón y Marcelo era don Marcelo. Bueno, las propias circunstancias lo harían así. El hecho es que los seminaristas, acostumbrados a Tarancón, cuando tuvimos una reunión con don Marcelo en mi curso nos salimos todos menos dos.

¿Por qué?

Pues porque estábamos acostumbrados a una Iglesia abierta, a la que seguramente hubiéramos pasado… Era una Iglesia muy humana la de Tarancón, la de los curas obreros y ese tipo de historias… Pero con don Marcelo fue como una cortina y dijimos que eso no era lo nuestro y nos fuimos.

Y dejó de ser seminarista. Entonces, ¿no es cura gracias a don Marcelo?

Seguramente sí. Sí, sí, sí, sí… No sé lo que hubiese pasado después, pero seguro que si hubiéramos seguido con la estela de Tarancón habríamos pasado más a lo que era estudiar… Yo estudiaba COU cuando llegó don Marcelo.

Tarancón, un señor muy peculiar, ¿no?

Tarancón fumaba Celtas y si tenía que poner el paquete de tabaco encima del altar, pues lo ponía, no había ningún problema. Tarancón era así de espontáneo.

Se lo pasó muy bien en aquella época, ¿no?

Yo le debo muchísimo al seminario, le debo lo que soy porque me enseñó a trabajar duro y… Bueno, ¡me quisieron echar varias veces! Pero no lo hicieron porque era muy buen estudiante.

¡Vamos, cuente!

En una ocasión, por ir al baile. Se enteró el obispo, se llamaba Anastasio Granados, y… Es que siendo seminarista estaba muy mal visto ir al baile en verano en el pueblo. Y otra vez, que no me echaron pero estuvieron a punto, porque me interceptaron una carta, lo amorosa que puede ser a los 15 años, a una estudiante ursulina del colegio que estaba en el Miradero, en Toledo. Los curas del seminario iban a confesar al colegio de las Ursulinas. Y se conoce que abrieron las cartas y… ¡Con lo amoroso que puede ser uno a los 15 años! Me llamó el rector y yo pensé: ¡para qué me llamará a mí el rector del seminario! Y al entrar veo encima de su mesa la carta que yo había escrito en una hoja rosa de un cuaderno cuadriculado. ¡La podía haber cogido verde, pero era rosa! Yo sabía lo que había puesto, que no era ninguna barbaridad, pero cambié de color 15 veces en dos segundos al ver mi carta encima de la mesa. Me libró que me echaran que éste ya era un cura de la Transición, un cura moderno. Se llamaba don Emilio Gil, el hombre ha muerto ya. El padre espiritual siempre me decía que era muy enamoradizo, que tenía exactamente el corazón como una esponja. Ja, ja, ja…

Y la joven a la que iba dirigida la carta…

¡A la joven dejémosla estar, tiene nombre y apellidos! Ja, ja, ja…

Ahora, ¿es creyente, ateo, agnóstico o ninguna de las tres cosas?

Huuummmm… Ehhhhhhhh… Soy más bien agnóstico científico. Creo que la idea de Dios como el pensamiento que se piensa a sí mismo y la fuerza que está por encima de todos nosotros, que nos mueve y es la Providencia que cuida amorosamente de las cosas, especialmente de los hombres, como decía el Catecismo… Pues creo que no. Creo que estamos en un engranaje natural y químico que en último término es que somos química.

¿Va a misa?

Soy respetuoso. Si tengo que ir a misa por alguna circunstancia, voy. E incluso me sé las oraciones y las digo. Es decir, no soy de los que van a una misa y no contesta cuando… Entre otras cosas porque yo me aprendí la misa en latín y, por supuesto, en castellano.

Me cuentan que era el «negro» del expresidente de Castilla-La Mancha José María Barreda. ¡El que le escribía los discursos, vamos!

Bueno, yo he escrito para mucha gente… No es exactamente… Cuando trabajabas en Presidencia, como hice yo, no es que solo escribas los discursos. Nosotros, y digo nosotro porque éramos un equipo, documentábamos todos los actos para que la persona que iba a ir… Una persona no se puede preparar… En cuatro años preparamos unos 1.500 actos. Tienes que darle la información de detalles y, dentro de esos detalles, una propuesta de palabras porque siempre le favorece. Muchas veces tiran de su fondo de armario y en lo institucional los políticos son más respetuosos con las palabras que se les escribe. ¿Por qué razón? ¡Porque no pueden saber de todo! Van a una inauguración, a una exposición, un acto literario… Para no decir tonterías te lo tiene que preparar alguien. Hay mucha gente que precisamente por no tener personas que trabajen para ellos en ese sentido dicen una sarta de tonterías que da hasta vergüenza escucharlas.

¿Por ejemplo?

No quiero poner ahí… Del abanico general se pueden contar con muchos dedos de muchas manos.

¿Bono, Barreda o Page?

Digamos que yo he trabajado directamente con Barreda y tengo una confianza con él. Y con Bono también trabajé en algunas cosas circunstanciales. De estas cosas de escribir… El tipo de relación… Al tener más trato con Barreda pues digamos que me quedo con Barreda, entre otras cosas porque fue el que confió en mí y yo siempre soy leal.

Y el Page político, no hablo de la persona, ¿le gusta o no?

Pues el Page político es la tradición, con todo lo que conlleva las tradiciones de bueno en tanto en cuanto es una cosa asentada que permanece en el tiempo y de malo, entre comillas, porque no favorecen la innovación.

En las Primarias del PSOE, ¿a quién votó: a Pedro Sánchez, a Eduardo Madina o a José Antonio Pérez Tapias?

Avalé a Sotillos, pero no consiguió las firmas suficientes para optar a las Primarias. Por lo que luego voté a Madina. Me parecía el más político de los tres. Como pensamiento argumental del socialismo actual, creo que Pérez Tapias tenía los mejores argumentos, el de más progreso y más avance. El más político me parecía Madina, y Pedro Sánchez me parece mediático, pero no me parecía que tuviera un pensamiento profundo. Entonces yo voté en política más que en otro tipo de historias.

¿Me cuenta algún secreto inconfesable de su época de director general en la Junta?

No, porque si son secretos no los puedo confesar. Digamos que en esa época te llega mucha información que no las puedes tratar ni con tus compañeros porque es muy confidencial, ¿no?

Su candidato del PSOE para ganar en Toledo, ¿quién es?

Es que todavía no hay candidatos en el PSOE.

Bueno, pues se lo voy a preguntar directamente: ¿usted apostaría por Fernando Mora?

Fernando Mora tiene buena cabeza y buena capacidad de gestión. Sabe coordinar equipos y tiene buenas ideas. Entiendo que Fernando Mora tiene también una serie de trabas, ¿no?, en las que le están poniendo. Fernando Mora tendría dificultades, pero cualquier candidato del PSOE va a tener dificultades.

¿Cuáles son las trabas de Mora?

Bueno, ¡no es alto como Pedro Sánchez! En un mundo mediático esas cosas cuentan. Desgraciadamente, pero cuentan. Fernando es una excelente cabeza en un cuerpo chico. Ja, ja, ja… Y esto en política tiene su ¡ay!

Y a Antonio Illán, ¿le gustaría ser alcalde de Toledo?

A mí sí me gustaría ser alcalde de Toledo.

¿Lo va a intentar?

No, no lo voy a intentar porque yo milito en una formación política en la que uno sabe medir sus fuerzas y sabe que por ahí no podría. Pero sí me siento capacitado para esa situación por cultura, por tradición, por pensamiento, por ideas y por modelo de ciudad.

El PP ha hablado durante toda la legislatura, y lo sigue haciendo, de la ya famosa «herencia recibida» del Gobierno de Barreda. ¿Usted se siente culpable de algo de esa «herencia recibida»?

Bueno, hubo errores y aciertos. En lo de la herencia, si… La herencia no era un desastre, se hicieron muchísimas cosas, en un momento deja de haber presupuesto propio y hay dificultades de pago de aquellos elementos que ya estaban en funcionamiento. Se había contratado mucho personal, muchas obras, muchas infraestructuras de mucho tipo… Quizás se fue demasiado generoso en la idea y demasiado poco hábil en el manejo del presupuesto a futuro. Se presentaba en presente, pero creo que no se planificaba en cierto modo con la idea de que siempre íbamos a vivir en Jauja.

Elija un libro. ¡Uno!

«Rayuela». Significa mucho en la concepción universal de los valores literarios y en la manera de narrar. Es que a mí me gusta la multiperspectiva. En vez de contar las cosas unidireccionalmente, yo creo que se ven mejor si se ven… Porque eso me gusta también en política. Cuando las cosas las ve uno solo yo dudo de ellas, prefiero que las vean muchos y que produzca la síntesis. En literatura eso lo lleva a cabo Julio Cortázar en «Rayuela».

¿Tiene un escritor de cabecera?

No, yo tengo muchos. Mis tres padres en la literatura son Larra, Quevedo y Valle Inclán. Larra es muy moderno en el periodismo, cualquiera de sus artículos tendría hoy su punto; Quevedo, que es de derechas, por así decirlo, pero en cambio la lengua de Quevedo, su ironía, la deberíamos utilizar todos; y Valle-Inclán tenía… ¡Bueno, es que Valle Inclán es apasionante! Hoy se forraría porque nada más que tendría que describir la realidad, no tendría que llevar a los personajes al callejón del Gato a que se deformaran, están absolutamente deformados ya. Y de los actuales, me gustan los que escriben sintáctica y lingüísticamente bien. Escribe bien Javier Marías y no escribe bien Arturo Pérez-Reverte. Por poner un ejemplo.

Usted ha sido articulista durante mucho tiempo y político durante otro. La pregunta es: ¿ha ejercido, como político, la censura hacia los periodistas? Y como articulista, ¿fue censurado? ¡O ninguna de las dos!

Tengo algún caso en el que me han corregido algún artículo levemente.

¿Corregir?

Que han quitado alguna frase que no le debió parecer bien al director del medio. Ja, ja, ja… Y yo no he censurado nunca a nadie.

¿No le dijo nada al director de ese medio?

No merecía la pena.

Usted, que ha sido maestro… Entremos en su clase… De los políticos, pasados y presentes, de Castilla-La Mancha… ¿Quién sería?

El empollón: Barreda.

El que siempre suspende: Pues… No lo sé, yo creo que todos tienen… No considero a ninguno que sea tan tonto o tan torpe o tan poco capacitado para siempre suspender.

El tocapelotas: Pues hombre… En su mundo y en su momento podría poner dos. Voy a decir uno de un signo y otro de otro. Creo que las toca como Valderrama a Míchel Carmen Riolobos, pero también las tocaba, no sé si como Valderrama o como Míchel… Josele Caballero. Ja, ja, ja…

¿A quién echaría de su clase?: A los que lleven mucho tiempo. Si el sistema educativo no permite que se repita un curso más allá de dos veces, yo echaría de clase a todos aquellos que repiten más de dos legislaturas en cualquier puesto. Por eso me parece muy bien la idea que han tenido varios, que tuvo Aznar, por ejemplo, en la Presidencia del Gobierno; o que ha tenido Emiliano García-Page cuando dijo que sería ocho años alcalde. Eso es un valor que llevan en su morral ambos.

¿Casaría a dos personas del mismo sexo?

Sí, claro, sí… El amor está por encima de otra serie de cuestiones. El matrimonio, esencialmente, es una cuestión de buenas relaciones, no una cuestión puramente de complementación sexual a contrario.

¿Messi o Cristiano Ronaldo?

Cristiano Ronaldo es más completo. Digamos que me gusta más el fútbol fuerte que el fútbol pijo. Yo jugué en el equipo de la Facultad y era medio de ataque, como Pirri o Zoco, para hacernos una idea. Ja, ja, ja… Jugué en el equipo de Filosofía y llegamos a disputar una final contra Medicina, que perdimos 2-1. Yo metí el gol de Filosofía y, dicho sea de paso, en ese partido corrí más que en mi vida. Porque en aquella época comprábamos las centraminas, que son anfetaminas, para estudiar y estar dos noches en vela. Yo me tomé una centramina antes de aquel partido y corrí como no he corrido en mi vida. Entonces no había concepción de dopaje porque era algo que tomábamos habitualmente, aunque luego las retiraron de las farmacias y tomábamos multivitamínicos, que también te ayudaban.

¿Tiene algún parado en su familia o entre sus amigos? ¿Ha podido hacer algo por ellos?

No, no he podido hacer nada, pero sí hay.

Si fuera juez, policía, banquero, abogado, cerrajero, funcionario de Justicia… ¿Intervendría en un desahucio u objetaría?

Yo aplicaría la ley europea a los desahucios. Creo que hay desahucios que hay que hacerlos porque hay mucho pícaro, pero hay personas que hay que ver lo humano porque hay necesidades básicas que no están cubiertas. Las cosas hay que medirlas, nada es blanco y nada es negro en esta cuestión de los desahucios.

¿Cuál ha sido su mayor locura por amor?

Hombre, locura, locura no, pero me quisieron meter en chirona… En la Plaza de España de Madrid, época de Franco todavía, un gris (policía) por pasarme en gestos amorosos en un banco… Ja, ja, ja…

Ja, ja, ja… ¿Solo besos? ¿O algo más que besos pasó allí?

¡Bueno, las manos también funcionan! Y el gris, por escándalo público, nos quería mandar a… ¡Mire usted! Sería en 1974. Pero al final el hombre se avino a razones.

¡Vamos, que usted se acojonó!

Hombre, en aquella época si te amenazaban con llevarte a la Dirección General de Seguridad y tal… ¡Escándalo público por una cosa tan simple! Ja, ja, ja…

¿Cuántos idiomas habla?

Hablar, hablar… Me entiendo en italiano, chapurreo el francés porque estuve fregando platos dos veranos en Francia, además de aprender las bases de la cocina francesa, soy un cocinillas… No, no soy un cocinillas, soy un estudioso de la gastronomía en la literatura, pero también me gusta llevarlo a la práctica. Dentro de mi biblioteca, el apartado de libros de cocina es casi tan grande como el de los de literatura.

¿Cuántos libros tiene?

Debo tener unos 2.000 o una cosa así.

Si mañana le tocara la lotería…

Viajaría mucho a sitios que no he viajado y a otros que sí. Iría a París de una forma permanente, porque Francia me encanta, desde lo cultural, lo organizativo, la conciencia del mundo que tienen y la gastronomía. Pero antes de ir a ver las piedras a una ciudad voy a comer, y luego veo las piedras.

A comer y a beber un buen vino…

El vino… El vino me gusta, pero solo bebo vino tinto. Me dijo el médico que el blanco mejor no y que el tinto poco. Ja, ja, ja… ¡Es que el hígado hay que cuidarlo!

Si fuera presidente del Gobierno de España, lo primero que haría sería…

Hacer una ley de transparencia real, porque es lo único que va a dar credibilidad al sistema. Que la transparencia no sea retórica, sino real. Hago esto por esto, por esto y por esto, y usted, ciudadano, lo puede ver. Si tú vas a buscar en Castilla-La Mancha, me dicen, por ejemplo, las listas de espera, pues no te salen. El error se perdona, la mentira no se puede perdonar.

¿Existen los extraterrestres?

Pues desde el punto y hora que somos química… Puede existir una química exterior. Yo no he visto ninguno, pero pueden existir.

¿Por cuál de estas situaciones pasaría para ganarse la vida? Uno, hacer un desnudo integral para una revista; dos, posar para el calendario Pirelli en el caso de que hubiera uno para hombres; o tres, atender un teléfono erótico.

Pues haría las tres, pero dudo que la calidad estética de las dos primeras produjeran algún beneficio. La del teléfono erótico sí, porque en la medida que soy cuentista e imaginativo pues creo que sí daría. Sí, sí, sí…

¡Se está emocionando!

Creo que lo sabría hacer bien, sí. Porque manejo las claves para influir sobre el oyente. He estudiado mucho los mecanismos verbales y no verbales de manipulación de los mensajes informativos, llevo 40 años viendo qué mecanismos se utilizan. Por lo que sé cuál es la retórica de la influencia. Entonces, desde ese punto de vista, si tienes experiencia erótica, y la tengo; si tienes experiencia amorosa, y la tengo; si tienes imaginación erótica, y la tengo; y si tienes una buena labia y una buena terminología erótica, que también las tengo, pues creo que sería el ideal. ¡Es más, me ofrezco si alguien quiere contratarme para eso dos horas al día! Tampoco todo el día, ¿eh?

¿Actuaría en una película porno?

Eeeehhhhhh… ¿De dar o de recibir?

De lo que usted quiera.

Es que soy estrecho de esfínteres. Ja, ja, ja… Lo digo por eso. Y de lo otro, pues no sé, no sé… Yo tenía un amigo que decía que se le ponía la cosa, en ciertas ocasiones, como el cerrojo de un penal. No es mi caso, pero… Bueno, se puede intentar. En ese sentido, quiero decir. En el de recibir no, porque no me veo…

¿Monarquía o República?

Yo creo que en el siglo XXI la Jefatura del Estado debiera ser elegida. Los sistemas tradicionales… A veces la tradición también vale, si los Estados están muy asentado. Yo creo que en Inglaterra no se plantearía nunca eso, pero en España ha habido mucha interferencia, la tradición monárquica es una cosa que va a saltos y nunca estuvo tan asentada como parece.

¿Se ha pegado con alguien alguna vez?

Sí. De pequeño. Me acuerdo perfectamente que nos pegábamos alguna vez… Sí, y cuando le tenías debajo siempre le decías: ¿quién puede? De mayor no, porque pegarme no me gusta. Pero no eran peleas odiosas, son amigos además. Eran circunstanciales.

¿Ha recibido propuestas sexuales de una persona de su mismo sexo?

Eeeeehhhh… No, no… Insinuaciones, pero propuestas no.

¿Insinuaciones?

Sí, uno se mueve en la vida, ¿no?

¿Se atreve a decir el lugar más raro donde ha practicado sexo?

¡Hombre, no es muy raro, pero tengo uno…! Debajo de un San Antonio, que por aquello de ser mi santo… Era un cuadro grandísimo de un San Antonio, y el San Antonio aquel me bendijo el polvo. Ja, ja, ja… ¡Tengo la imagen absolutamente…! Había un armario… Eso fue en una casa del Paseo Imperial, en Madrid, una casa viejísima que ya la tiraron, era de alquiler, vivíamos allí dos estudiantes y uno que trabajaba. El que trabajaba era marino, se iba seis meses a la pesca y luego volvía… Del San Antonio me acuerdo perfectamente como si fuera hoy y han pasado ya… Porque yo creo que eso me dejó bendito para toda mi vida. Ja, ja, ja…

Al final hemos terminado la Entrevista Irreverente y no hemos hablado de su libro… Pues, venga, hablemos de sus libros…

Yo he escrito bastante poesía, algo de narrativa, que quiero escribir más, y lo último es un libro de poemas para niños del que estoy muy contento, porque me ha obligado a hacer un esfuerzo mental muy grande. Porque no es escribir un adulto para un niño, sino lo que yo he querido es darme la vuelta a mí mismo y aterrizar, como decía Rilke, en mi patria, la patria del hombre es la infancia. Desde ese punto de vista, escribí más de un centenar de textos y luego hemos seleccionado unos 30 para el libro. Se llama «Hermonías», que está recién presentado.

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