En Castilla-La Mancha no hay situaciones de desnutrición pero empieza a haber casos de malnutrición; miles de niños viven en riesgo de pobreza o de exclusión y ha aumentado la desigualdad entre niños, según alertan las organizaciones que trabajan cada día con la infancia más vulnerable.
En vísperas del Día Mundial de la Infancia, que se conmemora cada 20 de noviembre, Efe ha hablado con el presidente de Unicef en Castilla-La Mancha, José María Calvo, y con los responsables de Cáritas en dos proyectos con menores de las Diócesis de Toledo y de Albacete.
«No tenemos situaciones de desnutrición pero empieza a haber casos de malnutrición, y es preocupante. Castilla-La Mancha no puede consentir que se produzcan situaciones en la infancia que materialmente, económicamente o técnicamente son resolubles», afirma el presidente de Unicef.
En Castilla-La Mancha la tasa de pobreza infantil roza el 30 por ciento (mayor que la media nacional) según datos de Unicef y es mayor aún (33 %) el índice de niños que vive en riesgo de pobreza o exclusión social.
Según el último informe Foessa para Cáritas sobre exclusión y desarrollo social, de hace menos de un mes, la población en riesgo de exclusión ha aumentado durante la crisis y se percibe con más intensidad en las familias.
Y ayer mismo la Fundación Simetrías planteó que la renta mínima sea homogénea en todas las autonomías para evitar que una familia en situación de necesidad perciba una renta mínima de 600 euros en el País Vasco y de solo 420 euros en Castilla-La Mancha.
Ana López, coordinadora de un proyecto de Cáritas en Albacete, y Javier García-Cabañas, secretario general de Cáritas en Toledo, advierten de que no se puede caer en el riesgo de pensar que únicamente son datos. «Los porcentajes no engañan, la realidad es muy dura aunque en una estadística no podamos verla», asegura López.
En Toledo, Cáritas trabaja con casi 300 niños de 6 a 12 años en talleres infantiles abiertos en Toledo (tres), Ocaña, Yepes, Seseña, Illescas, Méntrida, Barcience y Alcaudete de la Jara, además del que habrá en Torrijos.
Los escolares llegan a las parroquias, hacen las tareas del colegio junto a voluntarios que les ayudan, meriendan, siguen con otras actividades lúdicas o de estudio y lectura -según la edad- y se llevan una cena «copiosa» a casa que, en muchos casos, comparten con otros miembros de su familia.
Tienen más de 200 voluntarios para llevar a cabo estos talleres que se iniciaron hace tres años en Yepes y que están dando «muy buenos resultados» con los niños, sobre todo en el ámbito educativo.
El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, está alentando esta iniciativa que quieren poner en marcha más municipios, según García-Cabañas quien añade: «lo dice muy bien el papa Francisco, la sociedad que no cuida de sus pequeños y de sus mayores es una sociedad sin futuro. Con esa perspectiva trabajamos».
En Albacete, Cáritas realiza desde hace varios años un proyecto de orientación, apoyo escolar y ocio saludable para unos 170 niños de 4 a 17 años. Aquí no incluyen alimentación, pero trabajan mucho con los profesores para prestar especial atención a la educación.
Están en los barrios con más porcentaje de familias en exclusión y aunque «cuesta mucho», asegura Ana López, están consiguiendo algunos resultados. «La crisis se ha llevado por delante a familias que antes estaban bien», añade.
Además de estos dos programas, en Talavera de la Reina 35 niños acuden a un taller en el que participan con sus madres, y en Caudete (Albacete) medio centenar de menores acuden a un aula matinal de Cáritas que les garantiza el desayuno y la merienda de media mañana.
El presidente de Unicef en Castilla-La Mancha afirma que en España no haya habido políticas de infancia «eficientes» ni antes de la crisis ni ahora: «no hemos invertido suficientemente en infancia ni cuando éramos ricos ni cuando los medios son más escasos», subraya.
Y añade que la crisis ha impactado «más» en Castilla-La Mancha que en otras regiones, entre otros motivos porque tenía una dependencia mayor del sector que más ha caído, y esto ha ocasionado que aumente no solo el riesgo de pobreza sino las diferencias y desigualdades entre niños.
José María Calvo insiste en la necesidad de priorizar la infancia «porque es un sector de población vulnerable, porque es nuestro futuro, porque no tienen culpa de nada y, en Castilla-La Mancha por más de 400.000 razones», dice aludiendo a los 413.000 menores de 18 años, casi el 20 % de la población.
Recuerda que se cumplen 25 años de la Convención sobre los Derechos del Niño y subraya que algo se ha avanzado, pero la realidad «sigue siendo lacerante para la conciencia humana». Si hace 25 años morían a diario 28.000 menores de cinco años por causas fácilmente evitables hoy la cifra se ha «reducido» a 17.000.