lunes, 25 de noviembre de 2024
Tras la muerte de la duquesa de Alba 20/11/2014junio 8th, 2017

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«Estoy obsesionado con la duquesa de Alba y mi mujer lo sabe, sueño con ella». Nos lo decía el pintor y escultor toledano Alberto Romero, en marzo de este mismo año, en la Entrevista Irreverente de encastillalamancha.es. Fruto de una relación profesional que le llevó a pintar de día y de noche a Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, la más famosa de las duquesas españolas, quien ha fallecido en Sevilla a los 88 años de edad.

Romero es uno de los castellanomanchegos que más la conocía y que cuando este periódico ha hablado con él, esta misma mañana, estaba realmente emocionado y no podía contener las lágrimas. «Estoy muy emocionado, sí. Date cuenta que pude rendirla un homenaje en vida. Tengo grandísimos recuerdos de la duquesa, fueron tres años trabajando diariamente, yo estaba obsesionado con su carácter, con su forma de ser, con su expresión…».

De hecho, Alberto Romero parte para Sevilla porque quiere estar en el entierro de Cayetana. A Cayetana la pintó de la forma más cariñosa que se puede hacer. Una obra, de la que les mostramos algunos ejemplos, que a ella le encantó.

De hecho, el próximo mes de marzo de 2015 la exposición de Romero sobre la duquesa está prevista que se muestre en la Real Academia de Bellas Artes de la capital hispalense. Un lujazo.

«ALLÍ EN EXTREMADURA, CON UNA CERVEZA Y UN PINCHO DE TORTILLA, QUE ES LA BEBIDA Y LA COMIDA PREFERIDAS DE LA DUQUESA DE ALBA…»

A continuación, les recordamos la conversación que sobre la duquesa de Alba tuvo encastillalamancha.es con Alberto Romero en la Entrevista Irreverente.

¡Explíqueme qué tiene usted con la duquesa de Alba!

Pues actualmente estoy obsesionado con la duquesa de Alba y mi mujer lo sabe. Sueño con ella. Conozco paso a paso sus movimientos gracias a los medios y a la gran confianza que tengo con la Casa de Alba y con su secretaria particular, que lleva casi 30 años con ella. Todo empezó con un proyecto artístico que presenté en la Feria de Arte Múltiple Contemporáneo Estampa, en Madrid, y en el Louvre de París, que titulé «Reinas y Princesas españolas desde 1200 hasta 1800», hice una serie de 16 piezas y pensé qué mejor que hacer una obra dedicada a la duquesa de Alba, que nos vive y que tiene 60 títulos nobiliarios y que se codea con cualquier reina o princesa.

Entonces…

Le hice una obra grandísima, de 1.50 por 1.50 metros, la invité a que la viera, me contestó rápidamente disculpándose que no podía verla en la exposición, le mandé fotografías y me dijo que le había encantado. A partir de ahí vino a Toledo, ella es la presidenta de honor de la Asociación de Esclerosis Múltiple, a inaugurar un centro y allí aparecí. No tenía ninguna invitación porque eran todos políticos, médicos y enfermos. Estuve indagando por el piso tutelado a ver si podía pasar o colarme para conocer personalmente a la duquesa.

¿Y al final pudo pasar o se coló?

¡Me colé! Me colé bajo la mano de un político al que conocía y que me preguntó qué hacía allí. Le expliqué la historia y le dije que me apetecía saludarla. Me dijo que me pegara a él y me vi inmerso en un pisito con muy poca gente, estaban la duquesa, don Alfonso Díez, consejeros, alcalde… ¡Y me presenté! Me dijo que me conocía, pero yo lo dudé. En ese momento me dijeron que la habían elegido la icono pop en Extremadura y pintores extremeños la van a hacer una exposición. Por la noche me metí por Internet a ver quién lo organizaba, que era la Diputación de Cáceres, mandé la obra que había hecho, les encantó, me aceptaron, hice dos piezas, fui el único pintor no extremeño que participó en la exposición y cuál fue mi sorpresa que cuando fui a la inauguración vi mis dos cuadros puestos en el photo call… Me encantó.

Y de ahí con una cerveza y un pincho de tortilla…

Efectivamente, allí en Extremadura, con una cerveza y un pincho de tortilla, que es la bebida y la comida preferidas de la duquesa de Alba, me vi inmerso en una conversación personal con ella y con su secretaria particular y les dije que si me aceptarían hacer un anteproyecto expositivo utilizando su imagen y don Alfonso me dijo: «Escultor, tendrás siempre mi apoyo». Pero allí nos despedimos y me marché a Toledo y pensé cómo podía retomar la conversación con ellos. Me dirigí a la secretaria particular y a partir de ahí hice 20 piezas de pequeño formato, la duquesa me recibió personalmente en la biblioteca del Palacio de Liria, en Madrid, le encantaron, me dieron el permiso legal para utilización de imagen, lo que me llena de gran satisfacción porque nunca en la historia de la Casa de Alba han concedido a nadie un permiso para que alguien pudiera utilizar la imagen y que la exposición estuviera abierta al público.

Usted siempre ha dicho que lo que más le atrajo de la duquesa fue su mirada.

Sí, claro, sus ojos son muy impactantes. Dentro de la sencillez, de la naturalidad y de la simpatía que ella tiene, posee una mirada muy profunda. En principio parece que te está perdonando la vida, que te está marcando, pero no es así, luego es una mujer supersimpática, supercariñosa, superafable que le encanta que la gente se acerque, rompe todo tipo de protocolos…

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