El azafrán es uno de los cultivos centenarios de La Mancha cuya calidad está avalada y protegida por la Denominación de Origen Azafrán de La Mancha.
Para ser azafrán de La Mancha hay que cumplir cuatro requisitos. En primer lugar, tener su origen en España, en concreto en determinados municipios de las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo. En segundo lugar, «tener exclusivamente aspecto en forma de hebras». Además, deberá comercializarse siempre envasado y en cantidades que no superen los 100 gramos y, finalmente, debe ser producido como máximo en el año anterior al de su envasado.
Desde la Denominación de Origen Protegida Azafrán de La Mancha se destaca que existen registros documentales con inventarios de dicho cultivo desde 1720. De hecho, se han señalado como zonas con una tradición centenaria de producción, los términos municipales de Pedro Muñoz, Campo de Criptana, Manzanares, Lillo, Madridejos, Villacañas, Villanueva de Alcardete, Cabezamesada y Motilla del Palancar.
La zona de producción de la denominación de origen, según el pliego de condiciones, se concentra en el corazón de Castilla-La Mancha. En cuanto a sus registros, se hayan inscritos 500 titulares que realizan las labores de producción, mondado y tostado; y siete empresas que lo envasan y comercializan. En 2013, la superficie incluida en la Denominación fue de unas 100 hectáreas con una producción aproximada de 500 kilogramos.
En la actualidad, este cultivo es una alternativa para muchos desempleados castellanomanchegos. Así, por ejemplo, en la localidad toledana de Villacañas, donde se fabricaban el 70 por 100 de las puertas de España (sector tocado por la crisis económica), han creado una cooperativa agrícola para dedicarse al azafrán.