Castilla-La Mancha es la comunidad donde más ha descendido el número de trabajadores extranjeros desde 2010, un 39 por ciento, según el análisis realizado por Randstad, a partir de los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
Entre 2010 y 2014, el descenso de trabajadores extranjeros es común para las 17 comunidades autónomas, aunque Castilla-La Mancha es la más afectada, con un 39 %, por delante de Extremadura (30 %) y La Rioja (28 %), mientras que Canarias (5 %), País Vasco (10,7 %) y Baleares (11,2 %) son las que presentan un menor descenso.
En concreto, la cifra de profesionales se sitúa en 47.798, y por provincias Ciudad Real es donde más se ha reducido la presencia de extranjeros, un -49 %, con 8.298 en la actualidad, seguida por Albacete (-43 %), con 7.607, y Cuenca (-42%), con 6.999.
En términos absolutos, Castilla-La Mancha es la tercera región que más puestos de trabajo de profesionales extranjeros ha perdido, sólo por detrás de Madrid y Cataluña, y que oscilan entre los 30.700 y los 67.800 empleados.
Respecto a 2013, el estudio de Randstad concluye que el mayor descenso se ha producido en Extremadura, donde el mercado laboral ha pasado de 15.000 puestos de trabajadores extranjeros a 11.400.
En el caso de Castilla-La Mancha, la cifra ha disminuido un 0,3 %, con 121 trabajadores extranjeros menos, en la media nacional, que se ha situado en el 0,4 % de descenso, mientras que el mayor repunte lo han experimentado las comunidades de Andalucía (3,8 %), Baleares (2,4 %), Comunidad Valenciana (2 %) y Canarias (1,2 %).
A nivel nacional, el mercado laboral cuenta en la actualidad con más de 1,5 millones de profesionales extranjeros ocupados, mientras que en 2010 disponía de más de 1,8 millones.
Por sectores, los más afectados por la pérdida de extranjeros han sido la construcción (50 %) y la agricultura (36 %).
En cuanto a nacionalidades, los de origen asiáticos han sido los únicos que han aumentado su presencia desde 2010, hasta los 173.518 profesionales, un 13 % más, mientras que el descenso más importante ha sido en los trabajadores americanos, con un 36 %, seguido de los de África (13 %), Europa (7 %) y Oceanía (2 %).