Casi 300 niños y adolescentes, en su mayoría gitanos y rumanos, malviven con sus familias en chabolas y rodeados de basura, ratas, alguna serpiente y mucha violencia. Sus casas no tienen retrete y el agua deben llevarla en garrafas desde la única fuente que existe en el poblado para las 435 personas que lo integran.
Para ver ese foco de miseria no hay que viajar a Etiopía, Nigeria o a cualquiera de los países más pobres de África. No. Basta con acercarse al poblado chabolista de El Gallinero, situado en la Villa de Vallecas, a tan sólo 12 kilómetros de la madrileña Puerta del Sol, el corazón de España.
UN INFORME DE SAVE THE CHILDREN
No es el único foco de miseria de España, porque en otras grandes ciudades queda algún núcleo de chabolas que ni los gobiernos ni la sociedad hemos sido capaces de erradicar. Pero El Gallinero ha sido noticia de actualidad ahora porque, con motivo de conmemorarse el 10 de diciembre el Día Internacional de los Derechos Humanos, la organización no gubernamental Save The Children y la Universidad Pontificia de Comillas han presentado un informe sobre este poblado que debería revolver las tripas y las conciencias.
Son los propios niños del poblado los que, en ese informe, han descrito y han dibujado su situación. Cuentan, por ejemplo, que juegan en una carretera por la que viajan a toda velocidad los drogadictos que van a otro barrio para aprovisionarse de mercancía, y ya ha habido algún atropello; que han visto peleas con navajas entre los adultos del asentamiento; que la Policía los desaloja y derriba sus chabolas con frecuencia, y vuelven a construirlas; que desde las parroquias del barrio más cercano les reparten comida dos veces a la semana…
MÁS QUE POBREZA, MISERIA
En El Gallinero no viven en el umbral de la pobreza, como denuncian Cáritas y otras organizaciones respecto de una parte significativa de la población. Allí han traspasado con creces ese límite y malviven en condiciones miserables, según este informe. Allí nadie trabaja y el poco dinero que consiguen proviene de la mendicidad o de la chatarra que recogen.
Shave the Childen lamenta que las autoridades madrileñas, que conocen el problema, en vez de buscar alguna solución se limiten a ordenar cada cierto tiempo el desalojo y derrumbe de las infraviviendas ilegales. Recordemos el artículo 47 de la Constitución: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada».
No se puede negar que estas situaciones no son fáciles de resolver. Pero las autoridades, sean de donde fueren y de un partido político u otro, están obligadas a buscar una solución a estos problemas. Esos menores no tienen la culpa de lo que les sucede y no pueden ser condenados a seguir viviendo en esas condiciones y con la única esperanza de aprender a robar…
UNA SITUACIÓN VERGONZOSA
Mientras esa vergonzosa situación permanece ahí, casi a nuestro lado, nosotros seguimos hablando de los deseos independentistas de Artur Mas y el callejón sin salida en que ha metido a todos habitantes de Cataluña; del portal de la transparencia que acaba de poner en marcha el Gobierno, un primer paso pero aún con dificultades y muchas carencias que deja mucho que desear; de si el juez José Castro va a sentar en el banquillo a la infanta Cristina o, como pide el fiscal, se va a librar de ser juzgado pagando 600.000 euros; de lo que ha bajado la prima de riesgo, ya casi familiar para todos…
Todos estos asuntos son muy importantes y es obligado hablar de ellos. Situaciones como la de El Gallinero y otros poblados chabolistas, también. La diferencia es que de los primeros hablamos a diario y los segundos sólo salen en los medios de comunicación cuando alguna ONG difunde un informe como el de Save the Children ¿Cambiaremos?
Y EN CASTILLA-LA MANCHA…
En esta región no existe un poblado como El Gallinero, pero quedan chabolas en algunas zonas. Lo que sí existe, como en toda España, son muchas situaciones de pobreza, que se han agravado con la crisis.
Buena prueba de ello es el trabajo que lleva a cabo Cipriano González, «el amigo de los pobres», con sus colaboradores. El 22 de diciembre va a hacer que a muchas familias necesitadas les toque una lotería muy especial: repartirá 25.000 kilos de comida y ropa, además de juguetes. ¿Llegará el día en que este hombre no tenga que realizar la ejemplar labor que hace ahora? Sería una magnífica noticia.