C.C.C., procesado por acabar con la vida de L.F.V. en la localidad toledana de Miguel Esteban en octubre de 2020 tras asestarle en el cuello un golpe con una catana, ha asegurado que el ataque fue en defensa propia, pues el fallecido era amigo de la expareja de su novia –F.C.V– que había ido hasta el bar donde sucedieron los hechos para matarle.
Así lo ha indicado C.C.C en la primera sesión del juicio que con tribunal de jurado popular ha arrancado este lunes en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Toledo, donde el acusado, que se enfrenta a una pena de 14 años y 3 meses de cárcel por un delito de homicidio y otro de homicidio en grado de tentativa, solo ha respondido a las preguntas del Ministerio Fiscal y de su abogado.
Asegura que nunca tuvo intención de atacar al fallecido
El encartado ha relatado que llevaba seis meses de relación con D.J.J. y que el día de los hechos la expareja de ésta –F.C.V.– había consumido alcohol y discutido con ella cuando fue a recoger a sus hijas, que estaban en Miguel Esteban.
Esa noche, ha relatado, cuando el llegó al bar que regentaba su novia en la referida localidad, ella, tras haber estado hablando por teléfono en la cocina del bar, «salió histérica y le dijo: «Mi ex está borracho y va a venir y nos va a matar», amenaza ante la cual el sugirió llamar a la Guardia Civil.
Según ha añadido D.J.J. le dijo que su expareja, al que tenía miedo, «se pone violento cuando bebe y no hay manera de pararlo». «Tiene delitos por eso», ha referido el acusado.
De ahí, y a causa del miedo que sintió, el procesado ha relatado que salió a su coche, aparcado en la puerta del bar, donde tenía una navaja, que no una catana, que previamente había comprado en Albacete, y que había dejado en vehículo hace un par de semanas cuando fue a pescar.
«La cogí mientras llega la Guardia Civil», ha contado C.C.C., al tiempo que ha añadido que cuando la expareja de su novia y sus amigos entraron en el bar, él estaba hablando por teléfono en el baño.
«Fue una locura», ha dicho el acusado, que aunque ha dicho no recordar como se sucedieron los hechos, ha asegurado que tras recibir el primer golpe por parte de F.C.V. se quedó «aturdido» y exhibió la navaja para ver si de ese modo sus agresores se «asustaban».
«Cuando vinieron los dos con la silla, no había escapatoria. Sentí miedo. El hombre cambia, es como un animal», ha dicho C.C.C. que, en su descargo, ha señalado que nunca tuvo intención de atacar al fallecido, pues solo intentaba repelar los golpes que estaba recibiendo por parte de F.C.V.
«Lamento la perdida del chico, ha sido un mal momento. Sigo pagando el estrés de ese momento. No es una broma es una locura. Solo quería defender mi vida», ha asegurado el acusado, que ha manifestado mantener una buena relación con D.J.J. y sus hijas, con las que incluso se había ido de vacaciones, y no habar hablado nunca mal del padre.
Mientras, F.C.V., la expareja de D.J.J, para quien la Fiscalía pide nueve años de cárcel por un delito de homicidio en grado de tentativa, ha relatado que, el día de los hechos, tras recoger a sus hijas del domicilio de la madre y llevarlas a Talavera de la Reina, regresó a Miguel Estaban: «Las niñas me decían que C.C.C. hablaba mal de mi y les hablaba mal a ellas».
«Hasta Deborah me decía que me quería matar, que iba a contratar a un sicario», ha dicho el también procesado, que ha manifestado que su exmujer y el tenían «encuentros amorosos» mientras al mismo tiempo ésta estaba con C.C.C. «Supongo que por eso quería matarme».
Aunque ha asegurado que no le importaba la relación que la madre de sus hijas tenía con el otro procesado, ha relatado que quiso que tres amigos le acompañasen al bar, donde iba a pedir explicaciones a C.C.C., porque había recibido amenazas previas suyas. «Por si me pasaba algo».
Tras asegurar que cuando entró en el bar estaba «embriagado», pues había bebido previamente cerveza y varias copas, ha reconocido que según entró, le pegó porque C.C.C. se metió la mano en la chaqueta y pensó que iba a sacar «una pistola o un bate».
F.C.V. ha asegurado que no se dio cuenta de las heridas que presentaba en la mano, en la tripa y en las piernas, y que el otro acusado le había provocado con la presunta catana, hasta que su amigo –L.F.V– le pidió que se fueran «porque le estaban matando».
«En ese momento Lucian entró a defenderme porque yo ya no podía mover la mano. Le miré y vi que Claudio le cortó el cuello», ha narrado el también procesado, que ha asegurado que fue su exmujer quien le dijo que C.C.C. había comprado la catana en Albacete.
Tras la declaración de los dos procesados, la sesión se retomará este martes a partir de las 9.30 horas.