La Policía Nacional ha detenido en Madrid y Toledo a siete miembros de una organización de ciberdelincuentes que supuestamente suplantaban a entidades de crédito, estafaban a sus clientes y empleaban el dinero obtenido, cerca de 100.000 euros, para adquirir teléfonos móviles.
Operaban desde un centro de llamadas o «call center»
Operaban desde un centro de llamadas o «call center» situado en la localidad madrileña de Leganés, desde donde llegaron a cometer cerca de 60 estafas mediante las técnicas de ingeniería social conocidas como «vishing» y el «spoofing», ha informado la Jefatura Superior de Policía de Madrid.
La investigación comenzó el pasado febrero, coincidiendo con los primeros pasos del nuevo grupo de ciberestafas de la Brigada Provincial de Policía Judicial, cuando una víctima denunció una de las estafas en Madrid.
Cuatro fases
Avanzadas las pesquisas, los agentes descubrieron que detrás de los hechos delictivos se encontraba una banda criminal y desentrañaron su forma de operar, estructurada en cuatro fases.
En un primer lugar obtenían de forma ilícita los datos personales de los clientes de la entidad de crédito y comprobaban su veracidad, para después tratar de estafarles.
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Se hacían pasar por teleoperadores
Lo hacían combinando el «spoofing», es decir, suplantando el número de teléfono de atención al cliente de la empresa, y el «vishing», haciéndose pasar por uno de sus teleoperadores -llegando a identificarse con un nombre ficticio- con el ánimo de generar confianza en la potencial víctima.
Si picaban, les aseguraban que habían sufrido cargos no autorizados y que, si querían cancelarlos, debían entrar en un enlace que les acababan de facilitar por medio de SMS.
Este mensaje sí que lo enviaba realmente la entidad de crédito y les llevaba a autorizar la financiación, a su nombre, de productos tecnológicos y teléfonos móviles de última generación.
«Situación de estrés»
«Situaban a la víctima en una situación de estrés que favorecía que tomaran una decisión precipitada», ha explicado el inspector Fandiño, jefe de la nueva unidad.
Ahí empezaba la tercera fase de la estafa, la recepción por parte de los supuestos estafadores de los móviles en diferentes domicilios de la provincia de Toledo o en las instalaciones de una empresa de paquetería.
En ocasiones eran colaboradores de la banda quienes los recogían, por lo que dificultó la investigación policial y la identificación de los líderes de la estructura.
Vendían los productos en el mercado ilícito
Finalmente, vendían los productos en el mercado ilícito o a personas de su entorno, a quienes se los ofrecían a un precio más reducido para obtener dinero en efectivo de manera rápida.
De esta manera, calculan los investigadores, consiguieron estafar entre 1.000 y 5.000 euros a cada una de las víctimas, 100.000 en total.
Así llegaron hasta el «call center» de Leganés, propiedad de líder de la banda y donde encontraron varias tarjetas SIM relacionadas con las estafas, artículos tecnológicos, 500 gramos de marihuana y útiles para su cultivo.
Fue detenido junto a otras seis personas -autores materiales, vendedores o receptores de los productos adquiridos- como supuestos responsables de hasta 60 fraudes y delitos continuados de estafa informática, blanqueo de capitales, falsedad documental, usurpación de estado civil, contra la salud pública y pertenencia a grupo criminal.
Queda abierta, no obstante, una parte de la investigación para tratar de esclarecer cómo los ciberdelincuentes obtuvieron los datos de los clientes de la entidad bancaria.