Las encuestas vienen avisando desde hace tiempo del retroceso del bipartidismo. Mucho antes de que naciera Podemos, el CIS y los más relevantes institutos de sondeos ponían sobre la mesa el desafecto, primero, y enfado después, de los ciudadanos con los políticos. Un estudio tras otro ponían a las claras el cansancio y decepción del país entero con las grandes marcas de la política española: PP y PSOE.
El empobrecimiento de las clases bajas y medias que avanza año tras año de la crisis y el bochorno por los escándalos de corrupción que se suceden y en los que las élites políticas, económicas y financieras de las últimas décadas son protagonistas, han provocado tal desmoralización que el electorado avisa desde hace tiempo que iba a dejar de votar a los que siempre se habían alternado en el poder en España.
Ante la vista de los datos, los sociólogos alertaban: o le ponen remedio o acabará surgiendo en España alguna de las variantes del populismo, como antes había sucedido en otros países de Europa.
Los grandes no hicieron caso y surgió Podemos, una amenaza con nombres, apellidos y rostro sobre la mesa del bipartidismo.
Harán daño, pero nunca serán mayoritarios, parece que pensaron los grandes. Sin embargo, las encuestas empezaron a escupir un imparable ascenso que ha colocado a Podemos como la primera fuerza en intención directa de voto y un partido con posibilidad de ganar las elecciones en España. Antes de cumplir un año, Podemos se codea en las encuestas con PP y PSOE. Varía el orden en que los sondeos les colocan, pero todos dejan claro que la política española a corto plazo va ser cosa de tres, Partido Popular, Partido Socialista y Podemos, separados apenas por un puñado de puntos en estimación de voto.
No sé en qué orden quedarán las cosas, pero parece claro que las mayorías absolutas serán cosa del pasado en las plazas más importantes donde se celebran elecciones este año. Y dado que tocan municipales, regionales en 10 comunidades autónomas y generales, 2015 nace con toda la pinta de ser el año de los pactos, un terreno en el que los políticos actuales parecen muy desentrenados.
Queda por ver qué tipo de pactos serán posibles o si los posibles serán los más beneficiosos para los ciudadanos. A priori todos los partidos aseguran salir a ganar y no quieren ni oír hablar de pactos, por el efecto contaminación del adversario, pero tal y como vienen avisando los sondeos, en el mejor de los casos la política será cosa de dos o de tres, pero en algunos ayuntamientos y comunidades autónomas la sopa de letras que arrojen las urnas puede ser una realidad sencillamente ingobernable. Como lo puede ser el próximo parlamento español.
Ni Castilla-La Mancha ni sus grandes ciudades son ajenas a esta realidad. Aunque el PP parte como el favorito para ganar las autonómicas y las municipales en la mayoría de las poblaciones principales, va a tener muy difícil repetir todas las mayorías absolutas que necesita para mantener su inmenso poder en la región. Hoy por hoy todo está abierto… ¿Será 2015 el año de los pactos? ¿Dónde serán necesarios pactos? ¿Qué pactos veremos en 2015?…