En la VII Ruta del ‘Fino Seguntino’ participan 16 bares y restaurantes a lo largo de dos fines de semana consecutivos, de este caluroso mes de julio, con una propuesta refrescante de la popular bebida, acompañada de tapa, al precio de 3 euros.
Las jornadas no solo reivindican este cóctel local sino que suponen un reconocimiento a los hosteleros que presentan su servicio en la Ciudad del Doncel.
La relación de participantes adheridos a esta VII Ruta del Fino Seguntino la componen los restaurantes y bares: Atrio, Restaurante La Granja de Alcuneza, Quiosco El Triunfo, Taberna Calle Rompeculos, Alameda Tapas, Bar Barbacana, Bar La Tertulia, Parador de Turismo, Restaurante El Rosetón, Lantigua, Cafetería Avenida, La Tascona de la Cárcel, Bar-Restaurante Gayusa, Terraza Torbellino, Bar El Ratón y Mesón Los Soportales.
Este año, además, degustar un fino durante las jornadas tiene premio. Los participantes podrán rellenar una papeleta, entregarla en el establecimiento correspondiente, sin límite de participaciones, de manera que el viernes, día 2 de agosto, se sortearán regalos del IX Centenario entre todas las recopiladas. La organización de las jornadas avisará a los premiados, que podrán recoger su regalo en la oficina de turismo.
¿Qué es el Fino Seguntino?
La receta tradicional establece que el ‘Fino Seguntino’ consta de diez partes, ocho de gaseosa de la marca ‘Segontia’, que se fabrica en la Ciudad del Doncel, una parte de vermú rojo, si puede ser de Reus como el original, mejor, y la última de espuma o fuerza de la cerveza.
Javier Sanz, miembro de la Real Academia de la Medicina, dedica uno de los capítulos del libro de cócteles, ‘Mezclados’, editado por el restaurante El Doncel, a esta bebida representativa de Sigüenza. En la obra, el doctor Sanz relata que su origen sucedió una tarde de agosto, después de una novillada para aficionados. Un torero, de nombre Paco Berlanga, apodado “El Fino”, feliz por haber salido ileso ante un becerro de malas intenciones, decidió darse un homenaje. Para ello, el torero y su cuadrilla acudieron, sedientos, a Casa Anguita donde pidieron un refresco al joven Boni Anguita para aplacar la sed. Fue en San Roque del año 1947, cuando el hostelero se sacó de la manga este combinado que ha llegado hasta nuestros días, pues es raro el seguntino que no alterna con este cóctel.