Dice que empezó en esto del periodismo por pura rebeldía, «porque mis padres querían que estudiara Magisterio en Burgos y así me tenían cerquita de casa y controlada, pero yo dije que de eso nada. Por lo que pensé que tenía que estudiar algo que no hubiera ni en Burgos ni en sus alrededores, y como vi que había pocas facultades de Periodismo y estaban lejos de mi tierra, pues…».
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Ja, ja, ja… Se plantó delante de sus padres y dijo que ella quería estudiar Periodismo, nada menos que en Madrid, «lo hice por alejarme, porque yo soy de Covarrubias, un pueblo de Burgos, y me quería ir de allí, pero como les pasaba a todos los jóvenes».
Y así fue cómo comenzó esta historia de «amor» entre Eva Castro y el periodismo. Referencia obligada, la que más, durante las últimas décadas cuando alguien quería informarse bien de cualquier suceso que ocurriera a nuestro alrededor, casi toda su vida profesional se la ha dedicado a la agencia EFE en Toledo. Y lo deja, con 55 años, «en un momento en el que mis aptitudes no son las mejores para ejercer la profesión por los problemas visuales que tengo».
Una verdadera lástima para los juntaletras y un alivio para los «chorizos», a los que ya no perseguirá con su máquina de escribir…
AQUEL DÍA QUE LA ROBARON SU MÁQUINA DE ESCRIBIR «OLIVETTI» Y LA DEJARON…
Eva Castro vivió muy de cerca el mundo de los ladrones. Tanto que, durante sus inicios, un mal día que estaba en la estación de Atocha para coger el tren de Madrid a Toledo, justo cuando sacaba el billete, dejó su máquina de escribir «Olivetti» a sus pies y en apenas un minutos, cuando fue a cogerla… «¡Me la habían robado! Y como no tenía dinero para comprarme otra «Olivetti» pues me hice con una de una marca rumana, mucho más barata, ¡y me salían callos en las yemas de los dedos de teclear!».
Hablamos de principios de la década de los 80 del siglo pasado, «cuando no había ni faxes, ni teléfonos móviles, ni internet…». Porque Eva, cuando terminó la carrera en 1982 hizo prácticas en RNE en la capital de España y una compañera de la facultad, que era de Toledo, le dijo que en La Voz del Tajo buscaban gente y para acá que se vino, «aunque me dijo que creía que no pagaban…».
Pues, efectivamente, fue así. Tal cual. «No me pagaban, no, trabajé básicamente para aprender. Recuerdo que pagaban algo, pero muy tarde y cuando había dinero en la caja. O sea, tarde, mal y nunca, por lo que tuve que buscarme una alternativa, que fue la corresponsalía de El País, que compatibilicé con la corresponsalía de la agencia EFE, donde sustituí a Luis Moreno Nieto, hasta que montaron la delegación en Toledo, en 1986″. Aunque durante todo su periplo ha conocido a 10 delegados, EFE abrió en la capital de la región con Fernando Martínez Laínez como máximo exponente, junto a tres redactoras: la propia Eva, María del Mar Carrión, que en la actualidad sigue; e Isabel Abarca.
«ME PASÉ A SUCESOS Y TRIBUNALES PORQUE ME CANSARON EL CINISMO Y LAS MENTIRAS DE LOS POLÍTICOS»
Y aunque al principio «todos hacíamos de todo, básicamente información política, empecé con la información de sucesos y de tribunales porque me cansaron los políticos, llegó un momento en el que ya el cinismo y las mentiras… Tenían su tope y le dije al delegado que prefería hacer otras cosas, porque en los sucesos un muerto es un muerto, un hecho objetivo que hay que contar, luego habrá que ver por qué ha muerto, pero en política…».
Real como la vida misma, da igual que fuera en el siglo XX que ahora, en el XXI…
Entre las historias que la han marcado durante los últimos veintitantos años, «la explosión de la Fábrica de Armas de Toledo en 1984; el incendio del hospital, que desalojaron y donde murió un bombero; el caso de Eva Blanc, la falsa violada, y Juan Almagro, supuesto violador al que después de juzgarle y condenarle tuvieron que dejar en libertad porque se demostró que la chica había mentido, luego no la juzgaron por falso testimonio porque se dio a la fuga; el caso de Anabel Segura; el accidente del tren en Chinchilla (Albacete); el incendio forestal de Guadalajara; el cambio de fecha del Corpus de jueves a domingo, que para Toledo fue una auténtica revolución…».
«¿PRESIONES? SIEMPRE ME HE RESISTIDO HASTA DONDE HE PODIDO, HASTA QUE YA MI JEFE HA DICHO QUE HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO»
En el periodismo actual las cosas ya no son como antes. Ni en medios técnicos ni en calidad informativa. Así lo ve quien durante años ha sido una referencia informativa en la información de sucesos, «creo que se ha ganado en inmediatez, eso sí, por la competencia brutal que hay de medios de comunicación, ahora se prima la rapidez; pero se ha perdido en densidad, en calidad y en contrastar las noticias».
Recuerda que la primera información que hizo para La Voz del Tajo fue una que… «Me dijeron que los taxistas estaban muy revueltos y amenazaban con hacer una huelga, por lo que me enviaron a la parada de taxis que hay en el Alcázar, en Toledo, y estuve toda la mañana preguntando taxista por taxista que llegaba hasta que di con el que era el presidente. También tenía que hacer yo las fotos y luego las enviábamos, por Galiano (autobús), a Talavera, porque allí estaba la sede del periódico». Eran los tiempos de maricastaña, imagínense…
¿Y si hablamos de presiones? «Pues sí, yo las he tenido, como todo el mundo. Mentiría si dijera que no, y siempre me he resistido hasta donde he podido, pero no voy a negar que he recibido presiones, políticas básicamente, hasta que ya mi jefe me ha dicho que hasta aquí hemos llegado. Esto funciona así, cuando más precariedad más sujeto estás a las presiones y más fácil es presionar a los periodistas».
La vida misma…
Se fue de su pueblo porque quería alejarse de allí y por eso eligió el periodismo como forma de vivir. Fíjense si lo llegó a amar tanto que hasta se casó con un periodista, César García Arribas, otro de los que creó escuela y que en la actualidad es jefe de prensa de CC.OO. CLM, «esto es vocacional; ja, ja, ja…».
Eva tiene 55 años, «en abril cumplo 56», y el sábado 24 de enero, coincidiendo con la festividad del patrón de los periodistas, San Francisco de Sales, recibe el homenaje de sus compañeros en la cena que cada año organiza la Asociación de Periodistas de Toledo (APTo), lo que la ha emocionado. «Me alegra bastante, sí, aunque el hecho de que reconozcan mi trabajo no quiere decir que no haya otros que se lo merezcan o se lo hayan merecido…».
Ya, ya… Pero los sucesos están un poco huérfanos desde que Eva lo dejó…