Un estudio pionero que han hecho facultativos del Hospital de Villarrobledo (Albacete) ha determinado que el estado de fragilidad de pacientes hospitalizados por COVID-19 es un factor de riesgo importante para la aparición de depresión en estas personas.
Los resultados del estudio, que se titula ‘Frailty as a Risk Factor for Depression after COVID-19 Hospital Admission‘, han sido publicados en la revista internacional Geriatrics, indexada en PubMed (un recurso desarrollado por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos) con un factor de impacto de 2,1, ha informado este jueves en una nota de prensa la Consejería de Sanidad.
Asimismo, ha indicado que este estudio destaca por ser uno de los pocos que ha integrado variables clínicas, analíticas y radiológicas con una evaluación neuropsicológica en un modelo predictivo, que indice en la importancia de implementar medidas de prevención tanto para la fragilidad como para la depresión en estos pacientes.
Sanidad ha añadido que la investigación ha supuesto un esfuerzo multidisciplinar, que ha contado con la colaboración de profesionales de los servicios de Geriatría, Medicina Interna, Psiquiatría y Radiodiagnóstico del Hospital General de Villarrobledo.
El estudio fue iniciado en la primera ola del COVID-19 por los doctores Isabel Soler, Sergio Salmerón y Silvia Lozoya, del Servicio de Geriatría, y en él se incluyeron a 79 pacientes ingresados en el centro hospitalario, de los que el 65 por ciento eran hombres con una edad media de 69 años.
Los pacientes fueron evaluados al recibir el alta hospitalaria y seis meses más tarde, mediante una valoración clínica exhaustiva, dos valoraciones neuropsicológicas completas (incluyendo la escala PHQ-9 para la depresión), análisis de laboratorio, resonancia magnética nuclear, evaluación de la fragilidad (escala FRAIL) y una valoración nutricional (escala CONUT).
Entre los factores asociados con la depresión a los seis meses del ingreso por COVID-19, se identificaron la fragilidad, la presencia de enfermedad vascular de pequeño vaso en la resonancia magnética, el uso de antidepresivos (por causas diferentes a la depresión, como el insomnio) y los niveles de vitamina D.
A su vez, como factores protectores se encontraron una mayor puntuación en la escala cognitiva CAMCOG (Cambridge Cognitive Examination) y una edad más avanzada.
En este sentido, la doctora Isabel Soler ha comentado que es vital que los profesionales de la salud estén atentos a los signos de depresión en pacientes que han sido hospitalizados por COVID-19, especialmente aquellos que presentan fragilidad.
Y ha indicado: «Nuestro objetivo es seguir investigando y desarrollando estrategias que puedan mitigar estos riesgos y proporcionar un mejor cuidado a nuestros pacientes»