«En Toledo las encuestas siempre dan 12-13, PP; 12-13, PSOE más IU». Ésta es una frase repetida y conocida por todos los políticos que han vivido las municipales en Toledo, donde cada cita electoral se cierra con una noche de infarto en la que prácticamente no se sabe el resultado definitivo hasta que no se cuenta la última mesa. De hecho, es habitual que cada dos o tres mesas cambie el alcalde durante el recuento. Así es Toledo en municipales, nada que ver con europeas, generales o autonómicas, convocatorias en las que las cosas son mucho más claras a favor del PP, salvo en algunas autonómicas, pocas. José Bono es el único socialista que ha logrado ganar autonómicas en Toledo en un par de ocasiones, de las seis en las que se presentó.
Con estos precedentes y la amenaza que pesa hoy sobre el bipartidismo tradicional, la capital de Castilla-La Mancha se prepara para otra jornada de infarto en la que nada es seguro, salvo que habrá que esperar hasta el último momento para saber qué pasa. Digan lo que digan las encuestas, creo que la campaña en esta ocasión pesará mucho. Los candidatos apenas acaban de salir, así que tienen todo por hacer y cuenta hasta el último minuto.
Despejadas ya casi todas las incógnitas en cuanto a nombres, la batalla de Toledo está servida y quizás su resultado traiga más consecuencias para sus protagonistas de las que hoy somos capaces de atisbar.
En cualquier caso, la campaña será dura e intensa, porque no le sobra ningún voto a nadie. Ahora no son aquellos tiempos en los que «en Toledo el PP tiene 12 concejales solo con presentarse», lo que teniendo en cuenta que la mayoría absoluta para gobernar la ciudad está en 13, era sinónimo de que la capital era prácticamente inexpugnable para cualquier candidato que no acudiera bajo las silgas de la gaviota. Eso dejó de ser así en 2011, cuando el PSOE ganó por primera vez las municipales en la capital en una lista encabezada por Emiliano García-Page y puso en 12 concejales el techo socialista en la vieja Ciudad Imperial.
La irrupción de Podemos en la política española ha añadido nuevas incógnitas para la noche electoral del 24 de mayo y amenaza con hacer saltar el tablero del bipartidismo y las mayorías absolutas en casi todos lados. De hecho, ésa es aún la única X por despejar en la Ciudad Imperial, si Podemos irá en Ganemos y ahí también se incluirá IU, lo que puede determinar el resultado último y, por lo tanto, el alcalde o alcaldesa.
Aunque no siempre acompaña el resultado, el candidato con mayor suelo en Toledo, de partida, sigue siendo el PP, que acude a las urnas encabezado por Jesús Labrador. María Dolores de Cospedal ha mandado a la batalla de Toledo a uno de sus más leales y más valiosos colaboradores, porque no quiere arriesgarse a un nuevo desastre como el de 2011, aunque es consciente de que la mayoría absoluta que le garantizaría el gobierno de la ciudad está muy complicada. A cambio, seguramente Labrador será el candidato más apoyado de cuantos tienen que competir el 24 de mayo. La dirección provincial y la dirección regional del partido se van a volcar y Labrador está dispuesto a dejarse la piel hasta el último minuto. Maduro políticamente, trabajador y resolutivo, con el favor del partido y conocedor de la ciudad, Labrador es seguramente el único candidato que podría haber dicho que no sin consecuencias para su futuro político inmediato. Pero dijo que sí.
Los socialistas tienen como cabeza de cartel a una mujer por primera vez, Milagros Tolón, que toma la bandera en un mal momento para su partido, pero que ha demostrado haberse ganado a la militancia y que ha hecho del trabajo y el coraje sus cartas de presentación. La mayoría absoluta no está hoy al alcance del PSOE en Toledo, pero el fin del bipartidismo puede ayudarla lo suficiente como para ser alcaldesa pactando con IU o Ganemos, si ésa es finalmente la fórmula que agrupa a este partido y Podemos, junto a otros movimientos.
De momento IU ha elegido candidato, Javier Mateo, en mi opinión uno de los representantes más solventes que han tenido en su historia en Toledo. Pero es el peor momento para la coalición, según las encuestas. De cómo quede definitivamente esa pretendida coalición bajo la marca Ganemos y de quién la represente como cabeza de lista dependerá en buena medida la nueva Alcaldía.
De momento, la batalla está servida y a nadie le sobre ni un voto, ni un minuto.