domingo, 22 de septiembre de 2024
03/03/2015junio 8th, 2017

«En el grupo de trabajo «Por una renovación desde la base del PSOE de Talavera», pensamos que sí podemos recuperar la confianza perdida siempre que seamos capaces de superar los personalismos y de articular un proyecto que sea creíble, satisfaga las expectativas de los ciudadanos y responda a sus principales preocupaciones, el paro y la corrupción. Aunque no va a ser fácil ya que los ciudadanos ven a los políticos más como el origen de de sus problemas que como instrumentos para su solución. Además hay que ser conscientes de que el principal enemigo del PSOE es el propio PSOE, mejor, los personalismos y los intereses personales de algunos de sus dirigentes, pues el PSOE somos todos los militantes. Ha sido catastrófica para el partido la falta de capacidad de sus dirigentes para analizar el presente y descubrir las causas que nos han conducido a esta situación y su falta de visión de futuro para iniciar un proceso de renovación de personas, ideas y proyecto.

Tras los desastres electorales de 2011 debió iniciarse un proceso interno de reflexión y debate que culminara en una verdadera renovación de personas e ideas y la elaboración de un proyecto que respondiera a las necesidades y exigencias de los ciudadanos del siglo XXI. Es verdad que no hemos permanecido totalmente inactivos durante este tiempo. Hubo un congreso en 2012 del que surgió una nueva Ejecutiva Federal. Se celebró una Conferencia Política en 2013, pero no se ha rentabilizado. Ha sido necesario un nuevo desastre electoral en mayo de 2014 para que nos diéramos cuenta de que el rey estaba desnudo. Se han perdido tres años pensando que las políticas de recortes del PP nos harían el trabajo, sin que fuera necesario hacer nada, bastaba con esperar a que los ciudadanos, hartos de los recortes, volvieran a nosotros como auténtica tabla de salvación. Pero no ha sido así.


Tras el desastre electoral de mayo de 2014 se inicia un proceso de renovación interna del Partido y se cede la palabra a los militantes para la elección del secretario general, pero parece que esa decisión no fue del agrado de algunos barones, por eso desde el primer momentos se intentó abortar ese proceso, señal inequívoca de que determinados dirigentes no se han enterado de que las circunstancias han cambiado. Ese proceso de renovación debió culminar con la elección directa del candidato a la Presidencia del Gobierno por militantes y ciudadanos, sin embargo se cerró en falso, pues según algunos dirigentes, a partir de ese momento lo prioritario era cerrar el debate interno y centrarse en preparar las elecciones municipales y autonómicas, y además se decía que al elegir al secretario general ya se había elegido al candidato a la Presidencia del Gobierno.

Sin embargo ahora, en plena precampaña para las elecciones municipales y autonómicas, y cuando Pedro Sánchez está intentando acercarse a los ciudadanos, abrir el Partido a la sociedad, y realizar la regeneración democrática que necesita el Partido, los mismos que forzaron el cierre del proceso de renovación reabren el debate al cuestionar la labor del secretario general y condicionarle su apoyo al resultado que ellos obtengan en las elecciones municipales y autonómicas. Quienes esto plantean ignoran que el PSOE con Pedro Sánchez ha entrado en un proceso de apertura hacia la militancia y la sociedad. Por supuesto que habrá primarias, y podrán subirse a ese tren todas y todos los que esperen en la estación. Pero todas y todos los que suban a ese tren deben estar seguros de que la elección del candidato no será obra de los aparatos, sino de los militantes y de los ciudadanos que libremente quieran participar en el proceso, aunque algunos dirigentes no se hayan enterado o no les guste el procedimiento. Pero podríamos preguntarles qué han estado haciendo ellos durante estos tres años para acercarse a los ciudadanos y recuperar la confianza perdida de lo cual todos somos responsables en mayor o menor medida.

Pedro Sánchez no se presenta ni a las elecciones municipales ni autonómicas, pero su trabajo de acercarse a los ciudadanos, escucharlos, conocer de primera mano sus problemas y sus exigencias, sí puede contribuir a recuperar, en parte, la confianza perdida en el Partido, e influir en el resultado de dichas elecciones, siempre que los respectivos candidatos se acerquen también a los ciudadanos y les ofrezcan soluciones prácticas y concretas a sus problemas y preocupaciones. Ganar o perder las elecciones será responsabilidad de todos no sólo del secretario general Para eso lo mejor que podemos hacer es subirnos todos al mismo barco y remar en la misma dirección. Debátase cuanto sea necesario, practíquese la democracia interna, pero trabajemos conjuntamente en un proyecto de Partido y en un programa común que sea aplicable en todo el Estado, en todas las comunidades autónomas y en todos los municipios y en el que quede claro que la política, la economía y lo social tienen como único objetivo el bienestar de los ciudadanos.

Hacía tiempo que las encuestas venían manifestando el desafecto de los ciudadanos hacia la política y los políticos, y los responsables de los partidos no se dieron por aludidos. Los avisos de desafecto manifestados en las encuestas de forma permanente, los indignados del 15 M y el malestar de los ciudadanos que se muestra en los movimientos sociales que surgieron después del 15 M, no fueron valorados ni entendidos por los dirigentes de los partidos, y lo que pudo ser anecdótico en ese momento se habría neutralizado, si a partir de 2011 se hubiera prestado atención a esos movimientos, analizado sus causas y tomado medidas para dar respuestas a las demandas de esos movimiento, y tal vez el fenómeno Podemos no hubiera irrumpido con tanta fuerza. Y lo malo no es que en ese momento no se tomara en consideración ese malestar ciudadano, sino que da la impresión de que algunos responsables del PSOE no acaban de enterarse de lo que está ocurriendo y piensan que van a combatir ese fenómeno social y ciudadano descalificando a Podemos y diciendo que no se va a permitir que dicho partido nos robe nuestro espacio político, como si los espacios políticos, los ciudadanos, fuesen propiedad de los partidos. Podemos no roba el espacio político del PSOE, ocupa el espacio que éste ha abandonado.

El PSOE ha perdido su espacio político porque ha dado la espalda a los ciudadanos, y porque, con independencia de los errores cometidos en la gestión de la crisis, ¿Qué se ha hecho para paliar el problema de las hipotecas, impedir los desahucios, defender los intereses de los preferentitas o de los afectados por la estafas de los diferentes chiringuitos financieros? ¿Qué soluciones se han ofrecido a los millones de parados, salvo haber abierto la puerta para que miles de millones de euros destinados a resolver el problema del paro se hayan ido por los sumideros de los eres o de los cursos de formación privatizados? ¿Cómo explicamos a los ciudadanos que vamos a recuperar el nivel de empleo destruido por el PP en sanidad, educación, servicios sociales, investigación y en I+D+I? ¿Cómo vamos a reinsertar en el mercado laboral a los cientos de miles de jóvenes que, engañados por el espejismo de la bonanza económica de la burbuja inmobiliaria, abandonaron el sistema educativo y ahora están sin trabajo y sin la formación necesaria para acceder al mercado laboral? ¿Cuál es el proyecto político y el modelo económico que vamos a ofrecer a los españoles, contrapuesto al del PP o de Podemos para resolver el problema del paro en el hipotético caso de que se ganaran las elecciones? Pues el paro es el principal problema que hay que afrontar, ya que el principal motor de la economía es el trabajo, no el capital, y si no hay trabajo no hay consumo y si no hay consumo el capital no se mueve en el circuito productivo sino en el especulativo.

El fenómeno Podemos, Syriza y otros movimientos antisistema y antieuropeos, es consecuencia del malestar de los ciudadanos, que ha sido provocado por la incapacidad de los políticos para solucionar sus problemas. Y la mejor forma de contrarrestar esos movimientos ciudadanos no es demonizarlos, pues son ellos quienes demonizan por incompetentes a los partidos tradicionales, al sistema político y al modelo económico y social que los ha hundido en la miseria, sino analizar las causas que producen ese malestar ciudadano y ofrecerle soluciones. Los ciudadanos rechazan un modelo político en el que los partidos de gobierno han monopolizado las instituciones del Estado en su propio beneficio, y un sistema económico cuya aplicación les ha conducido a la miseria, y en muchos casos a la exclusión económica y social, y están hartos de que se utilice la crisis como pretexto para desmantelar el Estado de Bienestar y de que se pretenda hacerles creer que para salir de la crisis la única salida posible sea recortarles sus derechos, por eso reivindican los derechos que les han sido arrebatados y quieren que se acabe con el modelo neoliberal que les ha conducido a la situación de injusticia social en la que se encuentran.

Como partido, el PSOE tiene un problema, ha perdido la credibilidad porque ha hecho políticas de derechas, fue el primero en bajar el sueldo a los funcionaros y congelar las pensiones de los jubilados, y no le va ser fácil recuperarla, pues para ello no basta con decir que se han cometido errores o pedir perdón de forma genérica. Debe demostrar que es un partido fiable y para ello tiene que rectificar su manera de hacer política. Primero, para dar ejemplo, comprometiéndose de forma fehaciente ante los españoles a no apropiarse de las instituciones del Estado en su propio beneficio, y segundo poniendo al Partido al servicio de la sociedad y fijándose como objetivo de su acción política el bienestar de los ciudadanos. La política y la economía deben supeditarse al interés y el bienestar de las personas y no a los beneficios del capital. La mejor forma de combatir los populismos de cualquier signo no es asustar a los ciudadanos, sino ofrecerles alternativas, y para ello creemos que el mejor proyecto y el mejor programa es cumplir y hacer cumplir la Constitución. No basta con jurar o prometer su cumplimiento, hay que cumplirlo.

Nuestra Constitución establece en su Título Preliminar, Capítulo 1, que España se constituye en un Estado social y democrático de derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, y que la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. Reconoce el derecho a la propiedad privada, pero establece que toda la riqueza del país en sus diferentes formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general. Afirma con rotundidad que todos los españoles tienen el deber de trabajar, el derecho al trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia. Asigna a los poderes públicos la responsabilidad de promover las condiciones favorables para el progreso social y económico, para una distribución de la renta más equitativa y una política orientada al pleno empleo, y para que la libertad y la igualdad del individuo sean reales y efectivas removerán los obstáculos que lo impidan y facilitarán la participación de los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social, y que garantizará mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica de los ciudadanos durante la tercera edad. Señala el deber de todos a contribuir al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad.

No olvidamos ninguna de las cuestiones fundamentales que contribuyen al bienestar de los españoles como la libertad, la igualdad, la educación, la sanidad, la justicia, y los temas de la energía y medio ambiente. Sin embargo vamos a centrar nuestra atención, como cuestión prioritaria, en el empleo. Pues el trabajo es un deber y un derecho constitucional, y la persona que por razones ajenas a voluntad no puede ejercitar libremente ese derecho queda excluida de dos de los valores superiores que le son reconocidos en nuestro ordenamiento jurídico: la libertad y la igualdad. Sin trabajo no hay libertad ni igualdad. El trabajo ha sido la única fuente de creación de riqueza a través de los siglos, sin embargo el trabajo y el trabajador han estado siempre denigrados y sometidos a los intereses, de los poderosos y de los mercaderes que se han apropiado del fruto del trabajo de otros, ya haya sido por su condición de esclavos, siervos u hombres libres que se han visto forzados a venderse como asalariados o a vender el fruto de su trabajo.

No hablaremos de lucha de clases, pero sí de una confrontación capital-trabajo, pues, al someter a los trabajadores a la ley del mercado, el capital los convierte en simples mercancías, objetos comercializables, sometidos a la ley de la oferta y la demanda del mercado laboral. No se puede aceptar que sea de nuevo la ley del libre mercado, que a lo largo de la historia, bajo diferentes formas, ha supuesto siempre que los poderosos y los mercaderes se apropien de forma indebida del fruto del trabajo de los trabajadores, y que sean las normas que ellos establecen las que rijan el destino de la humanidad.

Es necesario recuperar la función del Estado como agente de equilibrio entre capital y trabajo y como garantía de la defensa de los derechos de los trabajadores frente a las leyes del mercado. Debe ser el Estado el que con políticas activas de empleo dinamice la economía, ésa es su competencia y su obligación. Ya es hora de empezar a combatir con firmeza y sin complejos la ola neoliberal que invade Europa y que controla y se impone en todas las instituciones europeas. La política económica es competencia del Estado y tiene que ponerla al servicio de los ciudadanos y no supeditarla a los intereses del capital. No olviden nuestros políticos que la soberanía nacional reside en el pueblo y que su obligación es defender los derechos del pueblo y garantizar su bienestar. Sólo mediante un compromiso de armonizar los intereses contrapuestos capital-trabajo, y anteponiendo el bienestar de los ciudadanos a los intereses económicos, será posible el rencuentro de los políticos con los ciudadanos.

Por Elías Pérez, coordinador del grupo de trabajo «Por una renovación desde la base del PSOE de Talavera».

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