jueves, 28 de noviembre de 2024
Felipe Pulido, de Castillo de Bayuela (Toledo), ha estado 10 día empotrado en las Fuerzas Armadas Españolas 10/03/2015junio 8th, 2017

«Una experiencia en Líbano». Así es como ha titulado Felipe Pulido Esteban la crónica que resume lo que han sido sus 10 días en Líbano y que ha escrito para encastillalamancha.es.
Felipe es periodista y con un ensayo, que tituló «La pluma del periodista en el corazón del mundo», consiguió ganar el primer premio del curso «El reportero de guerra. Nexo entre la opinión pública y las FAS, en el contexto del conflicto», organizado por el Ministerio de Defensa y la Universidad Complutense.
Natural de Castillo de Bayuela (Toledo), este periodista recién licenciado ha estado durante 10 días como «periodista de guerra» empotrado en las Fuerzas Armadas Españolas en Líbano.
10 días que le han hecho pensar, reflexionar, valorar… Lo que van a leer a continuación es lo que ha vivido en primera persona.
Disfruten con las siguientes líneas…

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Libano es un país en reconstrucción. Sus problemas se encuentran enquistados y dan al país una situación de calma tensa en la que el mínimo movimiento puede hacer despertar al «gran ogro» israelí que ejerce de panóptico en la frontera.

LA BLUE LINE, UNA LÍNEA IRRECONCILIABLE

La blue line es una línea irreconciliable, que deja clara la enemistad entre los dos territorios. Una oveja que cruza la marca puede servir de pretexto para un nuevo choque entre los países.

La calma se mide en milímetros y una puntada errónea puede avivar una llama que no se logra sofocar.

A unos pocos metros de la blue line me detengo y pienso lo fácil y difíciles que pueden resultar las cosas. Si avanzo puedo cruzar esa línea, algo que a simple vista presenta aspecto de normalidad. Sin embargo, tras ella se ocultan intereses irreconciliables y el simple hecho de atravesar esa marca recordaría que ni mucho menos el conflicto está por desaparecer.

Son muchos los puntos calientes que caldean esta olla a presión en la que la más perjudicada es la población civil. No es difícil darse cuenta que detrás de esos entrañables parajes, cuna de grandes civilizaciones, se esconde la tensión del conflicto.

ESE TELÓN DE ACERO ARTIFICIAL QUE SE HA CREADO ENTRE LÍBANO E ISRAEL…

Ese telón de acero artificial que se ha creado entre Líbano e Israel hace más que necesaria la presencia de la misión de Naciones Unidas (UNIFIL) en la zona. Desde la adopción de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en 2006 se intenta un alto al fuego en el territorio y devolver el control de la situación a las LAF (Fuerzas Armadas Libanesas).

Esa calma aparente en el país se ve violada a menudo por el avivamiento de la tensión. Por desgracia, durante mi estancia en el país se ha cumplido el primer mes desde el fallecimiento del cabo español Francisco Javier Soria.

Su muerte es un ejemplo de que cualquier movimiento tiene una respuesta inmediata en cada una de las partes. Sin embargo, no creo que sea mi deber el de juzgar las causas que llevaron a esta pérdida.

Lo que sí puedo manifestar es el sentimiento y el lamento que he podido vislumbrar durante los 10 días que he pasado junto a los que fueron sus compañeros en la BRILIB XXII.

Las palabras de cariño enternecen: «Unos días antes estuve hablando aquí con él», comenta uno de sus compañeros señalando justo enfrente de la losa C-2, en la que nos alojábamos.

Todos ellos lamentan el adiós al militar y se evidencia su dolor ante esta gran pérdida. Sin embargo, resulta más llamativa aún la reacción de la población civil ante la muerte del cabo.

«DA SU VIDA POR LA PAZ EN EL LÍBANO»

El pater Rubén Moreno C.S.D. capitán, con quien pude conversar, explica que al día siguiente del acontecimiento apareció una pancarta en el pueblo vecino de Ebel El Saqui con un mensaje de condolencias en el que estaba reflejada la frase «da su vida por la paz en El Líbano».

También en la localidad de Kleyaa, donde cada domingo celebran misa libaneses y españoles juntos, tuvo lugar un funeral y al finalizar repartieron rosarios con la foto del militar.

Y es que la población ha sido una a la hora de expresar su sentir ante esta trágica noticia. Así, lo destacó la embajadora de España en Líbano, Milagros Hernando, durante el homenaje a los caídos celebrado el día que se cumplía el primer mes del fallecimiento de Soria, quien señaló que las condolencias han sido unánimes por los distintos sectores de la población.

La población libanesa ha reaccionado con contundencia y consideran que con la pérdida del militar español han perdido una parte de ellos mismos.

Son conscientes de la importancia de la presencia española y de Naciones Unidas. Gracias a ella construyen y mejoran sus instalaciones, obtienen alumbrado y contribuyen a la paz.

«Sus coches blancos son como mensajeros de la paz», decía Inaam Aybout, una mujer libanesa que participa en las actividades del programa Cervantes en la localidad de Deir Mines, cercana al río Litani.

Su mirada denota tristeza por el fallecimiento del militar español y lamenta profundamente lo sucedido «con una persona que lo que único que venía a hacer es contribuir con la paz».

UNA MUÑECA PARA LA HIJA DEL MILITAR

En muestra de ese agradecimiento me comentó que ha querido comprar una muñeca a la hija del militar, que acaba de nacer, y le ha hecho ella misma unos vestidos, antes de hacérsela llegar a España.

Durante estos 10 días he sentido ese agradecimiento muy especial de los libaneses hacia la labor española en la zona. He visto que su alegría es mayor que la tensión y los problemas que acechan a este pequeño país de cuatro millones de habitantes.

Un día antes de volver visitábamos un campamento de refugiados sirios, que han aumentado su presencia en la zona últimamente como consecuencia de la guerra que azota su país.

UNO DE LOS MOMENTOS MÁS DUROS… TE ROMPE EL ALMA

Sin duda ha sido uno de los momentos más duros. Ver esas caras infantiles repletas de felicidad a la vez que te piden agua para beber resulta impactante. Te rompe el alma. Te hace valorar lo que tienes. Te recuerda que la felicidad no está en el tener, sino en buscar el valor de una sonrisa.

Hablaba con un militar, el soldado Hans, ahora buen amigo, sobre esta situación. Le comentaba lo que había sentido al ver todo aquello.

Poco después me di cuenta que aquella experiencia que había esperado durante meses no era lo que estaba buscando. Había venido esperando encontrar un concepto de guerra, de empotrarme con patrullas, de ver vehículos pesados. Sin embargo, por encima de todo, he encontrado una sonrisa. Por encima de las guerras, de las bombas, está el sentimiento de una población que te recuerda con sus gestos sus ansias de paz.

EL PERIODISMO, AL FIN Y AL CABO, ES ENCONTRAR LO QUE SE ESCONDE…

Quizás esos niños me enseñaron la mejor lección que he podido aprender. El periodismo, al fin y al cabo, es encontrar lo que se esconde tras la realidad y dar voz a las cosas pequeñas, que no por ello son menos importantes.

Debajo, Felipe Pulido en Líbano. Bolígrafo y libreta en mano, la guerra a su lado…

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