Varios afectados por las fuertes lluvias caídas en la localidad albaceteña de Letur han relatado dónde se encontraban esta martes y cómo fueron conscientes de los efectos devastadores que el temporal estaba dejando en el municipio.
En declaraciones a Europa Press, Carlos Martínez, de 29 años, ha recordado que se salvó del torrente «por un milagro». Este joven del pueblo acababa de cerrar su estanco situado en el centro de la localidad cuando el torrente de agua empezó a desbordar la calle: «Estaba saliendo del negocio y justo en ese momento veo un ciclón de agua marrón venir hacia abajo».
No le dio tiempo avisar a nadie, escapó a duras penas y se puso a llorar y a rezar «por los que estaban en las casas que se estaban yendo al garete, sintiendo rabia e impotencia». De su tienda, emplazada en la zona turística que ha sido precisamente la más afectada, no ha quedado nada. «La DANA se lo ha llevado todo, ha sido una ruina. Pero es lo que menos importa. Yo al menos estoy bien. Lo importante es encontrar a los que han desaparecido», ha afirmado Martínez.
Por su lado, un matrimonio israelí de 59 y 54 años que estaba de senderismo en Letur en el momento de la riada: «Vinimos a España el viernes y después de visitar Valencia decidimos acercarnos a este pueblo para hacer senderismo. Estábamos haciendo una ruta cuando empezó a llover mucho y a subir el nivel del agua del río. Nos asustamos y corrimos de vuelta a Letur».
Fue entonces cuando vieron una cascada que salía desde el propio pueblo. La pareja ha pasado la noche en el centro de acogida habilitado en la escuela y ahora espera instrucciones de las autoridades: «Nuestro coche con todas nuestras pertenencias estaba en el casco antiguo. No hay ni rastro de él».
La hora más crítica
Los habitantes del pueblo han situado la hora más crítica sobre las 13.45 de este martes. Irene Ruiz, de 42 años, ha explicado que estaba comiendo con sus padres en un día en el que «nadie sospechaba nada, simplemente parecía que estaba lloviendo bonico». Fue entonces cuando la llamó una vecina advirtiéndole de la situación que estaba empezando en el centro del pueblo.
«Me avisó de que mi casa estaba desbordada y vine corriendo. Mi suegra y mi cuñado se quedaron atrapados en la casa de al lado durante horas hasta que por la tarde los pudieron sacar los equipos de rescate». Todo el bajo de su casa ha quedado fuertemente afectado por el agua. «Esto es un barrizal, todas las puertas de mi casa están reventadas y hay fango por todos lados».
Jesús Amores, de 57 años, también vecino del pueblo, se encontraba en Hellín cuando se enteró de la situación que se estaba dando en su localidad. «Allí no llovía tanto, pero conforme empecé a acercarme me di cuenta de lo que estaba pasando. El agua saltaba por encima de las casas». Propietario del restaurante El Castillo, ha asumido que su negocio ha quedado totalmente destruido: «No podemos ni acercarnos al centro de la ciudad, está todo destruido. El pueblo va a tardar años en recuperarse de esto, y no sólo por los daños materiales»: