El Albacete y Mirandés empataron sin goles en un encuentro marcado por la fuerte tromba de agua que cayó en el estadio Carlos Belmonte en los últimos 15 minutos de partido, en los que fue prácticamente imposible jugar al fútbol.
Para el Albacete supone su tercer empate consecutivo y su sexta jornada sin perder.
Al principio, no hubo movimientos reseñables en uno y otro bando, hasta que, en el minuto 29, Keko remató de cabeza una falta botada desde el costado derecho por Samu que se marchó a la derecha del portal que defendía el meta ghanés Razak.
Fue el Albacete el que dominó la posesión del esférico en la primera parte aunque se diluía al llegar al área del Mirandés cuando trataba de entrar por las bandas de Samu y Keko.
El equipo burgalés, por su parte, trataba de defenderse con orden para orquestar rápidos contragolpes en los que siempre buscaba a su ariete Urko Vera.
Sin embargo, era el cuadro de Luis César Sampedro el que mayor peligro trasladaba al área contraria. Keko y Samu, en los minutos 40 y 41, respectivamente, culminaron sendas jugadas personales con disparos que, se fueron al limbo en el caso del primero, y a las manoplas de Razak, en el segundo.
A la vuelta de vestuarios, fue Keko una vez más el que creó peligro por su banda derecha a través de un disparo raso, con su pierna zurda, que blocó Razak sin problemas (minuto 48).
El Mirandés comenzó a tener más el balón y, además, siguió creando peligro a balón parado. En el minuto 59 una falta botada por Emilio Sánchez rebotó en un zaguero local y apunto estuvo de sorprender por alto a Dorronsoro.
Sampedro, técnico local, metió en el campo a Chumbi y Jorge Díaz en el minuto 63 y su apuesta casi le da resultado un par de minutos más tarde. Keko aprovechó un resbalón de Kijera para meter un pase al área pequeña que Chumbi no acertó a rematar cuando el meta del Mirandés ya estaba batido.
La réplica del equipo visitante no se hizo esperar y, a los 71 minutos, Cantero, tras driblar a Antoñito, lanzó un disparo seco que sacó con apuros Dorronsoro.
El encuentro entró en una fase de ida y vuelta que aceleró la tromba de agua que cayó sobre la ciudad albaceteña y que dispuso su siguiente capítulo en el minuto 73. Fue Jorge Díaz el que, de volea, se encontró con la cruceta.
A partir de ahí y hasta el final, el Mirandés se encontró como pez en el agua en medio de un diluvio en el que los locales no acertaban a quitarse la presión de sus rivales, quienes comenzaron a asediar la portería de Dorronsoro a través de numerosos saques de esquina.