Los cuatro acusados por el asesinato de El Carpio (Toledo), en el que un joven resultó muerto y su padre herido grave, han negado su participación en este crimen ocurrido el 5 de marzo de 2013 en el domicilio familiar de las víctimas.
imagen del juicio que se celebra en Toledo en la que aparece Fernando V.R. (izquierda) y los otros tres acusados.
El primero en testificar ha sido Fernando V.R., el acusado que en su detención en junio de 2013 colaboró con la policía reconociendo los hechos y aportando la identidad del resto de participantes. En su testimonio en el juicio oral que se celebra en la Audiencia Provincial de Toledo, ha negado sus palabras de hace dos años señalando que sufrió presiones por parte de los agentes.
El resto de detenidos, que como el anterior se encuentran en prisión provisional, han negado que estuviesen el día de los hechos en El Carpio de Tajo. Uno de ellos, Juan José F.M., hermano de otro de los implicados, ha indicado que la primera declaración de Fernando que les inculpaba se pudo deber a una venganza familiar pues «dejé a su cuñada para irme con otra chica». Ha puesto de manifiesto que «llevaba sin ver a Fernando desde 2010».
Los hechos que se juzgan estos días en Toledo se remontan a marzo de 2013 cuando tres encapuchados llamaron al domicilio en el que vivía la víctima mortal, José Ángel, junto con sus padres. Al abrir la puerta golpearon al joven con una barra y, de rodillas en el suelo, los presuntos autores hicieron un primer disparo que le hirió en la mano izquierda y que alcanzó también el abdomen del padre, quien -alertado por el ruido- se había acercado a la puerta. Fue un segundo disparo en el cuello el que acabó con la vida de José Ángel.
Tras la declaración de los acusados y del padre de la víctima, se ha llamado a un testigo protegido, una tía de Fernando, que ha afirmado detrás de un biombo que el padre de éste le entregó un papel con las personas implicadas y los datos del vehículo empleado y que le pidió que lo llevase a la Guardia Civil. Igualmente se han subido a declarar Miguel Ángel M. y Ángel O., quienes en un primer momento fueron detenidos al estar relacionados con el arma del delito. El primero de ellos ha reconocido que un familiar suyo vendió la pistola a Fernando.
También han intervenido dos testigos, vecinos de El Carpio, que en la noche del crimen, instantes después de lo ocurrido, vieron un coche marca Hyundai -en el que supuestamente iban los asesinos- circular a gran velocidad y saltarse señales de tráfico. Uno de ellos ha concretado que en él viajaban cuatro personas.
Por último, los agentes de la Guardia Civil han coincidido en señalar que Fernando V.R. declaró en junio sin coacciones y en presencia de su abogado, el cual «no alegó nada al respecto». Han informado de que los casquillos de la pistola fueron el principal móvil de las investigaciones, un móvil que les llevó en un primer momento a detener a Miguel Ángel M. y Ángel O. A raíz de estas detenciones y de las escuchas telefónicas practicadas, tuvieron conocimiento de que el arma había sido vendida a Fernando. En su arresto en 2013 éste colaboró con la justicia declarando que acudió a Talavera el 5 de marzo para reunirse con otros dos acusados y que de allí se trasladaron a Alcaudete de la Jara al domicilio del cuarto, Esteban R.S.. Partieron de esta localidad en dirección a El Carpio pues sabían que el padre de la víctima tenía dinero en casa ya que iba a pagar a un trabajador.
Si bien en un primer momento dijo que se quedó en el coche, más tarde Fernando reconoció ante los agentes que también salió a cometer el robo. Narró que llevaban pasamontañas y guantes y que portaban una pistola, una escopeta y una barra metálica. Tras abrir la puerta, hubo un forcejeo y se produjeron los dos disparos.
Los agentes han explicado que Fernando les contó que huyeron rápidamente a Talavera, escondiendo las armas en una escombrera en el barrio de Patrocinio, un lugar hasta el que fueron guiados por el acusado para descubrir que efectivamente se hallaban en ese sitio. Han comentado ante el tribunal que los hechos declarados por Fernando pudieron ser corroborados como ciertos, llegando a arrestarse a los otros tres acusados.
Por todos estos hechos, el fiscal pide 29 años para cada uno de los detenidos. Considera que los cuatro son presuntos autores de un delito de asesinato, con la agravante de disfraz, por el que pide 20 años de prisión para cada uno; de un delito de lesiones, a la pena de cuatro años de prisión para cada uno; de un delito de robo con violencia en grado de tentativa, a la pena de tres años y seis meses de prisión; y un de delito de tenencia ilícita de armas, a la pena de un año y seis meses de prisión.
Fernando V.R. se ha retractado de su primera inculpación en los hechos.