«La ley es la que es y hay que acatarla pero a quien le ha caído cadena perpetua es a mi hermano, que se está pudriendo en la tumba, y a mi familia». Así se expresaba Cristina, la hermana de José Ángel Juan, el joven de 36 años que murió por un disparo en el cuello cuando cuatro encapuchados entraron en su casa, en la localidad de El Carpio de Tajo (Toledo), con la intención de robar.
Los magistrados de la sección primera de la Audiencia Provincial han condenado a 25 años y medio de prisión a cada uno de los cuatro acusados: 14 años por un delito de homicidio con el agravante de disfraz; ocho años por intento de homicidio; dos años por intento de robo con violencia; y un año y seis meses por tenencia ilícita de armas, tal y como ha podido saber este periódico.
Tras conocerse la sentencia, otra de las hermanas, Ana, reconocía a encastillalamancha.es que esperaba una pena mayor y que el juez aplicase la máxima condena -20 años- por el delito de homicidio.
«Fueron a robar a casa de mis padres pensando que había dinero pero lo único que había era gente que trabajaba para poder vivir y mantener un negocio». Ahora «queda por ver quién fue el chivato, que es de mi pueblo, que les dijo a los asaltantes que allí había dinero», indicaba Cristina.
Los hechos que se juzgan estos días en Toledo se remontan a marzo de 2013 cuando cuatro encapuchados llamaron al domicilio en el que vivía la víctima mortal junto con sus padres. Al abrir la puerta golpearon al joven con una barra y, de rodillas en el suelo, los autores hicieron un primer disparo que le hirió en la mano izquierda y que alcanzó también el abdomen del padre, quien -alertado por el ruido- se había acercado a la puerta. Fue un segundo disparo en el cuello el que acabó con la vida de José Ángel.