Resulta sorprendente que a nadie se le haya ocurrido crear y poner en el mercado un juego de mesa que se podría denominar «El juego de las promesas incumplidas». Seguro que sería un éxito de ventas y reportaría sustanciosos beneficios a su creador.
Si alguien se anima a llevar a la práctica esta idea, lo tiene fácil: basta con que recopile las promesas que han hecho los dirigentes de los partidos y sus candidatos durante la campaña electoral, y las ordene en distintas categorías: las que necesita y pide la ciudadanía, las de sentido común, las imposibles de aplicar, las disparatadas, las graciosas, las lamentables, las que el mismo político ha hecho varias veces en anteriores campañas y nunca ha cumplido… Y así todas las que se le ocurran.
LO QUE DICEN Y LO QUE HACEN
Dentro de cuatro años, cuando sean convocadas de nuevo las elecciones municipales y autonómicas, se pondría a la venta este juego y el éxito estaría garantizado. El juego consistiría en acertar cuantas promesas electorales no han cumplido los políticos durante sus cuatro años de mandato, y ganaría el jugador que más se acercara.
Además, el juego se puede fabricar en distintos modelos: para elecciones municipales y autonómicas, para las generales, para las del Parlamento Europeo… Un buen negocio, vaya.
Ironías aparte, lo que de verdad sorprende es que algunos candidatos que han gobernado en los cuatro últimos años -no todos, que quede bien claro- se atrevan a hacer promesas totalmente contrarias a lo que han hecho durante su mandato; y que otros recién llegados planteen compromisos tan inverosímiles que sólo provocan risa. Afortunadamente, todavía los hay que cumplen lo que dicen, o al menos lo que pueden de sus promesas aunque no sean todas.
PROPUESTAS SORPRENDENTES
En esta campaña electoral, como siempre, ha habido promesas de todo tipo. Algunas son las que la ciudadanía espera escuchar de los políticos, pero otras producen sonrojo o incredulidad. Unos ejemplos: perdonar a los ciudadanos de Madrid el 90 por 100 de la primera multa por faltas leves (lo ha dicho la candidata de Ciudadanos); crear una moneda local para Barcelona (coalición Barcelona en Común); permitir que los perros y otras mascotas domésticas puedan viajar en metro y autobús (Esperanza Aguirre), instaurar un cheque bebé de 2.000 euros por cada nacimiento después de haberlo criticado duramente cuando lo aprobó el Gobierno de Zapatero…
Algunos candidatos han acudido a un notario para firmar un documento en el que se comprometen a cumplir todas sus promesas electorales. Se supone que cuando prometen algo lo dicen porque tienen la intención de cumplirlo. No haría falta que firmaran ante notario porque, si no cumplen sus compromisos, ningún juez les va a imponer una condena. Entonces, ¿por qué lo hacen? ¿Será porque buscan una fotografía y un titular en los medios de comunicación?
Durante la campaña electoral los candidatos celebran reuniones y más reuniones con todo tipo de grupos y colectivos sociales. Y a todos les dan la razón en sus peticiones y les dicen que las asumen y van poner en marcha, salvo algunos que son más realistas y les hablan con sinceridad. Resulta sorprendente la facilidad con la que algunos candidatos encuentran un hueco en sus apretadas agendas para mantener esos encuentros, cuando los mismos grupos y colectivos ciudadanos han solicitado entrevistas a esa misma persona cuando ocupaba un despacho oficial y no lo han conseguido.
A partir del 24 de mayo, domingo, corresponderá a los ciudadanos exigir a todos los candidatos electos que empiecen a cumplir sus compromisos. Para que puedan hacerlo es necesario que los ayuntamientos y los gobiernos de las comunidades autónomas actúen con total transparencia y cuenten con la opinión de la ciudadanía. Si se olvidan de los ciudadanos hasta la siguiente cita con las urnas poco habremos avanzad