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lunes, 3 de marzo de 2025
El astrónomo del Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, José María Sánchez. Imagen: EFE/ Álvaro Del Olmo
El astrónomo del Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, José María Sánchez. Imagen: EFE/ Álvaro Del Olmo
Será el próximo año - 02 marzo 2025 - Toledo

Desde la antigüedad más remota los eclipses han generado temor y fascinación a partes iguales, han sido origen de mitos y leyendas en muchas culturas, ahora científicos y aficionados se preparan para observar el del 12 de agosto de 2026, el primero en España desde hace más de cien años, y en Cuenca y Guadalajara desde 1842.

Va a ser el acontecimiento astronómico mundial del próximo año y en esta ocasión tendrá como epicentro a España, donde la luna volverá a tapar completamente al sol, lo que no ocurría desde el 30 de agosto de 1905, hace casi 120 años.


Pocos años después hubo otro el 17 de abril de 1912, pero fue un eclipse híbrido porque en la parte de la Península en la que pudo verse fue anular y solo fue total en el Atlántico, en un punto situado cerca de la costa de Portugal, explica a EFE el astrónomo del Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, José María Sánchez.

El próximo año, España será prácticamente el único país en el que será total en parte del territorio, ya que aunque el fenómeno se verá en Groenlandia y tocará algo a Islandia (donde será total en la capital, Reikiavik) la mayor parte de la franja de sombra recorrerá el océano Atlántico, por lo que la principal zona de accesibilidad y la de más sencillo acceso será el territorio español.

En el territorio de Castilla-La Mancha el eclipse total se podrá ver en las provincias de Cuenca y de Guadalajara, lo que no ocurría desde el año 1842. Podrá observarse en las dos capitales, pero sobre todo en la zona de las sierras, que según Sánchez, «tienen unos cielos negros alucinantes» y pueden aprovechar esta oportunidad para darse a conocer a los aficionados a la astronomía.

Afluencia masiva

Esta circunstancia no solo será aprovechada por la comunidad científica para estudiar el fenómeno, sino que se prevé la llegada de aficionados a la astronomía procedentes de todo el mundo, por lo que sería conveniente preparar con antelación dispositivos, espacios e infraestructuras para canalizar esta afluencia masiva, advierte Sánchez, que pone como ejemplo el eclipse total de abril del año pasado en México, Estados Unidos y Canadá.

Se calcula que más de 30 millones de personas presenciaron el eclipse total, muchas de ellas desplazadas para verlo desde zonas lejanas y desde numerosos países, por lo que en algunos puntos hubo problemas en las carreteras o supermercados que quedaron vacíos, señala el astrónomo.

Es muy previsible que esta afluencia masiva se produzca también en España el próximo año para ver el eclipse, que será total en una franja muy extensa que irá desde el noreste de Galicia hasta Bilbao, en la parte más septentrional, desde donde comenzará a recorrer el país en dirección sudeste.

Se verá en toda esta franja de la cornisa cantábrica y después bajará por las provincias de Burgos, La Rioja, Soria, Zamora, Valladolid, Segovia, Madrid, Guadalajara, Cuenca, Huesca, Zaragoza, Teruel, Tarragona, Castellón y Valencia, para pasar por todo el archipiélago balear y acabar en el Mediterráneo.

De repente, la oscuridad

Para la gran mayoría de personas, un eclipse total de sol es uno de los eventos más impactantes que pueden vivirse, como ha comprobado el propio Sánchez, que ya ha presenciado dos de estos fenómenos en Libia (2006) y en China (2009).

Los que lo ven observan primero una sombra oscura que se acerca a toda velocidad y cuando se hace la oscuridad «se oye de todo», relata el astrónomo, que comenta que es tan espectacular, se genera tal tensión y emoción, que en esos momentos: «Los humanos nos volvemos locos, chillamos, lanzamos exclamaciones altisonantes, empezamos a abrazarnos».

También tiene efecto en los animales, que ante la oscuridad momentánea y la bajada de temperatura que se produce vuelven a sus madrigueras y a sus nidos, porque de repente se ha hecho de noche.

Ocasión única: tres eclipses en tres años

En el ámbito de la ciencia va a ser una ocasión única para estudiar este tipo de fenómenos, porque no será el único eclipse que va a verse en la península ibérica en poco tiempo: habrá otro eclipse solar total el 2 de agosto de 2027 (que será de mayor magnitud, pero sólo se verá como total en el extremo sur de Andalucía, además de en Ceuta y en Melilla) y un eclipse anular el 26 de enero de 2028.

Científicos y divulgadores están trabajando desde hace tiempo para aprovechar esta excepcional sucesión de eclipses, de forma que las principales instituciones científicas del país han creado un grupo que se denomina Comisión Nacional del Eclipse. A su vez, la veintena de planetarios que hay en España están preparando una nueva producción audiovisual.

Para hacerla se postularon el Planetario de Pamplona, la Casa de las Ciencias de A Coruña, la Casa de las Ciencias de Sevilla, el Parque de las Ciencias de Granada, el Museo Elder de la Ciencia y la Tecología de Las Palmas de Gran Canaria y el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha.

Llevan un año trabajando en esta producción, que prevén estrenar a finales de este año simultáneamente en todos los planetarios españoles, y que esperan que sea adquirido por otros países ya que, según Sánchez, es un programa «de presente, pasado y futuro», que aprovechará «tener en tan corto espacio de tiempo estos tres eventos astronómicos tan espectaculares».

Sánchez destaca que desde el punto de vista científico, los eclipses sirven para avanzar en muchos campos. Así se comprobó en 1919, cuando un eclipse total de sol demostró los postulados de la teoría de la relatividad que Einstein publicó cuatro años antes, en cuestiones como la curvatura de la luz en el espacio-tiempo.

Pero también han influido en otros ámbitos del devenir humano. Uno de los más llamativos en 939, cuando el cielo se oscureció totalmente poco antes del comienzo de la batalla de Simancas, e hizo que los ejércitos cristiano y musulmán no iniciaran el combate, que pospusieron unos días hasta que se les pasó «el susto».

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