Casi con toda probabilidad, en pocas semanas Castilla-La Mancha conocerá un nuevo presidente, el cuarto desde que hay elecciones autonómicas y el tercero del PSOE, Emiliano García-Page. La victoria de María Dolores de Cospedal por la mínima (dos escaños y poco más de un punto) en las elecciones autonómicas del 24 de mayo no será suficiente para gobernar, ya que a estas alturas todo el mundo dar por seguro un acuerdo PSOE-Podemos que entregará la presidencia de la Junta a Page.
Los rostros de los comparecientes y el ambiente en las diferentes sedes electorales hablaban más claramente que los resultados. Una amarga victoria para Cospedal y una dulce derrota para Page si se cumplen los pronósticos.
En el PP, poca gente y con rostro de funeral.
En el PSOE, los 14 diputados de 33 sabían a gloria y se recibía a su líder al grito de ¡presidente, presidente!. Él mismo, desde el minuto uno, utilizó el tono de jefe del Gobierno anunciando sus intenciones al frente del Ejecutivo. José Bono, el presidente más longevo con sus 21 años al frente de la Junta, estaba exultante, como si él hubiera vuelto a ganar.
Alegría desbordada también en Podemos, los dueños de las llaves del parlamento y de la mayoría en los próximos cuatro años.
Decepción en Ciudadanos, que apenas podían creer que obtenían ni un escaño, pese a que habían conquistado todas las encuestas anteriores. El voto se ha concentrado mucho en las dos semanas de la campaña. Eso, y la ley electoral de CLM, criminal para las pequeñas formaciones, han hecho el resto. De hecho, con apenas un punto de diferencia en el porcentaje de votos recibidos, Podemos tiene tres escaños y Ciudadanos ninguno.
El mapa no deja lugar a dudas, predominio de la izquierda en votos y escaños en la comunidad autónoma y una nueva época por delante en CLM y en gran parte de los ayuntamientos, donde serán necesarios los pactos, a diestra o siniestra, para poder gobernar.
En los próximos días habrá que analizar porqué la primera victoria del PP en CLM ha sido solo un paréntesis de cuatro años. Los recortes y los escándalos de corrupción que han afectado al partido en España son una explicación evidente, pero no creo que la única. El PP tiene que analizar factores propios de CLM para explicarse esta victoria que sabe a derrota. La queja desde el principio de la legislatura ha sido casi unánime cuando se ha hablado del mal talante del Gobierno del Partido Popular y de su falta de cintura para el diálogo y el entendimiento, incluso con colectivos cercanos ideológicamente.
Al PSOE le han faltado menos de 500 votos en la provincia de Albacete para subirse al 15 y dejar a Podemos en dos. A falta de saber las condiciones que les pondrá Podemos para dejarles gobernar, los socialistas hoy están eufóricos, porque han arrebatado la mayoría absoluta a Cospedal, que era su gran objetivo. Además, han recuperado plazas importantes, aunque han perdido Cuenca y muy probablemente seguirán en la oposición en Albacete y Guadalajara, donde al PP le vale un pacto con Ciudadanos para mantener la Alcaldía.
Los dos grandes partidos han perdido terreno entre los electores de unas de las comunidades autónomas donde el bipartidismo ha sido más fuerte y resistente. Podemos ha mejorado los pronósticos de las últimas semanas y Ciudadanos se ha quedado ko. Ahora toca analizar despacio si es una tendencia en cada caso o hay remedio para cada cosa.
Por el momento los amantes del morbo, tendrán raciones dobles muy pronto con la celebración del Día de Castilla-La Mancha y del Corpus.