El 10 de junio de 1965, un total de 22 familias con hijos con discapacidad se reunían en el salón de actos de la Casa Sindical de Toledo, invitados por la delegación provincial de Asociaciones del Movimiento, para constituirse en asociación y defender de esta forma los derechos de este colectivo. Ahí nació la Asociación Provincial de Padres con Niños y Adultos Minusválidos (Apanas), una organización que es hoy en día un referente y que celebra en 2015 su 50 aniversario bajo el lema «Siempre adelante».
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Una de las personas que estuvo en esos comienzos y que ha sido y sigue siendo testigo de cómo ha evolucionado Apanas es Pilar Rodríguez Pardo, quien fuera presidenta durante los años 1992-2004 y que actualmente ocupa el cargo de vicepresidenta. Nadie como ella, madre además de una persona con discapacidad, para narrar cómo eran las cosas hace 50 años y las dificultades a las que tuvieron que hacer frente.
Asegura a Encastillalamancha.es que en la constitución de Apanas «los padres vimos un hueco para la esperanza pues por aquel entonces era muy complicado que nosotros mismos nos entendiéramos» y es que «los que nos llamábamos normales rechazábamos estas situaciones». Eran años en los que estos chicos sufrían el rechazo de la sociedad y en los que «los padres de niños normales no querían que sus hijos jugasen con los nuestros». Lejos de ver con rencor esta etapa, Pilar disculpa todas estas actitudes afirmando que eran fruto del desconocimiento.
Apanas dio los primeros pasos, se le empezaron a abrir las puertas de las instituciones públicas y privadas, la ayuda fue llegando poco a poco y la administración inició la catalogación de lo que antes se llamaban minusvalías. No obstante, «lo que más nos ha ayudado a salir adelante ha sido la comprensión de otros padres, ya que las ayudas oficiales las impone la ley pero el trato a estos niños no se impone y es algo que tiene que venir de la gente».
«LOS MÉDICOS ME AYUDARON A ACEPTAR LA DISCAPACIDAD DE MI HIJO»
Ella tuvo la suerte de contar con el apoyo de unos médicos que «me ayudaron a aceptar la discapacidad de mi hijo», que ahora tiene 56 años. «Enfrentarte a algo así es lo peor que te puede pasar; en los primeros días pensaba que cualquier día se iba a levantar e iba a ser normal». Sin embargo, «lo acepté rápidamente y a partir de entonces decidí que tenía que tratarle igual que a los demás».
De una sociedad que aisla a estos colectivos se ha pasado a otra que busca su integración en todos los ámbitos. En este sentido Apanas -que aparece como la segunda asociación más antigua de la provincia de Toledo- ha hecho mucho. Hoy en día en Toledo capital cuenta con el centro ocupacional «Virgen del Sagrario»; el centro ocupacional «Apanas-Multioficios»; el centro de día «Condesa de Rocamartí»; cuatro viviendas con apoyo; y la residencia «Condesa de Rocamartí». Fuera de Toledo, en el resto de la provincia, gestiona centros ocupacionales en Fuensalida, Calera y Chozas y Gargantilla. Destaca también su servicio de ocio y tiempo libre y el Club Deportivo Básico «Apanas».
Entre los momentos más importantes en la historia de Apanas, a parte de haber llegado a los 50 años de existencia, Pilar resalta la puesta en marcha del centro de día «Condesa de Rocamartí», en la calle Oslo, porque «está ayudando a muchos chicos; para ellos es su casa». No obstante, también son reseñables el momento en el que la asociación ingresó en Feaps; cuando se reconvirtió de asociación a empresa, en abril de 1975; los años 70 con la apertura de la «guardería» «Condesa de Rocamartí», la creación del servicio de estimulación precoz y del club de ocio y el inicio de los talleres ocupacionales; y el año en el que el Consejo de Ministros otorgó el reconocimiento de utilidad pública a Apanas, en el año 1985.
DE 13 TRABAJADORES A LOS 70 ACTUALES
Cuando Pilar entró como presidenta en 1992 había 13 personas trabajando. Hoy son más de 70 los profesionales que prestan sus servicios. Las cifras hablan por sí solas: actualmente hay más de 500 familias afiliadas a la entidad; 203 usuarios son atendidos en centros ocupacionales y centros de día; hay 55 usuarios atendidos en las cuatro viviendas con apoyo y en la residencia; 110 personas utilizan el servicio de ocio y tiempo libre; y 45 deportistas forman parte del Club Deportivo Básico, que está federado.