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sábado, 19 de abril de 2025
Imagen del documento sobre la procesión de Olías del Rey que se conserva en el Archivo Provincial de Toledo.
Imagen del documento sobre la procesión de Olías del Rey que se conserva en el Archivo Provincial de Toledo.
Ocurrió en 1791 en Olías del Rey - 17 abril 2025 - Toledo

Adrián Rivero, uno de los mayordomos de la cofradía de la Vera Cruz de Olías del Rey (Toledo), acabó en la cárcel, aunque solo un par de días, porque en la procesión del Domingo de Ramos de 1791 no quiso regresar a la parroquia, aunque las nubes amenazaban lluvia, sino que continuó su trayecto, de modo que se mojaron imágenes e insignias.

El mayordomo fue detenido y llevado a la cárcel, donde al principio se mantuvo en su primera versión de que «la tarde no estaba tan mala» como para regresar a la iglesia, aunque luego reconoció su error, pidió el sobreseimiento de la causa y dos días después fue puesto en libertad.


La historia está extraída de documentos que conserva el Archivo Histórico Provincial de Toledo, que los ha publicado en sus redes, consultadas por EFE, a tenor del protagonismo que tiene la meteorología en las procesiones de Semana Santa.

Los hechos de los que fue protagonista Adrián ocurrieron en la tarde del domingo 16 de abril de 1791, Domingo de Ramos, cuando se celebraba la procesión de la cofradía de la Vera Cruz en Olías del Rey, localidad muy próxima a la ciudad de Toledo.

«No vuelvo la procesión, lo mande quien lo mande»

La procesión ya discurría por las calles cuando se vio «una nube tempestuosa, amenazando su más abundancia de agua», por lo que los eclesiásticos y las autoridades dieron orden de cambiar el recorrido para que no se mojasen las imágenes.

Enviaron a un alguacil para que se adelantara a la cabeza del cortejo y dijeran al mayordomo encargado de guiar la procesión que se volviese, pero Adrián Rivero, de 42 años, respondió que “no volvía la procesión, lo mandara quien lo mandara”.

Reconoció el error y se sobreseyó la causa

Debido a esa decisión, se mojaron las imágenes e insignias y los asistentes tuvieron que cubrir con capas algunos pasos, lo que generó cierto revuelo y hubo «irreverencia, menos devoción, risa y escándalo».

Por este motivo, el mayordomo fue detenido al día siguiente e internado en la cárcel real de Olías, donde al principio se mantuvo en su versión de que «la tarde no estaba mala para volver la procesión», pero finalmente reconoció lo equivocado de su proceder y pidió el sobreseimiento de la causa alegando su situación de pobreza por la precariedad de su oficio, ya que era cobrador y estaba casado.

Dos días después se decretó su libertad, bajo fianza del pago de dos ducados, y se le advirtió de que si en lo sucesivo era responsable de algo similar se le trataría con mayor rigor.

Enclm/Efe

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