Una veintena de ciudadanos de diferentes profesiones, edades y sexo copaban las miradas de todos los invitados que llegaban al Palacio de Fuensalida para asistir a la toma de posesión de Emiliano García-Page como presidente de Castilla-La Mancha.
Había sido idea del presidente, que quiso simbolizar que será un mandatario cercano y ocupado en los problemas de la gente cediendo el protagonismo del escenario a los ciudadanos. Cuatro de ellos, además, hablaron.
Fue el caso de Alfredo Alonso, discapacitado, que pidió a Page “corazón y cercanía”. A continuación Jesús Patiño, autónomo, pidió al presidente que se les escuche y se les atienda. Lucía Sánchez-Urán, joven nacida, criada y formada en CLM ha tenido que abandonar su tierra para ganarse en futuro. Aquí solo encontró “paro, puertas cerradas y un futuro incierto” dijo, al tiempo que pidió a Page “que nos dé motivos para recuperar la ilusión y la confianza en la política, queremos creer para poder volver”.
La última en intervenir fue la joven Estefanía Fernández, con síndrome de Down, que emocionó a todos con sus breves palabras dirigidas al presidente de CLM: “Gracias por dejarme hablar, estoy muy contenta de que seas mi presidente, no nos olvides; un beso”.