Pasados los primeros momentos del jaboneo, las enhorabuenas sinceras y las que no, los «ya te lo decía yo» y demás variedades que rodean siempre el nombramiento de alguien, sea de lo que sea pero no digamos ya si eres el nuevo presidente de tu comunidad autónoma, en este caso Castilla-La Mancha, ahora llega sin tiempo ni siquiera para asimilar que lo eres, el enfrentamiento con la realidad. Que por lo general no suele ser casi nunca como la idea que te habías hecho o lo que te esperabas.
Por cierto, si ven las fotografías de Rebeca Arango que publicamos el sábado 4 por la noche, no se lleven las manos a la cabeza con algunas viendo a determinados personajes, y abran bien los ojos porque sí, sí…
Primero, y aquí regresamos al inicio de esta conversación, porque todos y cada uno de los colectivos que nos rodean, y cuidado que hay asociaciones y demás, lo que quieren es que lo primero que se resuelva sea lo suyo, y si puede ser sin demora. Por lo que el chorreo de peticiones para ver a los miembros del nuevo Gobierno será a partir de ahora de aúpa. ¿Qué hay de lo mío? será la frase quizás más repetida. Por lo que los ocho miembros que componen el primer Ejecutivo de Emiliano García-Page, cuatro mujeres y cuatro hombres, pueden ir olvidándose de poner los pies en polvorosa, no digo ya en la playa, de aquí hasta las minivacaciones de Navidad que se puedan coger, que el tiempo apremia y seguro que no van a olvidar el agosto toledano. ¿No les apetecía llegar a la Corte? Pues van a tener Corte y media. Con 40 y hasta 42 grados a la sombra, lo que se dice un caluroso recibimiento.
Ahora lo que se espera de todos ellos, y de los equipos que conformen de directores generales, asesores y demás «fauna» institucional, será amabilidad y diálogo, que no es tan difícil. Que ser consejero de algo no significa ser el rey del mambo, no se equivoquen, oiga, que no hace falta recordarles que cobran de los impuestos que pagamos todos y que si alguien ha de servir a alguien, lo de servir que sea bien entendido, son ellos y todos los que les rodean a los ciudadanos.
Y no son nombrados para que entren en sus urnas de cristal y desaparezcan por los años de los años. Una gran parte del respeto se la ganarán dependiendo del respeto que ofrezcan ellos a los demás. Que son personas, como nosotros, no se crean otra cosa, oigan.