«La herencia que ha dejado el PP en la Junta es magnífica y lo va a comprobar el nuevo consejero en estos papeles». Así se expresaba el que ha sido hasta ahora titular de Hacienda con el anterior Gobierno regional, Arturo Romaní, instantes antes de hacer entrega ante notario de las cuentas de Castilla-La Mancha.
En declaraciones a los medios ha puesto de manifiesto que le parece «lamentable» que «el nuevo consejero no quiera hacer el traspaso» y que tenga que acudir al notario para dejar constancia de la situación económica en la que deja las arcas públicas.
Arturo Romaní presentando las cuentas ante notario.
Después de recordar los 9.475 millones de euros de deuda que dejó el Ejecutivo de José María Barreda, «una deuda que vamos a heredar todos los castellanomanchegos durante una buena temporada», ha insistido en que «la gestión financiera del Gobierno de María Dolores de Copsedal ha sido impecable» y que está publicada en internet y «sometida a valoración general».
Ha señalado que, tal y como recoge la documentación, tras su salida del cargo el gasto de la Junta está satisfecho en un 93,68 por 100; la liquidez total es de 94 millones de euros (42 millones en cuentas corrientes y 52 millones en pólizas disponibles); y el presupuesto consumido asciende al 40 por 100. Además, «con lo primero que se ha encontrado el nuevo consejero ha sido con 68 milllones que no esperaba, procedentes del sistema de financiación autonómica». Por todo ello, valoraba que «algunos han entrado recibiendo buenas noticias y con los ingresos crecientes y a otros nos tocó vivir otra época».
«No sé qué intenciones ocultas tiene el nuevo consejero pero, en todo caso, me parece que es injusta su actitud, sobre todo, después del esfuerzo tan enorme que hemos tenido que hacer en la Consejería para poner las cuentas en orden. Que después de esta legislatura tan difícil haya que ir a entregar la cartera a la ventanilla me parece terrible». Añadía que «lo que no va a conseguir el nuevo responsable de Hacienda es que el traspaso no se haga con luz y taquígrafos».
Espera que el Gobierno de Emiliano García-Page haga la auditoría que ha prometido: «Yo la haría, pero no es lo mismo la situación de ahora que la de 2011». Pide, eso sí, que cuando la lleven a cabo los técnicos, que estos tengan en cuenta los papeles que entrega y que «la sometan a la misma publicidad a la que nosotros hemos sometido nuestro informe de la situación financiera».
«LA DESVIACIÓN DEL DÉFICIT DE 2014 YA LA CONOCÍAMOS TODOS, ME ASOMBRA QUE SORPRENDA EN EL PSOE»
Por último, y preguntado por la sorpresa que ha causado en el PSOE la desviación del déficit público de 2014 en 300 millones de euros, Arturo Romaní ha expresado su asombro ya que «es algo que sabemos todos desde hace meses». Ha apuntado que está explicado en los folios aportados al notario y que responde a dos efectos coyunturales que «no ponen en peligro la senda de reducción del déficit», porque «es un desequilibrio que se reconduce solo».
El hecho de que el déficit del año pasado fuese del 1,76 por 100, en lugar del 1 por 100, «obedece a que fue el último ejercicio de intereses caros y a que los ingresos tributarios crecieron mientras el Estado nos bajó las transferencias», una circunstancia «que se hizo pública y se comunicó al Ministerio», por lo que «no vimos conveniente hacer un recorte de 300 millones para cumplir con el objetivo».