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Ni portal de empleo ni agencia de RRHH 21/07/2015junio 8th, 2017

Cada pocas semanas una nueva jornada de acogida de Cruz Roja recibe a 20 personas que buscan empleo sin poder encontrarlo. Jóvenes sin experiencia, mujeres -entre ellas víctimas de la violencia de género- y personas inmigrantes son los colectivos más vulnerables. Cruz Roja ofrece la posibilidad de formarse, realizar prácticas y poder acceder a un puesto de trabajo. Pero el objetivo final no se logra sin esfuerzo y dedicación en los pasos previos, algo de lo que los trabajadores de la organización están muy convencidos. 

Natalia tenía 18 años cuando llegó al centro de intermediación laboral de Cruz Roja. «Tenía el graduado escolar. Venía, pues como muchos jóvenes, sin mucho interés. Aquí le enseñamos a ser autónoma» explica Salvador Díaz, prospector laboral en el área de empleo de Cruz Roja.


Como Natalia cientos de jóvenes acuden cada año a la organización en busca de ayuda para acceder a un puesto de trabajo. La última encuesta de población activa muestra un panorama nada alentador. En los tres primeros meses de 2015, el desempleo entre los menores de 25 años en Castilla-La Mancha alcanzaba el 26,5 por 100.

Al grueso que conforman los jóvenes en las estadísticas hay que añadir a muchas mujeres en situación de dificultad-entre las que hay contar a las que han sufrido violencia de género- con baja cualificación o que provienen del extranjero. La educación que han recibido o la dificultad para homologar sus estudios son las principales barreras que se interponen a las personas que llegan desde fuera a la hora de encontrar trabajo.

«Los jóvenes vienen sin experiencia y a menudo con baja cualificación. En el caso de las mujeres y los inmigrantes suelen decir que sí a todo, condiciones laborales, horario, salario, etc. Son gente con muchas necesidades y que se dejan la piel», explica Salvador Díaz.

En el centro de empleo de Toledo, Salvador Díaz, Alicia Reguillo, Silvia Bellomo, Isabel Luengo y un equipo de trabajadores y voluntarios trabajan conjuntamente para ayudar a todas estas personas. 

Las primeras sesiones tienen como objetivo aprender a elaborar un currículum, cómo comportarse en una entrevista de trabajo o cómo usar diferentes herramientas para la búsqueda de empleo. También se ofrece orientación profesional y se trabaja con la autoestima. Con esto se busca mejorar la actitud y conseguir la autonomía de estas personas.

Una vez superada esta etapa, el paso siguiente son los cursos de «capacitación profesional». No se trata de una formación académica. De las 100 horas que se imparten, la parte teórica supone apenas un 25 por 100 de la formación, mientras que el 75 por 100 corresponde a la práctica. Aunque también se ofrecen cursos transversales como el de informática.

Dependiendo del puesto al que la persona quiere acceder se pueden realizar diferentes cursos: manipulador de alimentos, monitor de ocio y tiempo libre, camarero, atención al cliente, logística en almacén… El objetivo es que las personas adquieran las competencias que buscan los empleadores y estén totalmente preparados para moverse en el mercado laboral.

En una ciudad como Toledo, donde el turismo tiene una relevancia incuestionable, la hostelería y el comercio son dos de los nichos del mercado que más personas emplean durante los meses de verano.

Pese a la difícil situación en el mercado laboral, Cruz Roja coloca el listón muy alto en sus Planes de Empleo. Por cada 100 jóvenes atendidos, la organización espera colocar entre 45 y 50 personas. «Tenemos objetivos muy agresivos», explica Díaz.

En lo que llevamos de año, la organización ha recibido a 300 personas, de las cuales 70 han conseguido un puesto de trabajo. «Nosotros podríamos atender al año a 1.500 personas. Pero no queremos atender a 1.500 personas mal. Preferimos atender a 100 jóvenes bien, a 80 mujeres bien, a 100 inmigrantes bien…», apunta Díaz.

Natalia hizo un curso de comercio y comenzó a hacer prácticas en ForumSport, en el Centro Comercial Luz del Tajo, donde lleva tres años trabajando. «Solo por casos como este merece la pena trabajar aquí», añade, «aunque sea cobrando menos».

NI PORTAL DE EMPLEO…

El Plan de Empleo de Cruz Roja no consiste en un programa que ofrezca trabajo ni una agencia de recursos humanos al uso. Su tarea consiste en identificar las posibilidades de empleo que hay en el mercado y preparar a las personas más vulnerables con las competencias necesarias para ocupar esos puestos, buscando al mismo tiempo la colaboración de las empresas en el proceso de inserción laboral.

«Aquí no damos trabajo. Ponemos las herramientas para que la gente pueda incorporarse al mundo laboral», aclaran desde la organización. «Les podemos meter caña, intentamos descubrir lo mejor de cada uno, pero luego todo depende de ellos mismos».

El esfuerzo de toda esta labor, en la que también colaboran alrededor de 25 voluntarios en la provincia de Toledo, se centra en la persona. El equipo que trabaja en el servicio de intermediación de empleo conoce los casos y la situación de las personas a las que ayuda.

…NI SIMPLE AGENCIA DE RECURSOS HUMANOS

La otra parte del trabajo consiste en mediar con las empresas. Salvador Díaz busca colaboración para que los empleadores también se impliquen en la formación y ofrezcan una oportunidad a las personas que buscan un trabajo pero no llegan a conseguirlo. En la situación actual, esto puede convertirse en una ardua tarea.

Cruz Roja pide siempre unos requisitos mínimos: que se inscriba a los trabajadores en la Seguridad Social, que no se busque becarios para cubrir puestos de trabajo o que la empresa se implique en los proyectos de formación por propia iniciativa y no solo cuando se trate de mejorar la imagen o la responsabilidad social corporativa.

La organización puede ofrecer a cambio formación personalizada y currículums que se ajustan perfectamente a los perfiles que la compañía necesita. Todo ello sin costes para la empresa, ya que el servicio se financia mediante el Fondo Social Europeo.

Hay empresas que ya confían en Cruz Roja para contratar a nuevo personal. Es el caso de VIPs, Eroski o el Hotel Almunia de San Miguel en el casco antiguo de Toledo.

«Por ejemplo, -dice Díaz- Leroy Merlin nos llamó para que buscáramos a jóvenes con ganas de trabajar y a quienes les gustara el bricolaje, y les diéramos la formación teórica necesaria para que pudieran incorporarse en prácticas. Formamos a un grupo de 10 alumnos. De este grupo finalizaron la formación ocho y cuatro consiguieron colocarse en la empresa».

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