Los viticultores de Castilla-La Mancha siguen pendientes de la evolución meteorológica ante el inminente inicio de la vendimia, ya que si hubiera precipitaciones podría aumentar la producción, sobre todo del viñedo del secano, bastante afectado por el calor y el estrés hídrico.
La vendimia en Castilla-La Mancha se iniciará la próxima semana con la recogida variedades de maduración temprana como la moscatel de grado menudo y la chardonnay, aunque ésta última, que apenas representa el 0,2 por 100 de la producción global, ya se ha empezado a recoger en algunas zonas de La Mancha.
Pero la recolección de la uva no se generalizará hasta la segunda semana o mediados de septiembre con las variedades autóctonas de la región (cencibel o tempranillo y airén), pues aunque el buen tiempo aceleró su maduración, luego se ralentizó a consecuencia del elevado calor -que apenas ha dado una tregua-, y de la escasa diferencia térmica entre el día y la noche, que está retrasando el proceso.
La bajada de temperaturas registrada durante este fin de semana ha «aliviado» un poco a la viña de secano que presenta un estado «más saludable», ha explicado a Efe el vicepresidente de Asaja de Ciudad Real, Pedro Alcolea.
Asimismo, ha apuntado que si no llueve antes del 8 de septiembre la producción de vino y mosto podría «estar más cerca de los 18 millones de hectolitros que de los 20»
Esta estimación es muy inferior a los 23-24 millones de hectolitros que barajaba la pasada semana la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural y a los 21-22 millones de hectolitros que preveía Cooperativas Agro-alimentarias de Castilla-La Mancha.
La producción final dependerá de la evolución del viñedo del secano que está bastante afectado por las olas de calor y el estrés hídrico, ha señalado Alcolea, que ha precisado que el incremento o bajada de la cosecha viene siempre determinado por el secano, del que hay algo más de 270.000 hectáreas en Castilla-La Mancha, ya que la producción de la viña de regadío apenas varía.
«Si empezara a refrescar por la noche y las temperaturas no superaran los 33 grados centígrados, la uva se podría desarrollar mejor y la producción aumentaría si se registraran precipitaciones de entre 20 y 30 litros acumulados en las próximas semanas», ha considerado el dirigente agrario.
Alcolea se ha remontado a la sequía de 1995 para describir la «marchitez» que presenta este año la viña.
Por lo que respecta al precio de la uva, todo parece indicar en que será superior a la del año pasado como consecuencia del descenso de la producción y los movimientos de vino que se están registrando, aunque todo dependerá de si «se sabe operar y el viticultor no se pone nervioso y empieza a entregar uva a los industriales».
De momento, no se tiene constancia de que se haya firmado un contrato de compraventa que constate la cotización de salida del fruto, cuya calidad, según coinciden en apreciar las fuentes consultadas, será buena.