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10/09/2015junio 8th, 2017
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Aunque lo parezca, lo que sigue a continuación no es una broma: Francisco Nicolás Gómez-Iglesias, de 21 años, a quien toda España conoce como el pequeño Nicolás, quiere ser senador. Ha anunciado que se va a presentar a las elecciones generales de diciembre, como candidato independiente, con el único objetivo de «cerrar el Senado» porque es una Cámara que no funciona. Como lo leen. Lo ha desvelado el diario El Mundo.

La política es una actividad muy seria, imprescindible para la sociedad, pero algunos políticos parece que hacer todo lo posible para que la ciudadanía opine exactamente lo contrario, esté harta de ellos y diga eso tan simple, tan falso y tan injusto de que «todos son iguales». No hace falta que venga ahora este presunto estafador y comprobado mentiroso a desprestigiarla todavía más, lo que hace falta es regenerarla y que vuelva a ganarse la confianza de la gente.


¿Qué pensarán los padres de este joven de sus andanzas? ¿Se habrán preguntado alguna vez de dónde sacaba el dinero para alquilar coches de lujo con conductor para impresionar, cómo conseguía relacionarse con dirigentes del PP y conocidos empresarios con los que participaba en fiestas y actos de todo tipo cuando ni siquiera era mayor de edad? ¿De qué manera lograba fotografiarse con la anterior alcaldesa de Madrid, Ana Botella, y otros personajes públicos? ¿Qué habrá pasado por su cabeza al ver que su hijo era detenido y acusado de cometer los delitos de estafa, falsificación de documentos y usurpación de funciones públicas, entre otros? ¿O quizá han pensado que es un chico muy listo, mucho más que sus amigos, y que le espera una vida de éxito?

LA SORPRESA DE LA JUEZ

La juez que ha interrogado a este presunto delincuente parece que no opina de esta manera. Tras tomarle declaración cuando fue detenido el año pasado, escribió en una resolución que ella no comprende «cómo un joven de 20 años, con su mera palabraría», se las ingenió para acceder a los actos públicos en los que estuvo «sin alertar desde el inicio de su conducta a nadie, por muy de las Juventudes del PP que manifieste haber sido».

El psicólogo que le entrevistó para redactar el informe forense, tras estudiar la personalidad del joven, escribió que tiene «una florida ideación delirante de tipo megalomaniaco». Hay que recordar que una persona es megalómana cuando tiene delirios de grandeza.

Cualquier persona mayor de edad tiene derecho a presentarse a unas elecciones; el joven Francisco Nicolás Gómez-Iglesias, también. Al mismo tiempo, afortunadamente, todos los españoles mayores de 18 años también tienen derecho a votar y se espera de ellos que lo hagan con sentido común, cada cual a la lista que quiera pero olvidando los nombres que huelan a «ideación delirante de tipo megalomaníaco».

ARTUR MAS NO VA A LOS DEBATES

La política es cosa muy seria, hay que repetirlo, pero lo que hacen y dicen algunos políticos lleva en ocasiones a pensar lo contrario. Veamos dos ejemplos recientes:

– En pleno siglo XXI, y con lo que todavía está cayendo en España -crisis económica, corrupción, desigualdad creciente en la sociedad y aumento de la pobreza, desafío soberanista de Artur Mas…-, en el PP hay quien se dedica a debatir si Mariano Rajoy debe acudir el próximo 18 de septiembre a la boda de Javier Maroto, uno de los vicesecretarios de su partido, porque es homosexual y se va a casar con su novio. El PP tiene recurrida ante el Tribunal Constitucional la ley que reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero hoy por hoy esa norma es legal, ¿no? Por eso se va a casar este dirigente del Partido Popular.

– Ante las próximas elecciones en Cataluña, autonómicas pero de especial importancia, el aspirante a seguir presidiendo la Generalitat, Artur Mas, que va camuflado en el número cuatro de una candidatura ideológicamente muy heterogénea y no la encabeza, no ha participado aún en ningún debate con otros candidatos, con lo que demuestra una total falta de respeto a los electores.

Por sorpendente que parezca, seguro que en muchas tertulias de radio y de televisión estos dos temas serán debatidos estos días por políticos, periodistas y opinadores profesionales como si fueran lo más importante para la ciudadanía. Las audiencias mandan. Esperemos que el anuncio de el pequeño Nicolás se quede en eso, en un anuncio fruto de su megalomanía, y que los electores apoyen con su voto a quienes ofrezcan soluciones realistas para sus problemas diarios, tanto el próximo 27 de septiembre en Cataluña como en diciembre en toda España.

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