La policía española, acompañada de un fiscal del Tribunal de la provincia rumana de Timis, ha interrogado hoy a Istvan Horvath para hallar más pistas sobre el doble crimen de las jóvenes de Cuenca que, supuestamente, perpetró su amigo Sergio Morate.
«Un fiscal y la Policía procedente de España han interpelado a Istvan Horvath por presunto encubrimiento del doble asesinato de dos chicas», señaló hoy a Efe la portavoz de la Fiscalía de Timis, Mihaela Pop.
La representante de la institución judicial precisó que no podía ofrecer más información al respecto a petición de las autoridades españolas, puesto que éstas quieren mantener la investigación en secreto.
Por la tarde, una unidad de la policía científica se desplazó hasta la comisaría de Lugoj para proceder al análisis del coche de Morate, para buscar pistas sobre su implicación en el asesinato de Laura del Hoyo y Marina Okarynska.
El principal sospechoso del crimen de Cuenca fue extraditado el pasado 5 de septiembre a España tras pasar 24 días en prisión preventiva en la comisaría de Timisoara.
El arresto, que se produjo el pasado 13 de agosto por la policía rumana en la localidad de Lugoj, cerca de la frontera con Hungría, tuvo lugar por una orden europea de captura dictada por la Justicia española.
A través de la oficina SIRENE de la Interpol, la Policía Nacional pidió a la rumana que se procediera a la detención del presunto criminal.
Un equipo de agentes especiales entró sobre las 20.00 hora local (17.00 GMT) en el diminuto apartamento donde se hallaba Morate, acompañado de Hortvath y su hermano, su mujer y su bebé.
Hortvath, que conoció a Morate en una cárcel española, contó a un fiscal rumano que su amigo se había extraviado en Hungría y le había pedido que fuera a buscarlo para ayudarlo a entrar en Rumanía por carreteras secundarias.
Las autoridades judiciales españolas tramitaron su extradición y la entrega de sus bienes, que incluye su vehículo, un Seat Ibiza verde.
En su primer aparición ante un tribunal rumano, Morate, de 29 años, se declaró inocente de las muertes de las jóvenes de Cuenca y afirmó al juez de la Corte de Apelación de Timisoara que no hay pruebas en su contra.
Morate apeló la decisión de extraditarlo a España, alegando que había recibido amenazas de muerte por parte de la familia de una de las víctimas y advirtió que la mediatización del caso puede provocar que su juicio no sea justo.