No es habitual que estos ejemplares reposen en las vitrinas de sus exposiciones. Esta semana, hasta el 3 de octubre y con motivo de la visita de los participantes en el XXIX Congreso de la Asociación Internacional de Bibliofilia (AIB), la Biblioteca de Castilla-La Mancha ofrece una oportunidad única para conocer sus tesoros bibliográficos, ejemplares de la colección Borbón-Lorenzana de gran valor patrimonial, histórico y estético.
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En esta muestra se han reunido 35 libros manuscritos e impresos -muchos de ellos se exponen por primera vez al público- procedentes de cuatro grandes bibliotecas y archivos de la capital regional: la Biblioteca Capitular de la Catedral, el Archivo de la Nobleza, la Biblioteca del Cigarral del Carmen y la Biblioteca de Castilla-La Mancha.
Por su gran belleza destacan los dos códices litúrgicos de la Capilla Sixtina que el cardenal Lorenzana trajo de Roma o los manuscritos americanos que este mismo cardenal preparó en México, como el «Atlas eclesiástico» de Alzate o las Actas del IV Concilio Mexicano.
El «Codex Miscelaneus», del siglo XI y restaurado recientemente en el Centro de Restauración y Conservación de Castilla-La Mancha, y el manuscrito de 1752 «De toletano hebraeorum templo», en el que el calígrafo Francisco Javier de Santiago Palomares describe la sinagoga del Tránsito, son otras de estas joyas bibliográficas.
La Biblioteca muestra también incunables únicos en España. Es el caso de las «Introductiones latinae» de Nebrija, del año 1482; «Historiae Romanae decades», de Tito Livio, publicado en 1492 por la imprenta veneciana de Lucantonio Giunta; e incunables toledanos como el «Misal mozárabe», de Cisneros.
Además, la Biblia Regia de Felipe II representa un excepcional ejemplar en vitela del cual se conservan muy pocos en el mundo. Lo mismo ocurre con la selección de Almanch Royal franceses del siglo XVIII, que incluyen encuadernaciones en mosaico únicas.
Encuadernaciones góticas, mudéjares y renacentistas; una panorámica de Toledo -un plano de gran belleza elaborado a mano y coloreado por José de Arroyo Palomeque, realizada entre 1718 y 1721-; y la firma original de Santa Teresa de Jesús completan esta exposición.
Uno de los ejemplares que se pueden ver en la exposición.