miércoles, 6 de noviembre de 2024
Trabajaron en condiciones deplorables 07/11/2015junio 7th, 2017

«La idea es que para la próxima primavera se haga efectiva la moción». Quien habla es Miguel Ángel Sánchez, concejal de Ganemos Talavera, y la moción a la que se refiere es que salió adelante hace unas semanas, con el sí de todos los grupos y el no del PP, por la que el Ayuntamento talaverano, tantos años después, ha reconocido la memoria de los 6.000 presos que construyeron la presa y el canal bajo del Alberche, teniendo en cuenta además que estas obras fueron una fuente de gran riqueza para la zona, entre 1940 y 1950.
Ganemos Talavera aportó una exhaustiva investigación llevada a cabo por el profesor de ESO y Bachillerato José Pérez Conde, titular de Geografía e Historia del Colegio Cervantes, de Talavera, un avance de su tesis doctoral titulada «Trabajos forzados durante la guerra civil y el primer franquismo», en concreto el relativo a «La construcción de la presa y el canal bajo del Aberche, 1939-1959: la utilización de los prisioneros republicanos como mano de obra forzada en su construcción».

La aprobación de la moción significa el recuerdo «de quienes lucharon en defensa de la libertad, la igualdad y la democracia». Para Ganemos Talavera, «era de justicia reconocer a quienes de manera violenta, dejando muchos de ellos su vida, construyeron dos obras que aún son vitales para la economía de Talavera, ya que su puesta en funcionamiento en los años 50 y 60 trajo consigo que la población se triplicase, que más de 10.000 hectáreas fueran puestas en regadío y que se levantaran pueblos de colonización, los cuales fraguaron los cimientos de la Talavera que hoy conocemos, heredera de aquella bonanza».


El reconocimiento se materializará en una calle, plaza, jardín o parque dedicado a estos trabajadores. «La Corporación agradece a aquellos hombres (unos 6.000 prisioneros políticos) sus penas, esfuerzo y vidas», contenía la moción.

El trabajo de Pérez Conde es exhaustivo. Explica que fueron la tercera Agrupación del Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas y el Destacamento Penal Presa del Alberche (en ambos casos los obreros venían del mismo lugar, las cárceles franquistas a través del sistema de Redención de Penas por el Trabajo) los que hicieron los trabajos, entre 1940 y 1950, año en el que se entregó la obra.

Según el estudio de Conde, los presos estaban mal alimentados y en condiciones paupérrimas. Con todo, estas eran mejores que en la cárcel, veían redimirse sus penas y cobraban un salario, mínimo, pero algo. El trabajo era muy duro, manual del todo. Había toda clase de oficios. Las brigadas más duras eran «las de tierra», las que excavaban la tierra. En estas brigadas los casos de extenuación eran frecuentes.

El autor de la investigación incluye testimonios personales, como el de José Carrasco Velázquez, de Azután (Toledo). Acabada la guerra volvió a su pueblo, donde fue detenido y enviado a la prisión central de la Real Fábrica de Sedas en Talavera. Fue condenado a muerte, pero al final se le impusieron 20 años. Después de ello fue conducido a la colonia penitenciaria de Talavera, en el Campamento de la Sal.

«NO PODÍAMOS CASI NI CON EL PICO…»

Así cuenta su llegada a las obras del canal: «…nos dieron un pico y una pala y a sacar tierra, no podíamos casi ni con el pico. La comida flojita, un caldo con alguna patatita, coles y cachitos de calabaza y un bollo de pan que comíamos en la misma obra, aquello, para lo que veníamos comiendo en la cárcel, nos pareció una maravilla».

Sobre las condiciones de trabajo en la brigada de tierra, decía: «Tenías que sacar cuatro vagonetas de tierra al día y si no acababa (…), te quedabas allí vigilado, acabando. Era muy duro aunque los soldaditos, que eran chicos muy jóvenes, se portaban bien con nosotros…».

Otro testimonio es el de Francisco Blancas Pino. Condenado a 20 años, fue enviado a la colonia de Toledo (la quinta Agrupación, que construyó la Academia de Infantería de Toledo). Después lo llevaron a la de Talavera, entre el verano de 1943 y el 18 de octubre de 1944, tras ello se fugó para unirse a los maquis: «En las colonias se trabajaba muy duro pero al menos sabías que no te ibas a morir de hambre como en la cárcel, en estas dependías de la comida que te traían de fuera, si no, morías de hambre… tenías que sacar cuatro vagonetas, si no, te quedabas hasta las tantas picando. Hubo gente que fue devuelta a la cárcel por no rendir lo estipulado».

«ME LLAMABA ROJO ASQUEROSO Y ME TIRABA ALGUNA PIEDRA…»

Y prosigue: «…pero los mandos eran todos fascistas y nos trataban mal. Había un sargento cordobés, como yo, que era un hijo de puta; a mí me odiaba y me vigilaba muy de cerca, me llamaba rojo asqueroso y a veces me tiraba alguna piedra cuando estaba abajo, en el cubo de canal».

A partir de 1945 los penados eran sustituidos por obreros libres, la mayor parte eran reclusos que ya habían redimido su condena, los ‘libertos».

Se dio la circunstancia de que, sobre todo a partir de 1944, se produjeron fugas numerosas de presos de la colonia y destacamento de Talavera, y es que los tres campamentos talaveranos, de la Sal, San Ron y Santa Apolonia, eran una buena cantera del maquis de la zona centro.

La zona regable tras las obras cubría 10.000 hectáreas; para la distribución del agua se construyeron 325 kilómetros de acequias. En 1958 se construyeron 11 kilómetros más de canal y dos sectores más de acequias. La obra fue inaugurada en octubre de 1950 y costó algo más de 53 millones de pesetas.

LA OBRA PRODUJO UNOS RESULTADOS ECONÓMICOS EXCELENTES

Según el estudio de Pérez Conde, el aumento de las cosechas entre 1947 y 1950 «produjo unos resultados ecoómicos excelentes». También aumentó la población en los municipios afectados por los nuevos regadíos.

Por último, el autor deja claro que las obras ya fueron planificadas, con gran éxito, en época de la Segunda República. Y que las obras sirvieron para acrecentar la riqueza en la zona de Talavera y Calera, y aun hoy tantos años después el canal sigue regando las fincas; de su presa se toma agua para surtir los hogares de Talavera, tras ser depuradas.

Y es que «la presa, canal y red de acequias aún hoy siguen funcionando e irrigando fértiles tierras de la vega talaverana en el bajo Tajo, en la que siguen generando riqueza», concluye el estudio.

(Las fotos que se adjuntan en el reportaje, de la Plataforma en Defensa de los Ríos Tajo y Alberche, corresponden a la asistencia de Francisco Franco a la inauguración de los regadíos, la placa de inauguración del canal y la presa y la construcción de las acequias de los regadíos y los encofrados e instalaciones del canal bajo).

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