El escritor conquense Antonio Lázaro ha ideado un nuevo deporte que fusiona el frontón y el tenis de mesa y lo ha hecho con la mirada puesta en el mundo de la discapacidad, para que de este juego, que ha bautizado como «frontable», puedan disfrutar también personas en sillas de ruedas.
Así lo ha declarado en una entrevista con Efe el escritor castellano-manchego afincado en Toledo, quien ha confesado que el hecho de vivir desde hace algunas décadas en Toledo, ciudad donde está ubicado el Hospital Nacional de Parapléjicos, ha influido en su «especial sensibilidad» hacia este colectivo.
«Es imposible vivir en Toledo y no sentir solidaridad con la discapacidad», ha afirmado Lázaro, quien ha asegurado haber conocido «de todo: lesionados medulares por accidentes de tráfico, por zambullidas en piscinas o por una herida de bala» y, además, ha recalcado, «entre gente muy joven».
Por ello, el inventor conquense ha experimentado su juego con patas ajustables a las sillas de ruedas, porque, «además de los avances médicos y tecnológicos, creo que el factor lúdico, el entretenimiento y el juego, son recursos muy convenientes para estas personas», ha considerado en su entrevista con Efe.
En este contexto ha recordado dos imágenes que asegura que le impactaron: la de un jugador egipcio de tenis de mesa que emplea los labios para usar la pala de ping pong y la de sus Majestades don Felipe y doña Letizia jugando tenis de mesa con algunos pacientes durante su visita al Hospital de Parapléjicos, el pasado febrero.
En cuanto a su invento propiamente dicho, ha recordado que su «temprana pasión» por los juegos de pala le llevó a finales de los años 80 del pasado siglo a plantearse la idea de incorporar la tercera pared a la mesa de ping pong, idea que ha ido perfeccionando a lo largo del tiempo hasta llegar al actual prototipo de frontable.
Ha explicado que, para concebir este juego, trató de resolver «una especie de ecuación: existía el tenis de mesa en relación al tenis y la x que tuve que despejar correspondía al frontenis», por lo que inicialmente denominó fronpón a su invención.
Como anécdota, Lázaro ha recordado a Alejandro Finisterre, el inventor del Futbolín (otra patente española), que también despejó una regla de tres basada en el tenis de mesa y también se inspiró en la discapacidad para concebir su popular invento.
Así, ha recordado que Finisterre, «hospitalizado tras un bombardeo en la guerra civil, veía a los niños mutilados que no podían jugar al fútbol o lo hacían precariamente apoyados en sus muletas, y entonces inventó el futbolín», con la ayuda de un carpintero.
Tras diseñar y fabricar artesanalmente media docena de prototipos, Lázaro cree que ha logrado las dimensiones adecuadas para todos los públicos, de manera que pueda disfrutarse con el juego como «un entretenimiento social y familiar y también desde la alta competición».
En este punto ha recordado que, en 2013, un prototipo anterior de Frontable fue testado por jugadores del Club de Tenis de Mesa de Olías del Rey (Toledo), que dirige Carlos Tardío, y que el prototipo actual ha sido probado este mismo año por jugadores del Club de Navalcán, también en la provincia de Toledo.
Las dimensiones de frontable -165 centímetros de longitud por 110 de ancho- equivalen a algo más de la mitad del largo de una mesa reglamentaria de tenis de mesa y a un ancho sensiblemente inferior.
Por este motivo, Lázaro está «muy ilusionado» con que este juego pueda instalarse en el Hospital Nacional de Parapléjicos y que, debido a su reducido tamaño, puedan disfrutar también de él «un abuelo y su nieta en casa, pongamos por caso, y también jugadores de alto nivel», ha concluido el creador conquense.