«Y ellos responden, con ese poquito que tú les das, ellos responden. Por supuesto, también hay días en los que se te cae todo y otra vez, con paciencia, hay que volver a empezar”. Es la filosofía y la experiencia de Antonio Espíldora, director de Cáritas en la provincia Toledo, la organización que el año pasado atendió a 40.000 personas en diferentes problemas y necesidades, que abarcan desde darles alimentos a ayudarles a encontrar un trabajo, superar una adicción o, lo más duro y difícil, que recuperen la dignidad cuando sienten que lo han perdido todo, que nada merece la pena y que solo les espera la calle.
Espíldora habla de Cáritas como de una organización católica, movida por personas de fe, pero dónde para dar ayuda no se pregunta la confesión ni se piden papeles como si fuera una aduana. Toledano de 53 años, casado y padre de ocho hijos, entre 13 y 26 años, es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, con la primera promoción del entonces Colegio Universitario de Toledo.
Su carrera profesional se inició como asesor jurídico laboral en la Federación Empresarial Toledana en 1986 y desde hace 25 años es abogado en ejercicio, con especial dedicación al ámbito laboral. Además, presidió durante ocho años la Asociación de Padres de Alumnos del Colegio Nuestra Señora de los Infantes de Toledo, y durante cuatro la Federación Provincial de Toledo de Concapa, de cuya Confederación Regional fue secretario. En el ámbito diocesano, ha formado parte del Consejo Diocesano de Laicos, por designación arzobispal del hoy cardenal Antonio Cañizares. Es director de Cáritas Diocesana de Toledo desde el 7 de enero de 2014 por decisión del arzobispo toledano, Braulio Rodríguez.
Con Antonio Espíldora hemos mantenido una entrevista en encastillalamancha.es .
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“HAY SOLIDARIDAD, PERO UN POCO A TROMPICONES, HAY QUE DESPERTARNOS LA CONCIENCIA”
Aproximadamente la mitad del presupuesto de Cáritas en la provincia de Toledo procede de donaciones privadas, ¿eso demuestra que la solidaridad goza de buena salud en estos tiempos o que, como se dice, somos cada día más insolidarios y consumistas?
Tenemos las dos caras de la moneda. Por un lado, es cierto que hay solidaridad; por otra parte, es cierto que nos acordamos de vez en cuando, no hay una caridad que abarque todas las necesidades durante todo el tiempo. Hay momentos concretos, como ahora en Navidad, o cosas que nos llegan especialmente al corazón o con un impacto especial en los medios de comunicación. Es decir, que hay solidaridad, pero un poco a trompicones.
Hay que refrescarnos la conciencia…
Claro. Siempre viene bien que nos despierten a todos, y a mí el primero, esa conciencia de solidaridad, porque si no nos empezamos a meter en nuestras propias cosas, necesidades y problemas, porque todos tenemos una vida complicada… Pero, claro, ante determinados casos, cuando te ponen por delante la necesidad de otra persona, generalmente reaccionamos bien, pero tiene que haber alguien que se acuerde de planteárnoslo y ponernos ese estímulo delante.
“BAJAN LOS DONATIVOS ECONÓMICOS Y SUBE EL VOLUNTARIADO Y LOS DONATIVOS EN ESPECIE, COMO ALIMENTOS O ÚTILES”
Y llegado el estímulo, ¿reaccionamos cada vez mejor o cada vez peor?
Hay dos reacciones diferentes. El donativo económico quizás está bajando un poquitín, en general. Sin embargo, apuntarse para dar tu tiempo y atender a los demás o las donaciones en especie, como alimentos o útiles, la tendencia es al alta. En el tema de voluntariado, notamos muchísimo el incremento desde que empezamos con ello en 2013.
¿Hay un perfil del donante o del voluntario?
No en los donativos puntuales, pero sí que es cierto que las personas que tienen una situación económica más estable pueden donar de una manera más habitual. En cambio en la juventud prima más la dedicación personal. Pero también depende de cada zona. Nosotros tenemos programas diocesanos, pero muchos proyectos son parroquiales y dependiendo de la realidad parroquial, que unas son de personas más jóvenes y otras más mayores, pero todas funcionan. Los 2.200 voluntarios que tenemos son de toda la provincia. Sí que hay proyectos concretos que conllevan un voluntariado un poquito más joven, como los de la infancia; y otros, como el ropero, es tradicionalmente un voluntariado de edad más avanzada.
Cuando se trabaja en un sitio como este y se ve lo que veis vosotros, ¿se acaba pensado que el hombre es bueno o malo por naturaleza, que la vida es bella o que esto es un valle de lágrimas?
Nosotros tenemos una visión de la realidad que nunca deja de lado la visión de Dios, porque al ser la Iglesia, siempre tenemos una mirada de la realidad esperanzada. Porque creemos que Dios nos ama y nos ha puesto en este mundo para amarnos y para que le amemos a él. Otra cosa es que Dios quiere contar con nosotros para hacer llegar su amor a las personas y nosotros, a veces, no respondemos, pero siempre hay esperanza y los hechos lo demuestran. Las personas van respondiendo… Una vez que empiezas vas aprendiendo a abrirte más al otro, a escuchar, a acoger y tú también te enriqueces, con lo que llegas mejor a la otra persona y tú también te haces mejor.
“DUELE ENCONTRARTE CON NIÑOS VIVIENDO DEBAJO DE UN PUENTE Y NADIE SE HABÍA DADO CUENTA DE QUE ESTABAN ALLÍ; O SÍ, PERO NO HABÍAN REACCIONADO”
¿Qué es lo que más duele?
Yo creo que los casos más duros son, por un lado, los que tienen algún tipo de adicción y esa adicción les ha destrozado como personas, tanto a nivel físico, como intelectual o moral; les ha roto todo el entorno familiar y el apoyo que podrían tener. Entraña una gran dificultad sacar a esas personas que no tienen absolutamente ningún apoyo, lo han perdido todo e incluso tienen unas taras que por sí mismos es muy complicado que puedan salir. Y también los niños, sobre todo en los programas de vivienda, cuanto te encuentras con familias con niños pequeños que están viviendo debajo de un puente y nadie se había dado cuenta o sí, pero no habían reaccionado. Está por un lado la parte tremenda del choque con la realidad, pero por otra la posibilidad de poderles ayudar, gracias a la generosidad de tantos y, por ejemplo, localizar una vivienda. En ese sentido, los voluntarios y los técnicos que trabajan en los programas de vivienda y de personas sin hogar tienen una visión de la realidad especialmente intensa.
“LOS QUE VERDADERAMENTE HACEN CÁRITAS SON LOS VOLUNTARIOS Y LOS TRABAJADORES, SU LABOR ES IMPRESIONANTE”
Supongo que hay días muy largos…
Sí, el día es muy largo. Sobre todo me gustaría reconocer la gran labora que hacen, en primer lugar, los voluntarios… Es impresionante la dedicación en tiempo y ganas de hacerlo bien. Y también me gustaría resaltar la dedicación del personal técnico, porque aunque es personal contratado y tienen un sueldo, todos dan bastante más de lo que se pide por un salario y muchas veces fuera de su jornada colaboran con otras tareas o siguen con las mismas que tienen encomendadas. Los que verdaderamente hacen Cáritas son los voluntarios y los trabajadores, su labor es impresionante.
“LA LABOR DE ENTREGA DE ALIMENTOS NUNCA HA SIDO LA FUNDAMENTAL DE CÁRITAS, PERO CON LA CRISIS NO HA HABIDO MÁS REMEDIO”
¿Qué tipo de problemas pueden encontrar ayudas en Cáritas, además de la recogida de alimentos?
En realidad, la labor de entrega de alimentos nunca ha sido la fundamental de Cáritas o, por lo menos, no ha sido su razón fundamental de ser. La labor de Cáritas va más allá de una entrega material, va a la persona. Es verdad que en esta época de crisis no ha habido más remedio que hacer eso, vamos a ver si es verdad que esto se recupera y podemos aprovechar para hacer lo que realmente nos gusta, que no es dar simplemente alimentos, sino acoger a la persona, atenderla desde sus capacidades, estimularla para que vuelva al circuito de la sociedad. Nosotros lo que queremos, fundamentalmente, es eso, fomentar los programas que inciden en la empleabilidad, en la reinserción social, en la vivienda, que es lo que verdaderamente es tarea de Cáritas y esperemos que no tengamos que dedicar tantos recursos a la entrega de alimentos.
“QUE PERSONAS QUE ESTABAN DURMIENDO SIN TECHO Y EN EL CIRCUITO DE LA CALLE PUEDAN RECUPERAR SU DIGNIDAD, ESO YA DA ESPERANZA”
¿Hay esperanza, se sale de las situaciones en las que mucha gente llega a Cáritas?
Sí, hay esperanza. La primera esperanza es la felicidad que puedes dar a una persona simplemente con la atención y la acogida. El hecho de que a una persona le cambie la cara, que se encuentre atendido cuando acuden a nuestros albergues o al servicio de estancia diurna o de media estancia, enfermos de SIDA o con enfermedades mentales y desestructuración social. El hecho de que personas que estaban durmiendo sin techo y en el circuito de la calle pueden recuperar su dignidad, eso ya da esperanza. Pero luego, además, en muchos casos hay una respuesta a nivel de empleo. Hemos querido también incidir este año en los cursos que no sean meramente ocupacionales, de tener a la gente entretenida, sino que sean de buscar un objetivo laboral en aquellos campos en los que realmente ellos pueden responder y en los que la sociedad puede tener hueco para ellos. Por ejemplo, hemos hecho un curso de camareras de piso y hemos tenido un éxito tremendo entre mujeres en exclusión, todas han hecho prácticas en hoteles, hay 5 o 6 trabajando.
“LO MÁS FÁCIL ES DAR UNA BOLSA DE COMIDA, LO MÁS DIFÍCIL ES IMPLICARSE HASTA EL PUNTO DE PONERTE A SU LADO Y ENCONTRAR UN EMPLEO”
¿Qué es lo más fácil y lo más difícil de conseguir en estos casos?
Lo más fácil es ponerte cerca de ellos, ver sus necesidades y atender las más básicas. Lo más fácil es escuchar y dar una bolsa de comida. Lo más difícil, ponerse verdaderamente en el lugar del otro, porque a veces en la intervención social nosotros adoptamos una posición por encima y ponemos debajo a los que estamos atendiendo y desde nuestra situación económica paliamos un poco las necesidades del otro. Pero lo verdaderamente difícil es implicarse hasta el punto de ponerte a su lado, de acompañar verdaderamente y preocuparte por lo que siente y adaptarte a lo que necesita. Y ya no digamos si nos metemos efectivamente en adaptarte a esa persona para que consiga empleo, porque eso ya no depende solo de lo que tú hagas, sino de la sociedad, de las empresas, del modelo económico… La búsqueda de empleo es lo más difícil, pero las personas que atendamos tampoco aspiran a un puesto muy especializado.
“GRATIFICA VER QUE LOS PROFESORES FELICITAN A LOS MONITORES PORQUE LOS NIÑOS DE NUESTROS TALLERES YA NO SUSPENDEN Y LLEVAN LA TAREA AL DÍA”
¿Qué es lo más gratificante? Supongo que hay más que la fe que profesan…
Gratifica el simple contacto con las personas, no solo las necesitadas, sino las que se ponen al servicio de los demás, eso enriquece. Y luego, ver que se pueden hacer cosas, que hay cosas que tienen resultado, ver a los niños en los talleres infantiles, que los profesores felicitan al monitor porque ya no suspenden y llevan al día las tareas. Niños que apenas tenían media comida al día y ahora tienen cena y merienda, ver la sonrisa de esos niños es… Una familia que vivía en la calle y ahora tiene un piso y responde y que hay una persona que está dispuesta a alquilarle el piso, aunque sepa que son personas excluidas y que no diga ¡vaya, son gitanos, no los quiero!. Y ellos responden, con ese poquito que tú les das, ellos responden. Por supuesto, también hay momentos en los que se te cae todo y otra vez, con paciencia, hay que volver a empezar.
¿Hay seguimiento de los casos, de que no haya marcha atrás?
Sí, se hace seguimiento de los casos, aunque hay diferencia entre los programas. También estamos intentando ponernos en red con Cáritas Española, de modo que el sistema informático nos permita hacer un seguimiento no solo de lo que hacemos nosotros, sino de lo que se hace en toda la Confederación. Si una persona ha dormido en otro albergue o ha estado en el programa de media estancia.
“PROCURAMOS NO SER UNA ADUANA EN LA QUE HAYA QUE PRESENTAR UN MONTÓN DE PAPELES PARA ENTRAR”
¿Hay casos de fraude, en los que se intenta timar a Cáritas? ¿Cómo se detecta?
Verdaderamente procuramos no ser una aduana en la que haya que presentar un montón de papeles para entrar y asumimos el riesgo de que nos engañen en un porcentaje determinado, pero por mucho que ten engañen tampoco es un desfalco económico y no es lo habitual. La gente cuando le das confianza normalmente responde a esa confianza. La tención a nivel de acogida se realiza a través de las parroquias, por lo tanto el conocimiento que hay de la persona a la que se atiende es muy intenso. Siempre se hace una acogida personalizada, se conoce a la persona, se visita en su hogar… Está bastante controlado. En el economato, por ejemplo, las personas que vienen son derivadas de sus Cáritas parroquiales, que la acogen con una asignación y un control por parte de la trabajadora social. Y luego hay muchos programas, como los que llevamos a través de la Fundación Amancio Ortega, en los que la propia fundación exige que justifiquemos con recibos y facturas todo lo que se da.
“SÍ, HAY PERSONAS QUE TIENE VERGÜENZA DE ACUDIR A UN PROGRAMA O A UNA CÁRITAS Y LES AYUDAMOS CON TODA DISCRECIÓN”
Los pobres ya no parecen pobres. He oído contar a gente que trabajas en organizaciones como esta que se han encontrado en la cola de los alimentos a amigos suyos, gente perfectamente integrada y que incluso tenía trabajos bien remunerados.
Sí. Sobre todo, lo que más ocurre es que te llegan noticias de lo mal que lo está pasando una persona, no a través del propio interesado. Estamos detectando vergüenza… Sigue existiendo vergüenza por pedir. Cada Cáritas parroquial actúa como puede, hay personas a las que solamente una persona de la parroquia sabe que se les ayuda y no vienen, sino que se va a su casa a llevarle la ayuda a deshoras, para que nadie lo vea en el pueblo. Intentamos que cualquier persona que necesite ayuda acuda a nosotros y aprovecho para decirlo. Si tiene más confianza con una persona en concreto, o con el delegado episcopal, que es sacerdote, con José María Cabrero… Podemos ayudarlos, perfectamente, sin preguntar demasiado y sin necesidad de saber si antes tenían mucho sueldo y ahora tienen poco. Sí, hay personas que tiene vergüenza de acudir a un programa o a una Cáritas determinada, que hablen directamente con el equipo directivo y les ayudamos con toda discreción.
“LA SOCIEDAD ESPAÑOLA ES POCO INTEGRADORA, LA GENTE QUE SALE DEL CIRCUITO NO TIENEN FÁCIL VOLVER A ENTRAR Y SE VA PERPETUANDO DE PADRES A HIJOS”
Hay prejuicios hacia determinadas etnias, como los gitanos; y colectivos de inmigrantes, como los musulmanes. ¿Cuál es la experiencia de Cáritas, ha lugar para la sospecha sin más?
Hay prejuicios. Desgraciadamente en España hay unos determinados grupos étnicos que viven en una situación de exclusión y es un círculo vicioso del que es muy complicado salir. Lo que es evidente es que nuestra sociedad no es una sociedad especialmente integradora, todos los informes que van saliendo año tras año lo ponen de relieve, que el que sale del circuito es muy complicado que vuelva a entrar. Por eso cuando hay épocas de crisis es muy complicado volver a integrar, porque se demuestra que la sociedad española es poco integradora; por lo tanto, es evidente que la gente que sale no tiene fácil volver a entrar y se va perpetuando la situación de padres a hijos. Este año queremos empezar un proyecto con familias gitanas intentando ayudarles en lo que ellos se sienten cómodos haciendo; si hoy por hoy es complicado que ellos accedan a determinados empleos o ellos no se adaptan a un determinado tipo de empleos fijos o de jornada ordinaria y hay una familia que puede vivir teniendo un puesto en un mercadillo, pues es una forma honrada de ganarse la vida. Queremos, poco a poco, ver exactamente sus necesidades, hacerles algún préstamo, un seguimiento, ver si pueden montar un pequeño negocio para salir adelante. Porque mientras no rompamos la cáscara inicial no podremos ir más abajo, hasta que no consigamos que los padres tengan un trabajo desahogado para que los hijos puedan ir al colegio no vamos a lograr el objetivo.
“RECAUDAMOS FONDOS PARA UNA CLÍNICA EN MOSUL, EL AÑO PASADO NO HABÍA LA MISMA PREDISPOSICIÓN PARA DAR VISADOS A REFUGIADOS”
¿Han llegado familias de refugiados a Cáritas Toledo?
Ya en agosto del año pasado intentamos emprender acciones con los refugiados, pero fue muy complicado, porque nos llegaban muchas necesidades de Irak o de Siria, pero en aquel momento no había la predisposición actual para conceder visados. Intentamos traer a personas perseguidas allí, pero fue imposible. Lo que sí que hicimos fue actuar sobre el terreno y puestos en contacto con el arzobispo de Mosul nos dijeron que necesitaban una la clínica; hemos recaudado fondos durante todo este año para construirla y va a empezar ya a funcionar y atender a personas necesitadas, tanto cristianas como musulmanas, pero los que más huyen son cristianos. Ahora que ha cambiado la disposición de los gobiernos nos hemos ofrecido para acoger refugiados, pero se nos informa que la primera acogida se va a gestionar a través del Sistema Nacional de Acogida y Refugio con organizaciones que ya tienen experiencia en este campo, como Cruz Roja. Solamente en una segunda fase podríamos entrar nosotros, que ya nos hemos ofrecido para situar a esas personas en pisos.
“ESTAMOS ATENDIENDO A TRES FAMILIAS REFUGIADAS DE SIRIA Y DE IRAK… PERDIERON TODO, LOS BIENES SE LOS QUEDA EL ESTADO ISLÁMICO”
¿No han tenido ninguna petición?
Ahora mismo, de todas maneras, por un goteo que ha habido, estamos atendiendo a tres familias refugiadas de Siria y de Irak que han venido.
¿Qué les cuentan? Es una situación tremenda…
Sí, terrible… Terrible… Sobre todo lo que nos cuentan es que lo han perdido todo. Son familias cristianas. Una de ellas, que tuvieron que salir de Mosul, nos contaba cómo los que habían sido sus amigos y vecinos les avisaban de que venían las milicias y que huyeran, pero que los bienes se quedaba allí porque era del Islam. Tuvieron que salir en plena noche y dejar todos sus bienes pertenencias en propiedad del Estado Islámico y de los propios vecinos. Esta gente, además, ha sufrido mucho para poder llegar, el tema de los visados no ha funcionado, unos se han quedado atascados en Turquía, otros en Jordania… Haremos todo lo posible por atender a los que vayan llegando si hay la generosidad suficiente. Tenemos algunas viviendas que podríamos dedicar, pero si viene un número importante necesitaremos la necesidad de todos.
¿Ha habido algún problema de convivencia con personas de otras religiones atendidas por Cáritas?
No. Nosotros realizamos actividades que conllevan rezar y los que son musulmanes, por ejemplo, no rezan; sin más, no hay ningún problema. Desde luego, no les decimos o te conviertes o…
No hay problemas entonces…
No, los únicos problemas que tenemos muchas veces son de alimentación, porque los alimentos de los que disponemos a veces no reúnen los requisitos para que una persona musulmana los acepte. Hay potitos que no los quieren porque llevan un tipo de carne. Pero no hay exclusión, ni ningún problema de convivencia.
Ya que estamos en Navidad y para terminar, te voy a pedir que me digas varios deseos. ¿Por ejemplo, qué pedirías a 2016?
Uffff… Con solo un deseo… Hombre, a mí, fundamentalmente, me gustaría que todas las personas tuviésemos los suficiente para vivir. El deseo sería que todos cambiemos nuestro egoísmo por la apertura a los demás y que pensemos, yo el primero, que lo importante es abrirse al otro, ponerse en su lugar y no estar pendiente solo de nuestras cosas y nuestros egoísmos.
¿Qué pedirías a la sociedad?
Si la sociedad tuviese alma y personalidad, la verdad es que la pediría que eduque un poquito más, que no deseduquen. Creo que estamos en una sociedad en la que los estímulos que se reciben, los valores que se transmiten, sobre todo para los más jóvenes, no son los adecuados y vamos a peor. No sé hasta qué punto merece la pena cambiar cada 4 o 5 años de sistema educativo si al final los chavales los deseducamos luego fuera con la tele, con las películas, con los juegos de ordenador, con internet, con el ambiente social en general.
“EL ESTADO TIENE OBLIGACIÓN DE ATENDER LAS NECESIDADES DE LOS CIUDADANOS Y SE PAGAN IMPUESTOS PARA ESO”
¿Qué pides a las instituciones públicas, porque sus aportaciones son las que más han bajado?
Lo primero que les pediría es que asuman sus responsabilidades, que no se quiten de encima los problemas pensando que ahí están Cáritas, Cruz roja o las ONG para resolverlos. El Estado tiene obligación de atender las necesidades de los ciudadanos y se pagan impuestos para eso. Que nos den ayuda para realizar lo que sabemos hacer mejor, que se fíen de nosotros, pero, sobre todo, que garanticen los derechos básicos de las personas. Cáritas no puede cambiar la situación de la vivienda, del empleo, de la sanidad…
“LAS PERSONAS QUE SE HAN QUEDADO POR EL CAMINO DURANTE LA CRISIS AHÍ ESTÁN, EN EL CAMINO Y CADA VEZ PEOR”
La crisis ha terminado, dicen desde el Gobierno. ¿Eso es lo que se ve aquí?
Da la sensación de que la crisis ha tocado fondo, parece que ya no caemos más. Las personas que se han quedado por el camino durante la crisis ahí están, en el camino y cada vez peor, porque una crisis tan larga ha hecho que las personas acaben con sus ahorros, los de sus amigos, los de su familia y, además, se han endeudado por los siglos de los siglos y están en todos los registros de morosos para que nadie les dé ningún crédito; eso es muy difícil de remontar. Lo importante es que el crecimiento que parce que apunta sirva para que crezcamos de una manera homogénea. Muchas veces se discute sobre los índices de pobreza, que es verdad que son discutibles, quizás no hay que fijarse tanto en eso, pero sí hay que fijarse en que la desigualdad aumenta.
“SI LA REACTIVACIÓN ECONÓMICA SIRVE PARA QUE SIGAN SUBIENDO LOS DE ARRIBA, LOS DE ABAJO CADA VEZ VAN A ESTAR MÁS LEJOS”
La desigualdad ha aumentado mucho, especialmente en España
Si la reactivación económica sirve para que sigan subiendo los de arriba, pues los de abajo cada vez van a estar más lejos. Es importante que las políticas públicas vayan a eso, a homogeneizar y a que no se queden descolgados los que más lo necesitan.
“ME IMPACTÓ LA FOTO DE UNA FAMILIA QIE VIVÍA BAJO UN PUENTE, CON PLÁSTICOS Y LOS NIÑOS ENTRE RATAS”
¿Hay algún caso que te haya marcado especialmente?
Al estar en el equipo directivo no he trabajado casos concretos, pero me impactó mucho las fotografías que me enseñaron de dónde vivía una familia, literalmente debajo de un puente, tapada una parte con plásticos, con ratas entre los niños pequeños y luego verlos en una casa normal pagando su alquiler, cocinando…