La historia de Pedro García Aguado es de película. O cuanto menos de televisión. Un ejemplo a imitar. Porque la historia de Toto, como su gente le conocen, es una auténtica historia de superación personal. De cómo llegar a lo más alto, hundirse y volver a salir a flote. Ha sido uno de los mejores jugadores que ha dado el waterpolo españo, campeoón olímpico en Atlanta, campeón del mundo en Perth, 565 veces internacional, siete veces campeón de liga, seis veces campeón de la Copa del Rey…
Hasta que a su vida llegaron la noche, el alcohol y las drogas.
Se hundió, efectivamente, pero salió. Y reforzado además. Es, para todos, nuestro «Hermano Mayor», nuestra terapia televisiva para casos de jóvenes que sin ningún interés aparente por la vida llevan un camino de espinas que al final él trata de cortar. Como su propia historia.
De la que habló el miércoles 28 en Toledo, en una charla organizada por la Federación de Sindicatos Independientes de Enseñanza y que fue una auténtica delicia. Delicia de humanidad, de educación, de saber estar, de comportamiento. ¡Quién se lo iba a decir a Toto cuando en 2003 tuvo que entrar en una clínica de desintoxicación! Asistieron, en la Escuela de Magisterio de la Fábrica de Armas, unas 400 personas entre alumnos, padres y profesores. Y «enganchó». Porque se prolongó por más de dos horas. Es más, en la tarde de hoy está prevista otra ponencia de Toto en el colegio La Salle, en Corral de Almaguer.
Era íntimo amigo de otro de los «monstruos» del waterpolo, el también histórico portero Jesús Rollán, ya fallecido, y en Cataluña, lejos de su familia, Toto no solo se dedicó al deporte de élite, también a los excesos. Que acabó por las malas pero de la que salió. Muy reforzado por cierto. Estudió Programación Neurolingüística y además de la televisión, nuestro hermano mayor comenzó a asesorar en áreas relacionadas tanto con la enfermedad de la adicción como con los trastornos de conducta en adolescentes.
Y llegó a Toledo para impartir una conferencia. Atrajo, como no podía ser de otra forma, a numerosos jóvenes. Porque Toto sabe lo que es resurgir de sus propias cenizas y, como él mismo afirma, dejó al Toto de los grandes éxitos y al Toto de los grandes desastres para convertirse en una persona con unas tremendas ganas de vivir y de disfrutar de su familia.
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