«Mal comienzo de año para el águila imperial y el águila perdicera en la provincia de Toledo. En los últimos días, las líneas eléctricas de apoyos rígidos o de amarre están causando estragos sobre la avifauna amenazada».
La Sociedad Albacetense de Ornitología (SAO) ha remitido un comunicado a través del que expresan su malestar porque «todas las líneas eléctricas que no estén adaptadas a la normativa de protección de la avifauna, situadas en las zonas de protección que estableció el Organismo Autónomo de Espacios Naturales, debían estar ya corregidas».
Y es que en los últimos días hemos conocido a través de los Agentes Medioambientales la muerte de tres águilas imperiales y dos águilas perdiceras, «las últimas víctimas de estas infraestructuras cuyos propietarios no han corregido para evitar este posible delito contra el medio ambiente».
Zonas donde están los tendidos eléctricos «que son áreas prioritarias de reproducción, de alimentación, de dispersión y de concentración de aves incluidas en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas, y las líneas debían estar corregidas en 2015. La electrocución es la causa de muerte no natural más importante en las aves, sobre todo en las aves de gran tamaño como águilas imperiales, perdiceras, culebreras, milanos o ratoneros».
Los datos son poco menos que escalofriantes: «Según el centro de recuperación de la Fauna Salvaje de Albacete, recopilados por los seguimientos realizados tanto por los Agentes Medioambientales como por voluntarios, en esta provincia han entrado en este centro más de 200 animales de estas características electrocutados, como águilas imperiales, reales, perdiceras, culebreras, milano real y negro, búhos reales, lechuzas, halcones, azores, cigüeñas… Aunque han sido muchas más, ya que no todas son recogidas y llevadas a este centro».
Por lo tanto, entinden, «las grandes empresas eléctricas y otros propietarios de líneas eléctricas, catalogadas como peligrosas para la avifauna, están obligados a su corrección, pero a principios de 2016 son numerosas las líneas que están sin adaptar a la normativa de protección de la avifauna. Y seguirá aumentando el número de aves en peligro que mueren electrocutadas a pesar de la cantidad de recursos económicos y humanos invertidos en la conservación de estas especies, mientras estas líneas eléctricas, auténticos sumideros de muerte, sigan sin corregirse».
La SAO «requiere a la administración para que exija a las compañías eléctricas cumplir con la obligación de corregir estos tendidos, dado que es la mayor amenaza que pesa sobre nuestras aves».