Un año entero recogiendo zapatos en buen estado para aquellos niños y niñas que en su vida, lamentablemente, los han calzado. Zapatos toledanos con destino a niñas y niños del Atlas marroquí, a pueblos nómadas cuyos pies solo han pisado las piedras, la arena… Y no de la playa precisamente.
Un proyecto que tiene mucho de corazón y de solidaridad y que puso en marcha el Centro de Atención a la Infancia (CAI) La Casita de Chocolate, en Toledo, gracias, entre otros, a Julio Gónzález, quien parte el viernes 29 hacia Marruecos para realizar la entrega que con tanto empeño han recogido en los últimos 12 meses…
En total llevan en el «equipaje» nada menos que 2.500 pares de zapatos que han recolectado entre los padres y madres del CAI de forma absolutamente desinteresada. Porque, como les dijeron a principios del curso escolar 2014-2015, «los destinatarios serán niños que viven en Marruecos, a tan solo cuatro horas de las fronteras españolas, en el Atlas (cadena montañosa), el desierto del Erg Chebbi y otros desiertos de la frontera con Argelia, donde existen pueblos nómadas que viven con lo básico y donde, entre otras muchas cosas, el acceso a necesidades como unos zapatos es sumamente complicado».
Y todo comenzó…
EN 2014… UNA BENDITA LOCURA POR EL DESIERTO PARA LLEVAR LAPICEROS A LOS NIÑOS
A principios de 2014, cuando un grupo de castellano-manchegos se embarcó en una aventura tan singular como ésta, que fue cruzar el desierto para llevar lapiceros a los niños. En esa expedición iba, entre otros, Julio, quien ya entonces comenzó a barruntar que podían hacer algo más, porque los niños iban descalzos y necesitaban zapatos… No dinero, no… Zapatos… Algo con lo que pisar…
«Fue entonces cuando decidimos aportar nuestro granito de arena». A Julio le acompañarán en esta aventura José Pérez, de Prodicom, una empresa de promociones publicitarias; Antonio Pazos y Javier Pazos. Sin olvidarnos del organizador de la ruta, el conquense Manolo Plaza, un experto del desierto, con bastante rallies Dakar a sus espaldas y un aventurero sin igual. Algeciras, Melilla, Nador, el Atlas… Y a partir de ahí ruta durante una semana por los diferentes asentamientos en los que van a repartir las dos toneladas y media de zapatos.
Para hacer una selección de los zapatos y que estuvieran en buen estado, tres personas se dedicaron en los días de Navidad a realizar una criba y desechar los que no valían, que fueron unos 1.000 pares. Iniciativa en la que también colaboran Solimat, que envía botiquines para los colegios; Juguettos, con pelotas de goma; y la Caixa, con un buen surtido de caramelos.
No será la última expedición que realicen, recalca Julio, «en el futuro veremos qué recogemos, pero ahora cuando vayamos, preguntaremos qué es lo que necesitan».
Dos toneladas y media de zapatos, ayuda desinteresada sin intermediarios por medio. Se han recogido y empaquetado en Toledo y los transportan ellos mismos.
Aunque haya que atravesar el desierto…
Julio González, a la izquierda, partirá el viernes 29 con destino al Atlas marroquí junto a otros tres expedicionarios para llevar 2.500 pares de zapatos en buen estado a los niños y niñas de los pueblos nómadas que van descalzos.