miércoles, 6 de noviembre de 2024
Normalidad en la región al inicio 29/03/2012junio 13th, 2017

En Valoriza (la antigua SUFI), donde duermen los camiones de la basura que salen a partir de las 10 de la noche para recoger los desperdicios que dejamos por las diferentes calles de la capital regional, la normalidad era absoluta. Un centenar y medio de banderitas de color rojo (los distintivos de CC.OO. y UGT), dame un cigarrillo «pa empezar» a calentar y «qué raro, que la Policía no ha aparecido todavía».


Eran las 21.30 horas del miércoles 28, justo dos horas y media antes de que comenzara en toda España la huelga general. Y estábamos en Toledo, centro de referencia sindical en Castilla-La Mancha para una jornada especial, donde la noticia era… ¡Pues que no había noticia! Tranquilidad absoluta, calma chicha, todos a la espera de que salieran los servicios mínimos…

Y, efectivamente, salieron. Aunque algunos hablaban de que ni ellos tenían que recoger la basura, la cordura imperaba por todos los lados. Apenas cuatro agentes de la Policía Nacional por aquello del «venga, tranquilos, vamos a llevarnos bien», charlitas por medio (no faltaban en las tertulias los secretarios provinciales de UGT y CC.OO., Rubén Martín y Jesús García-Villaraco), calentamiento de ambiente, vuelta al sindicato, vamos a reponer fuerzas, a distribuir a los miembros de los piquetes…

¡Y es que la noche es muy, pero que muy larga!

CASI UN GUARDIA CIVIL POR CADA PIQUETERO

De hecho, volvimos a encontrarnos con los mismos (un grupo de unas 150 personas, a los que se unieron tanto el secretario regional de CC.OO., José Luis Gil; como el de UGT, Carlos Pedrosa; «¡dame una pegatina pal jefe, que ya ha llegado!») en las puertas de Unauto a las cuatro y media de la madrugada de hoy jueves 29. De esa cochera tenían que sarlir un número de autobuses ya pactado en días previos y se cumplió a rajatabla.

Hasta que alguien dio la voz de alarma para que un grupo se subiera a las puertas de Alsa (también conocidos como Continental), los autobuses interurbanos que recorren una parte de la provincia de Toledo. Término municipal de Olías del Rey, territorio de la Guardia Civil. Y bien que los vimos, sí…

Porque nada más llegar, eran las cinco y media de la madrugada, los agentes no dejaban aparcar en las puertas de las cocheras y nos subían unos metros más arriba. Lógico. La puerta por donde tenían que salir los autobuses estaba franqueada por ocho agentes. Frente a ellos, las pancartas, las bocinas, algún que otro petardete (de los que explosionan) y frío. Un poquito de frío.

Preveían lío porque en alguna otra huelga… Pero nada. Absolutamente nada. En apenas hora y media salió un autobús, los sindicalistas comprobaron que cumplía sus servicios mínimos, los agentes retiraron con absoluta normalidad a aquellos que se ponían tímidamente delante del autobús y… ¡Ala, a seguir pasando frío entre chascarrillos y bocinazos! Eso sí, todos decían estar sorprendidos por el gran número de agentes que había, a casi uno por piquetero y no exageramos.

En esa hora y media apenas entraron tres trabajadores. Quienes se llevaron la tímida bronca de los piqueteros. No pasó de ahí. «¡No trabajes, haz huelga… Ya vendrás al sindicato cuando te echen!» les increpaban. Guardias civiles por medio.

Mientras, en la estación de autobuses todo transcurría como la seda. Era la tercera parte de la ruta piquetera. Caras de frío, de sueño, cálculos de lo que ocurriría en la calle Comercio (zona neurálgica del casco histórico y donde se prevé que haya movimiento) a partir de la apertura de los establecimientos, a las 10 de la mañana, pero poco más.

Son las 8 horas 35 minutos de la mañana cuando terminamos de escribir esta crónica.

Pero continuará…

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